
Es una órden
6ta Flecha:
«Yo sigo ejerciendo autoridad».
¿Cómo se ejerce la autoridad espiritual?
No se ejerce gritando ni volviéndose loco;
La autoridad espiritual se ejerce ordenando.
Decí: ordenando.
Yo tengo autoridad para ordenar a la enfermedad.
Vos tenés que saber cómo orar por la enfermedad.
Por la enfermedad no se ora así:
«Padre, sana si tú quieres.»
«Oh, cáncer vete, Señor si tú quieres…» No; no… ¡no!
A la enfermedad se le ordena.
Jesús dijo:
«¡Sé sano!; ¡sé limpio!; ¡quiero!;
¡Levántate!»
Le dio orden a la enfermedad.
Le tenés que ordenar a las tormentas;
Tenés que ordenar.
Cuando Jesús se levanta de la barca dormido, no dice:
«Oh Padre; calma la tormenta» ¡No!
Le habla a la tormenta.
Jesús dijo:
«¿Ves esa montaña?
Se va a mover cuando le hables.»
Jesús no dijo:
«Vamos a orar… Padre, mira la montaña; muévela…» No, no, no.
¿Sabés por qué está ahí esa montaña?
Porque alguien la puso con palabras;
Y alguien con palabras de fe la va a mover.
Todo se establece con palabras y todo se remueve con palabras.
Vos tenés que ejercer autoridad; pararte en tu deuda y decile:
«Deuda te cancelo en el nombre del Señor»;
«Enfermedad te seco en el nombre del Señor»;
«Cáncer no tenés más autoridad sobre mí en el nombre del Señor.»
Vos tenés autoridad para ordenarle a las bendiciones que vengan a tu vida.
«Dinero; seis mil pesos:
Te ordeno que vengan en esta semana»;
«Ordeno al coche que venga ahora»; a mi casa:
«Casa te ordeno que te limpies y te prepares porque voy a habitarte.»
Esa es la gente que ejerce autoridad; que sabe, que sabe, que sabe, que Dios le ha dado autoridad.
Deci:
Tengo autoridad sobre la enfermedad, sobre los problemas y sobre las bendiciones.
En esta semana le vas a hablar a la cosa; le vas a hablar al problema.
Porque, explicame algo:
¿Qué rayos tiene que ver tirar una flecha con ganar una victoria?
Porque el profeta le podría haber dicho:
«¿Querés ganar la victoria?
Bueno; andá y conseguite las mejores armas»
Pero el profeta le fue a enseñar al rey; le dijo:
«Rey, vos sabés sobre autoridad natural, pero no sabés sobre autoridad espiritual.»
Y entonces el profeta le enseñó que autoridad espiritual es antes que autoridad natural.
Cuando el rey fue a la casa del profeta, éste le dijo: «tirá una flecha; ahí está la victoria»
Porque la victoria se gana en privado.
Hoy estamos en la casa del profeta; el profeta es el Espíritu Santo; y hoy estamos acá; acá se determina tu victoria.
Yo no puedo tirar flechas por vos.
¿Por qué Eliseo no agarró las flechas y le dijo:
«Mira, yo te voy a tirar una flecha, victoria sobre los enemigos».
«Escuchá rey:
Tirá diez, así tenés diez victorias» …
¿Por qué no se lo dijo?;
¿No hubiera sido más fácil?
«Mirá: hacé esto.»
No. Dice que le dio la orden, y le dijo:
«Dispará.»
Porque Dios siempre te da un modelo; pero no hace más que eso: un modelo.
Y vos vas a determinar cuánto de ese modelo vas a usar.
Yo te suelto una palabra; vos vas a determinar cuántas veces la vas a usar.
Yo no la puedo usar por vos;
Yo peleo mis batallas, y yo sé que mis victorias las gano a solas con Dios.
Yo no salgo a la guerra sino estuve con papá antes.
Y me reúno con él; y papá me dice:
«A ver Bernardo:
Decime qué va a pasar en la guerra.
