
Es una órden
Bernardo Stamateas
En la historia que leímos al principio, está el rey.
Va a la casa del profeta que se estaba muriendo; fue a saludarlo.
Se puso a llorar cuando lo vio al profeta.
«Eliseo, padre mío.
» El profeta le dice: «traé unas flechas; dejá de llorar.»
Y entonces fue y trajo unas flechas y un arco.
El profeta puso las manos sobre el rey y le dijo:
«muy bien; ya puse mis manos.
Abrí la ventana; dispara una flecha.
» Tiró una flecha y el profeta dijo:
«Así dice el Señor:
Flecha de victoria has soltado; Dios te va a dar victoria sobre tus enemigos.»
El rey se quedó.
Y el profeta le dijo:
«Traé tres flechas; dispara al suelo.»
Tira una; tira dos; tira tres; y se detiene.
Cuando se detiene, el profeta enojado le dice:
«¿Por qué te detuviste?
Porque dejaste de golpear, tres veces golpeaste, entonces tres victorias tendrás.
» ¡Qué lástima!, dijo:
«Si hubieses golpeado seis, seis victorias.»
Y hoy vamos a golpear seis veces ¡
¿Cuántos estamos listos?
! Porque con tres no alcanza: tu enemigo tiene un límite, y vos tenés que golpear a tu crisis hasta que tu crisis desaparezca.
Y en la Biblia dice que hasta seis veces.
Hoy vamos a soltar seis palabras; vamos a disparar seis flechas; vamos a golpear contra nuestros enemigos, y vamos a ejercer toda la autoridad.
Porque si hemos venido a la casa del profeta, es para determinar la victoria completa.
1era Flecha: «yo sigo levantando vuelo.»
¿Qué tenés que hacer?
Siempre detrás de tus sueños va a haber cuervos:
Gente que te va a venir a molestar; gente que odia que vos sueñes lo que soñás.
Dicen que los cuervos molestan a las águilas;
Pero las águilas nunca atacan a los cuervos:
Levantan vuelo.
Porque los cuervos no pueden levantar tanto vuelo.
Yo quiero decirte:
Si hay cuervos delante de ti, levantá vuelo; volá más alto.
Yo no tengo ningún enemigo, porque Dios me ha dicho:
«Estás volando tan alto que has pasado a todos los cuervos que te han querido molestar.»
Decí: yo sigo levantando vuelo.
No pelees con los cuervos.
¿Saben cuánto vuela un águila?
Once mil metros puede volar.
Y un cuervo… no sé cuánto vuela; pero once mil metros no…
¡Los perdí de vista ya no sé cuándo!
Cuando yo era chico, en el barrio de Floresta, en la avenida donde hay una plazoleta, íbamos a jugar con mi primo.
Y me dice:
«Vamos a jugar a un juego» (mirá qué desgraciado… Saqui se llama -que todavía no lo perdoné-)
Me dice:
«El juego va a ser éste:
Yo tiro una piedra al aire y vos la tenés que mirar.
» Entonces tiró la piedra; y me acuerdo -yo era chico-, miraba la piedra; y la piedra vino a parar a mi boca… ¡me rompió dos dientes!
Vos no podes ser tan tonto:
¡Deja de mirar las piedras!
Vamos a soltar la primera flecha:
«Yo sigo levantando vuelo»
2da Flecha: «yo sigo mejorándome.»
Nunca pierdas tiempo tratando de ganarte a tus críticos.
Nunca pierdas tiempo tratando de aclararles.
Seguí creciendo.
Todo sueño tiene su enemigo:
El sueño de David despertó el odio de su hermano;
El sueño de José, el de sus hermanos;
El sueño de Aarón; el sueño de Jesús, los saduceos.
Siempre los soñadores levantamos vuelo, antes que quedarnos con la duda:
«¿Y si lo hubiese logrado..?;
¿Y si hubiese podido..?
No importa que nos caigamos; somos águilas:
Volveremos a levantar vuelo otra vez.
¡Que ladren!
Yo sigo mejorándome; superándome; invirtiendo tiempo en mí.
Siempre los críticos hablan, pero lo importante no es lo que ellos dicen.
Porque ellos siempre son los número dos; lo importante es lo que te dijo antes el número uno: qué dijo Dios.
En la Biblia hay una ley que dice:
Cuando vos querés saber el significado de una palabra, tenés que buscarla la primera vez que aparece;
Lo importante es la primera.
Lo importante no es lo que te dijo el critico, es lo que te dijo el Señor.
Cuando alguien te dice:
«No lo vas a lograr», vos le decís «esa es la segunda palabra; porque la primera me la dijo Papá:
Te bendeciré y serás de bendición,»
Cuando te digan:
«No lo vas a alcanzar», esa es la segunda; porque la primera dice:
«Todo lo que hagas te saldrá bien, y yo no me muevo por la segunda; yo me muevo por lo primero que Dios me habló.
