La ley del acuerdo
Por Bernardo Stamateas
Marcos 3:1
«En otra ocasión entró en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano paralizada. Algunos que buscaban un motivo para acusar a Jesús no le quitaban la vista de encima para ver si sanaba al enfermo en sábado.Entonces Jesús le dijo al hombre de la mano paralizada:
Ponte de pie frente a todos.
Luego dijo a los otros:
¿Qué está permitido en sábado: hacer el bien o hacer el mal, salvar una vida o matar?Pero ellos permanecieron callados. Jesús se les quedó mirando, enojado yentristecido por la dureza de su corazón, y le dijo al hombre:–Extiende la mano.
La extendió, y la mano le quedó restablecida. Tan pronto como salieronlos fariseos, comenzaron a tramar con los herodianos cómo matar a Jesús.»
Seguiré ejerciendo autoridad a través de la ley del acuerdo; declaro que todo lo que estaba seco, paralizado y muerto en mi vida, será resucitado, bendecido y prosperado…¡amén!
Estuvimos hablando en estos días sobre la autoridad; hablamos el viernes sobre atar y desatar; el domingo pasado hablamos sobre ordenar; y hoy vamos a hablar sobre la ley del acuerdo.
«Tengo autoridad para ponerme de acuerdo en lo que necesito.» Uno se puede poner de acuerdo para odiar a alguien, se puede poner de acuerdo para chismear de alguien, ponerse de acuerdo para estudiar con alguien, se puede poner de acuerdo para salir con alguien, o se puede poner de acuerdo a través de la fe para traer un milagro a su vida. Quiero hablarte sobre cómo funciona el acuerdo de fe; nos vamos a ir con algo práctico y lo vamos a aplicar en los días que nos resta de este mes; porque este va a ser el mes de las grandes decisiones, que traen grandes bendiciones.
Antes de hablar del acuerdo de fe voy a hablar sobre cómo funciona; voy a hablar algo sobre fe. Porque todo lo que sucede en el mundo espiritual es por fe. Dios habla fe, espera que yo hable fe; Dios se mueve por fe, los milagros vienen por fe, y todo lo que no es fe -dice Pablo- es pecado, no sirve. Voy a hablarte sobre cómo funciona la fe y luego vamos a estar hablando sobre cómo hacer el acuerdo de fe.
1) Fe es imaginarse algo jugando.
¿Saben quiénes tienen la fe más pura? Los niños. Un nene agarra un cochecito y lo mueve, hace el ruido y pasa su autito por encima… ¿qué es eso? Eso es fe en estado puro. El nene está viendo un auto de verdad. ¿Qué tenemos que hacer nosotros? Volver a nuestra niñez. Fe es que te imagines tu sueño y te diviertas; fe es que te imagines lo que querés lograr; ¿querés ser modelo? tenés que imaginarte que sos modelo y jugar a ser modelo. ¿Cuántos no tienen auto? Agarrás dos latitas cuando llegues a tu casa, y decí: «¡vamos de paseo… pi, pi, pi, en un auto lindo…»; y te pones a jugar; porque vos tenés que jugar con tus sueños. Imaginarte que viene lo mejor… fe es imaginarte tu sueño mientras te divertís.
El diablo no entiende fe, el diablo no sabe lo que es la fe, porque el diablo funciona por lo que ve. Cuando vos decís «lo que no veo lo voy a ver», eso es fe. El diablo no lo entiende, por eso cuando apareció Jesús le dijo: «si eres hijo de Dios haz que las piedras se hagan pan.» Jesús podría haber hecho con la montaña un pan francés con salame y mortadela; pero Jesús le dijo: «vos querés ver, pero yo no funciono por lo que se ve sino por lo que no se ve.» El diablo es un espíritu caído, él no sabe lo que es fe. Cuando vos declarás que lo que no tenés lo vas a tener, él no te entiende; cuando vos decís: «hoy no tengo el auto, pero lo tengo porque lo veo en el espíritu», el diablo no te entiende. Decí:
«fe es imaginarse algo jugando.»
¿Cuántos tenemos sueños? Jugá con tu sueño… a algunos no les gustó… «yo no vengo para ‘jugar’… hmmm». Dios va a hacer que te diviertas, porque los nenes agarran un palo y es un cohete; eso es fe. Después crecemos y decimos: «no, eso no es un cohete; eso es un palo nada más.
Dios nos va a poner en el escenario.
Escuchaba la otra vez de un muchacho que se convirtió al Señor y estaba re-contento y con todas las fuerzas, como cuando recién conocemos al Señor; estaba imparable… «¡Y gloria a Dios!» Y entonces fue a predicar a una iglesia; cuando terminó de predicar, la gente que lo había invitado lo llevó a cenar, y luego a la casa para dormir.