» Yo le digo a Dios:
«Dios, evaluá el nivel de mi fuerza, de mi convicción y de mi autoridad»
Y cuando yo estoy seguro y Dios mira eso, Dios dice.
«Te voy a respaldar.»
Porque el viernes dije:
«Yo ejerzo autoridad, Dios mueve su poder.
Dios no mueve su poder hasta que yo no ejerza autoridad.»
Cuando Moisés llegó al Mar Rojo y venían los egipcios, Moisés dijo:
«Señor, ayúdanos.»
Y Dios dijo:
«¿Por qué clamas a mi? ¡Marchá!» O sea:
«Tomá autoridad sobre tu mar.»
Cuando Moisés puso el pie, ejerció autoridad; Dios bajó con su poder y le abrió el mar.
O sea: Dios no ejerce poder hasta que no ejerzamos autoridad.
Quiero decirte algo maravilloso:
También tenemos autoridad para ordenarle a la gente;
¡Qué bendición!
Porque nos han ordenado para destrucción; nos han mandado para exigirnos, para manipularnos.
Pero hay una autoridad que tenemos para ordenar bendición.
Dios le dice a Josué:
«Te mando que te esfuerces…»
¿Sabías que vos tenés autoridad para mandarle a tus hijos?
Vos le vas a decir:
«Yo te mando que seas millonario; te mando que te vaya bien.»
Pero no es una exigencia, ni un grito autoritario. No, no, no.
Es autoridad espiritual.
A Lutero se le había enfermado su asistente Federico, y se estaba muriendo.
Le escribió una carta a Lutero:
«Lutero, me muero; me voy con el Señor.»
Y Lutero le respondió por carta:
«Te ordeno en el nombre de Jesús que vivas, porque todavía te necesito;
El Señor nunca me dejará oír que estás muerto.
Ésta es mi voluntad, y que se haga mi voluntad; porque lo único que busco es glorificar el nombre del Señor.»
Cuando yo leí esa carta dije: «como Lutero dice ‘es mi voluntad’, estaba ejerciendo autoridad.»
Cuando Jesús caminaba, le ordenaba a la gente:
«sé limpio; camina en victoria; sé libre; sé próspero.»
Vos tenés que ejercer autoridad para bendecir; y cuando Dios te da una orden decile: «así será Señor.»
Por eso hoy me vine mandón; este mensaje se llama: «es una orden»…
«Yo te ordeno que prosperes.
Yo te ordeno que toda tu casa esté bendecida.
Yo ordeno que tus manos traigan bendición al ciento por uno.
Yo ordeno que viajes, que disfrutes de la vida.
Yo te ordeno que camines sin culpa.
Yo te ordeno que disfrutes de la vida.
Yo te ordeno que Jesucristo sea tu Señor.
Yo te ordeno que camines en gloria.
Yo te ordeno que seas sal y que seas tierra.»
Hoy hemos venido a la casa del profeta.
Yo te suelto una palabra; pero vos vas a determinar hasta cuándo y hasta dónde vas a golpear.
Solamente vos vas a determinar el nivel de tu victoria.
Y si hoy Dios te ha traído, yo ya he soltado una palabra.
Ahora te resta a vos que la golpées; que golpées en el mundo espiritual, y digas:
«Yo sigo levantando vuelo;
Yo voy a seguir mejorando; yo voy a seguir practicando;
Yo voy a seguir dando combustible;
Yo voy a seguir expandiéndome; y yo voy a seguir ejerciendo autoridad espiritual; nadie me va a detener.»
Hoy estamos acá para que el Padre vea que hemos venido determinados a ver la victoria en todas nuestras crisis.
Estamos determinados a que nuestros hijos salgan de la droga;
A que el suicidio no nos toque; a que la muerte no golpee nuestro hogar; a que el cáncer se vaya.
Estamos determinados a expandirnos, a prosperar, a multiplicarnos, a caminar en victoria.
Si estás listo, decile: «sí Señor; voy a seguir; voy a seguir; voy a seguir; voy a seguir.»
Tenés que ejercer autoridad espiritual, que es la convicción interna de que lo que Dios te prometió, así será.