Y Dios me dijo:
«Todo, todo, todo me saldrá bien.»
Decí:
«Sigo levantando vuelo»; «sigo mejorándome.»
3ra Flecha: «sigo practicando.»
Seguí practicando. «Pero me sale mal…», seguí practicando.
Había un arquero que quería dar con la flecha en la luna.
Todos se reían; nunca lo logró …
¡Pero fue el mejor arquero de la ciudad!
Soñá cosas grandes; seguí practicando.
Dice que fue un hombre fue a un sabio y le dijo:
«Maestro,
¿Cuál es el camino hacia el éxito?»
Y el sabio le respondió:
«Allí.»
El hombre fue; se cayó en un pozo; salió del pozo y volvió.
Y le dijo:
«Maestro, perdón:
¿Cuál es el camino al éxito?»
«Allí», respondió nuevamente el sabio.
El hombre volvió a ir; se cayó en el pozo y volvió otra vez.
Y le dice:
«Maestro, ¿cuál es el camino al éxito?»
«Allí.»
«Pero allí siempre hay un pozo, y siempre me caigo»
Y el maestro le respondió:
«Allí; un poquito después del pozo.»
¿Sabés dónde está tu éxito?
Ahí; de donde te caíste, un poquito después.
Levántate; practica; mejórate; seguí adelante; seguí disparando.
Porque vos vas a determinar el nivel de victoria que querés en tu vida.
No estamos acá para soltar una flecha;
Estamos acá para determinar, en el mundo espiritual, la victoria completa para nosotros, para nuestra familia y para nuestra ciudad.
Había uno que era de presencia de Dios («¡aleluya, gloria!») y en el trabajo lo gastaban:
«Ahí viene ‘Jesusito’…»
Y Jesusito de acá, Jesusito de allá.
Un día el muchacho se enfermó y se estaba muriendo; y mandó a llamar a las dos personas que lo torturaron toda la vida.
Cuando llegaron a la casa:
«Quiero decirles algo muchachos:
Ustedes tienen razón.
Yo toda la vida quise ser como Jesús.
Y les doy gracias por cumplir mi sueño…»
«¿Qué sueño, Jesusito…?»
Le dicen. «Morir entre dos ladrones.»
Decí:
Voy a practicar.
¿Cómo hace uno para practicar?
Es muy fácil:
El noventa por ciento de nuestras reacciones son automáticas.
El noventa por ciento de nuestras reacciones son hábitos.
Un hábito es ‘piloto automático’:
«Cómo estás bien acá estamos luchando cómo te va y…acá-estamos en la lucha está muy-difícil…»
¡Es automático!
La mediocridad es automática;
La queja es automática.
Hay personas que vos te encontrás y sabés que tenés que salir de ahí porque te van a decir todo su drama; le sale solo… es automático.
Hay personas que van manejando; se le cruza uno y dicen:
«¡Tonto!
¡Mirá lo que haces!»
Es automático.
Tenemos que identificar el piloto automático y ahí poner bendición.
Vas manejando:
Salmo 48. Practicá.
Vas a decir «Gloria a Dios»: «sos un tonto…»
«Gloria a Dios» «correte tonto…»
«Gloria a Dios». Ahora vas a decir:
«Voy por más; nadie me va a detener.»
«¡Gorda, vaca!»
Vos decís:
«nadie me va a detener».
Cuesta; te da ganas de insultar, porque te sale el ‘piloto automático.’
Por eso en la Biblia dice:
«Repite la palabra; repítela al acostarte; al levantarte.»
Repetí:
«Me va a ir bien; todo lo puedo en Cristo; yo soy vencedor; Cristo está conmigo»
Repítelo hasta que se te haga ‘piloto automático.’
Y cuando alguien venga y te diga:
«te va a ir mal»; vos decís: »
Gloria a Dios; Dios está conmigo; todo me saldrá bien.»
Practicá tu bendición;
Practicá hábitos de fe; practicá hablar bendición.
¿Por qué acá nosotros decimos: «¡levantá la mano!», y vos decís: «otra vez; con el calor que hace…»
Decí: «yo voy a practicar».
4ta Flecha: «yo sigo dando combustible.»
¿Cuántos somos papás?
Decí:
Mi tarea es darle a mis hijos combustible.
¿Sabés qué es combustible?
Palabras de fe.
Dejá de insultarlo («¡tonto!»); no…
Dale palabras de fe:
«Lo vas a lograr;
Dios está con vos;
Creemos en vos;
Dios te ha escogido para cosas sobrenaturales.