Al otro día se tenía que ir en avión. Llega re-contento, se mete a la cama a dormir, y a eso de las tres de la mañana abre un ojo y dice: «acá hay algo raro…» y cuando mira en la esquina de la habitación… un demonio grandote moviéndose. Se para y le dice: «diablo estás avergonzado, porque hoy prediqué en la casa de Dios y gané gente para Cristo; te ordeno que te vayas»; y el demonio no se movía.
«Diablo vete en el nombre del Señor» y el demonio no se movía; y el hombre dice: «ah, no me querés obedecer; yo tomé los seminarios de Stamateas, te ato y te reprendo en el nombre del Señor» y el demonio no se movía. Así que se para sobre la cama: «¡te echo de la habitación; no me voy, te vas a ir vos, porque yo soy un hijo de Dios y me vas a dejar descansar, porque a las seis de la mañana tengo que tomar el avión; ¡te vas a hora!» y no se iba el demonio.
«Aaaah, ¿no te vas espíritu mudo?, ¿no me hablás? ¡te vaaaas…!» y le empezó a hablar en lenguas, a reprender, dos, tres horas. Y por la ventana empezó a verse el amanecer; y cuando entró las luz….¡era un sobretodo! El tipo estuvo tres horas reprendiendo un sobretodo.
Dios te va a poner en situaciones graciosas para que aprendamos a divertirnos con la fe.
Dice el pastor Jesse Duplantis que estaba en un aeropuerto y había una persona que puso una monedita en las máquinas para sacar un ‘hot-dog’, un pancho; y puso la monedita y la máquina no le daba la salchicha. Y empezó a golpear la máquina, «dame la salchicha…» Y al pastor Jesse Duplantis -un gran pastor norteamericano- el Espíritu Santo le dice: «decile que tiene que orar para que reciba el pancho»; y el pastor dice: «Señor, decícelo vos; yo ni loco, el hombre está muy enojado…», «Jesse, andá a decírselo.»
Entonces se acerca; y había otro sentado por ahí mirando; el hombre seguía golpeando la máquina. Duplantis le dice: «discúlpeme… ¿probó con la oración?»; «¿con qué?», «con la oración»; ¿qué oración? ¡si yo ya puse la moneda!» Y el Espíritu Santo le dice: «orale vos a la máquina.» «A ver; déjeme a mí» dice el pastor. («Señor, más vale que salga la salchicha -por dentro oraba el pastor). Así que… «salchicha: te ordeno que caigas ahora; diablo suelta la salchicha de mi amigo» ¡…y cayó la salchicha! Y el que estaba sentado ahí cerca le dice: «pastor ore para que tire una para mí», «¡tómatelas!; si querés otro pancho ¡poné una moneda!»
Fe es imaginarse algo jugando.
Fe es saber que todo será terminado.
No importa lo que te pasa en el medio del camino; todo lo que Dios te prometió, Dios lo va a terminar. ¿Sabes qué quiere decir terminar? Terminar no es cuando tenés el auto; terminar es cuando el auto ya está pagado; terminar no es cuando tenés la casa, es cuando no hay deudas sobre la casa. La Biblia dice: «el que comenzó a darte las cosas, Él va a completar absolutamente todo», y eso es fe.
¿Habrá gente de fe en este día?
A veces Dios nos guía, a veces Dios nos habla, pero a veces Dios no dice nada y nos va corriendo los obstáculos sin decirnos nada; y cuando uno mira para atrás dice: «wau, de cuántas cosas me libró el Señor que ni me enteré.» Tranquilo; si Dios no te está hablando es porque está moviendo situaciones, y cuando mires para atrás vas a decir: «el que empezó en mí la obra la va a terminar en bendición.»
¿Sabés cuánto dura una bendición de Dios?
Doscientos cuarenta años, tres generaciones de ochenta: Abrahán, Isaac y Jacob; 8 x 3 = 24. Cuando Dios te bendiga, reclamá la bendición generacional: «Padre, termina las cosas en mi vida por doscientos cuarenta años de bendición», porque Dios va a bendecir tu vida, a tus hijos y a los hijos de tus hijos.
Yo no elijo las batallas que vienen a mí muchas veces, pero yo elijo el resultado. Yo no elijo siempre las batallas que vienen a mi vida, pero yo siempre elijo resusultados: «todo lo que haga me saldrá bien»; no importa lo que pase en el medio, Él es el alfa y Él es la omega, y el que me llamó me va a bendecir completamente.
Continuará
La ley del acuerdo me gustó y reconfortó.
Gracias.
Gracias me encantó así como también Alejandra me ayuda much¡¡¡ Gracias pastor !!!