En este mes vamos a ordenar; vas a sacar al ‘mandón’ que está dentro tuyo; pero no para manipular, ni para exigir; sino para ordenar.
Le vamos a ordenar a las finanzas.
¿Ya tenés los valores, los números?
Ordenále que vengan a tu bolsillo.
¿Tenés la marca del coche?
Ordenále que venga.
¿Tenés la casa, el barrio donde va a estar, y cuántas habitaciones tendrá? Ordenále.
¿Tenés una tormenta?
Ordenále que se vaya.
¿Estás enfermo?
Hablale a tu enfermedad; decile:
«Enfermedad hasta acá llegaste; se terminó.
Hoy estoy en la casa del Padre; yo te ordeno en el nombre de Jesús que te vayas.»
Ordenale a tu tormenta que se calme; ordenále a la droga que te suelte; ordenále al espíritu de muerte que se seque; ejercé autoridad.
Llamá a tu familia; decile:
«Te ato y te ordeno que prosperes.
Hijo te ordeno que sueltes la droga, y te ordeno que seas bendito, bendita tu entrada y tu salida, bendito tu acostar y tu levantar, bendito el fruto de tus labios y el fruto de tu vientre.»
Hoy estamos acá para soltar flechas para determinar victoria.
Yo sé lo que te estoy soltando.
¡Gloria a Dios!
Ya es momento que salgas de la tonta sumisión; si alguien ejerció mal autoridad sobre vos, es tiempo que salgas de eso y digas: «yo sé quién soy; yo sé quién está conmigo; yo sé quién me llamó; yo sé adónde voy; no me voy a detener. Yo sigo, yo sigo, yo sigo.» Vamos a golpear: «yo sigo, yo sigo, yo sigo.» Golpeá, golpeá, golpeá. «Yo sigo, yo sigo, yo sigo.»
Todo se ejerce con autoridad.
Antes de ir a una batalla tenés que estar a solas con el Señor y decirle:
«Señor yo estoy dispuesto a ejercer autoridad.»
Y vas a golpear seis veces; esto es profético.
Antes de ir a un lugar, a solas vas a golpear seis veces, como un símbolo de que no te vas a detener hasta ver la victoria.
Durante años la iglesia no ejerció autoridad le decíamos:
«Señor, haz algo…» Y Dios decía:
«No; ¡ustedes hagan algo!
Ejerzan autoridad, para que yo descienda con mi poder.»
Durante años fuimos tan lastimados por ‘pseudo-gente de autoridad’;
Por psicópatas; por monos con navajas; y entramos en una cosa de sumisión…
«Bueno; Dios dirá»; «que Dios lo oiga pastor.»
Pero vos tenés autoridad.
Toda autoridad le fue dada a Jesús…
¿Cuánta le quedó al diablo?
Ninguna; porque toda le fue dada a Jesús.
Y Jesús nos la delegó a nosotros, Cuando vos hablás ‘en el nombre de Jesús’, vos vas de parte de Jesús; es autoridad delegada, y es autoridad representativa.
Porque cuando vos decís: «en el nombre de Jesús», no es ‘abra cadabra…’ ¡Estás diciendo como si Jesús mismo lo dijese!
Esta semana vamos a ejercer autoridad, y le vamos a ordenar a lo malo que se vaya, y a lo bueno que venga;
Porque todo lo que ates, será atado; y todo lo que desates será desatado.
Tenemos autoridad sobre todo principado y potestad.
El diablo es ‘alfombra debajo de los pies’ y el mundo está gimiendo.
Dios le dijo a Josué:
«Te ordeno que pises con autoridad.»
Cuando salgas de acá, caminá con autoridad;
Lo que toques hacélo con autoridad, y lo que hables hacélo con autoridad.
Autoridad no es gritar;
Es la convicción interna que lo que Dios prometió, así será.
¿Hay gente con autoridad en esta semana?
Te ordeno que te vaya bien; y te ordeno que alcances todos los sueños, porque para eso Dios nos diseñó.
¡Gracias Jesús!
Bernardo Stamateas
Deje una respuesta