» Sembrale combustible de fe;
Porque el combustible es el material con el que nuestros hijos van a dialogar con ellos mismos.
¿Sabés con quiénes más hablamos?
Con nosotros mismos.
Y hay muchos diálogos internos negativos, porque nadie nos puso palabras de fe;
Nos pusieron palabras negativas;
Nos pusieron palabras de miedo.
Pero nosotros donde vayamos tenemos que sembrar palabras de fe.
¿Por qué a esta iglesia la llaman de todos lados?
Quieren que vayamos a dar charlas…
Porque la gente, por ejemplo, viene de ‘Utilísima’ y acá ve otra atmósfera.
Porque acá damos combustible; acá sembramos palabras de fe; acá hablamos palabras de Dios.
Yo no sé cuál es tu guerra; pero yo voy a sembrarte palabras de fe; no importa lo que pase, si hoy estamos acá no es para soltar una flecha al aire, sino para determinarnos alcanzar la victoria completa.
David agarró una piedra; le tiró a Goliat y Goliat cayó.
Pero no fue la piedra; fue la palabra que acompañó a la piedra.
David dijo:
«Filisteo incircunciso; provocaste al Señor; ahora Dios te va a poner en mi mano.
» Y agarró una piedra…
¡Si hubiese tenido un biberón le pegaba con eso!;
Porque no era la piedra, era la palabra.
Vos no podés ir a la batalla sin combustible, sin palabra, sin promesa.
Tenemos que oír menos radio, menos televisión, menos diario, y más Palabra, Palabra, Palabra, Palabra, para llenarnos de combustible.
Porque a la hora de la prueba no le vas a decir:
«Goliat: dice canal trece; o dice en C5N…»
Moisés no tuvo combustible de sus padres.
Cuando Moisés creció, se encontró con Dios, y Dios le dijo:
«Quiero que libertes a mi pueblo»; y Moisés le respondió:
«¿Quién soy yo?»
No sabia quién era…
«No sé quién soy.»
Nadie puso palabras de fe; y yo sé que a muchos de los que están acá sus padres nunca les pusieron combustible.
Pero eso ya pasó, y Dios te va a levantar para que vos establezcas una nueva paternidad:
No lo hicieron con vos, pero vos tendrás el privilegio de que a partir tuyo todas las generaciones tengan palabras de fe que salgan de tu boca.
5ta Flecha: «yo sigo expandiéndome.»
El enemigo te quiere achicar; cuando tenés un problema vos tenés que expandirte.
Hay gente que consigue algo y lo retiene; no lo sueltan.
Dicen: «esto es mío.»
No pueden delegar.
Hay pastores que nunca levantaron otros pastores, porque tienen miedo; por eso no crecen y retienen.
Dicen: «esto es mío.»
Pero cuando tenés mente expansionista, vos creces; empezás a soltar; empezás a delegar; empezás a formar; no tenés miedo.
Dicen que en una olla, un roble crece hasta que la olla se llena de raíces;
Y no crece más, porque las raíces no tienen más lugar en la olla.
¿Sabes qué hace Dios?
Te saca de la olla; te saca de la maceta.
Vos tenés que entender la diferencia: cuando el diablo te roba algo, y cuando Dios te saca de la maceta.
La otra vez vino un muchacho que se está congregando acá en el ministerio hace poquito, y me dice:
«Bernardo, me cambié de iglesia; estoy por perder la casa; no tengo trabajo…
» Y yo le dije:
«Dios no sólo te cambió de iglesia:
Te va a cambiar de trabajo, y te va a cambiar de casa.»
Porque vos tenés que entender que hay ‘mudanzas de Dios’;
Y aunque duela salir de la macetita, eso es porque Dios te va a plantar en medio de las corrientes de las aguas.
Porque vos sos como el pino:
Dicen que el pino puede soportar un rayo que incendiaría Nueva York; el pino lo soporta.
Dentro tuyo está el potencial.
Lo que te pasa es que te metieron en una macetita, por eso no creciste más.
Y Dios te va a romper la maceta de tu trabajo, la maceta de tu barrio, la maceta de tu casa, la maceta de tu líder;
Dios te va a poner en medio de la abundancia.
Continuará
HOLA TENGO 25 AÑOS Y ES LA PRIMERA VEZ QUE LEO ALGO DE STAMATEAS.ME HAGARRO CURIOSIDAD PORQUE VI A MI HERMANA MAYOR LEER ALGO APARTE ELLA SIEMPRE HABLA DE BERNARDO.LO QUE LEI ESTOY SEGURA QUE ME HACE FALTA Y LO VOY A PONER EN FUNCIONAMIENTO(VOY A DEJAR QUE DIOS ROMPA LA MASETITA).MUCHAS GRACIAS