Jesús vino a hablar de Amor no de Física Cuántica
Ciencia y Espiritualidad
Vida Positiva asistió a la Conferencia de BRAD HUNTER sobre Física Cuántica
No es tiempo de pensar en cambiar el auto, sino de pensar en cambiar nuestras vidas.
‘No es tiempo de pensar en cambiar el auto, sino de pensar en cambiar nuestras vidas’…
‘La física cuántica es la llave para lograr este cambio…’
Con esta y otras frases del estilo, resume el periodista la importancia de conocer qué es y cómo funciona esta nueva ciencia, que está encontrando respuestas que superan nuestro entendimiento.
Todos nos preguntamos cuál es nuestro propósito en la vida, por qué y para qué existimos en este universo.
Se dice que la física cuántica es ‘la ciencia de Dios’ y Brad Hunter logra contagiar, mediante la explicación racional de la ciencia, el sentimiento de que somos parte de algo más grande y maravilloso.
Sin embargo no nos damos cuenta de que estamos alejándonos de nuestra fuente creadora, resistiéndonos a los cambios naturales de la evolución que se están manifestando y que nos harán autoseleccionarnos como parte de ese cambio o simplemente autoexcluírnos como especie.
El universo no sabe de bien o mal, simplemente se es funcional o no a la creación y por evolución es autodescartado.
‘Jesús vino a hablar de amor, no de Física Cuántica….’
Si bien los grandes maestros espirituales siempre nos hablaron de amor, el hombre como ser espiritual con una mente racional, necesita descubrir y conocer las herramientas desde el raciocinio para poder entender y conectarse con su parte espiritual.
La ciencia está descubriendo el poder real del amor como la energía más poderosa que existe.
La presentación se inició explicando los fundamentos de la física cuántica y definiendo al universo como un gran iceberg, del cual nosotros solo vemos la punta, que es nuestra realidad física.
El resto del iceberg pertenece al ‘Reino Cuántico’.
El universo está compuesto por un 4% de materia, medible y visible.
El restante 96% es la llamada ‘materia oscura’ y/o ‘energía oscura’ (se cree que son lo mismo) que en realidad conforman la matriz o ‘sopa cuántica’ de información de la creación, que existe en un espacio multidimensional y se compone de energía en estado natural.
La materia en si misma es 99.9% vació y el resto es energía condensada en formas densas de luz, o sea que simplemente… estamos hechos de luz.
Más adelante expuso las nuevas teorías acerca del ‘holograma cuántico’ -‘vemos el universo en la forma que es porque nosotros existimos’ [Stephen W. Hawking. Historia del Tiempo: Del Big Bang a los Agujeros Negros.
Cap. VIII, El Origen y el Destino del Universo-, que sería algo así como ‘la película que nosotros mismos proyectamos de nuestra realidad’.
El ser humano, como ser de energía consciente, puede transformar el holograma cuántico y cambiar la realidad.
Somos el ‘observador’ y como tales somos ‘partícipes’ del proceso, por lo tanto por el sólo hecho de observar estamos modificando lo observado.
Todos estos conceptos estarían grabados en nuestro ADN, el cual se comporta como una red de terminales que se conectan a esa ‘sopa cuántica’ o red no-local, mediante procesos muy avanzados y complejos, por medio de alfabetos o códigos, que al ser ordenados por la conciencia nos traen ‘el libro ya escrito’.
Se vió tambien el peligro que representa la experimentación del hombre, al crear en el acelerador de partículas Large Hadron Collider (LHC), un modelo que permitiría descomponer partículas subatómicas para luego medir los residuos en busca del ‘bosón de higgs’ o ‘partícula divina’, la cual se encargaría de dotar de masa a la materia.
Este experimento podría crear un ‘agujero negro’ en la tierra y un vacío cuántico, disgregando la energía comprimida en materia y devolviendola a su estado natural.
Cabe señalar que se está produciendo artificialmente un campo magnético 8 veces superior al del planeta en un espacio de unos 27 km. de longitud, situado a 100 metros bajo tierra en la frontera entre Francia y Suiza, en el que los electrones y positrones son inyectados y acelerados hasta la colisión mediante el uso de cavidades de radiofrecuencia.
Brad Hunter afirma que ‘somos computadoras cuánticas’ y que ‘la energía más poderosa es el amor’, ya que podemos absorver, procesar y devolver a la creación energía (este proceso se llama ‘embonar’) en forma de amor, que es la forma más poderosa y lo que nos diferencia de otras especies a nivel evolutivo.
En resumen, se vienen tiempos de cambios muy profundos a nivel de la galaxia... ya se está registrando actividad solar por encima del promedio habitual, el planeta se está manifestando devolviendo energía en forma de desastres naturales y la humanidad parece empezar a despertar de un sueño muy pesado, donde nuestra arrogancia, falta de humildad y de respeto por la naturaleza, nos puede llevar a desastres inimaginables.
¿Estaremos, como especie, a la altura de los acontecimientos para pasar a una nueva dimensión en la escala evolutiva?
Si ‘infectamos’ el campo cuántico con energía positiva, con amor y sin miedo, seguramente pasaremos el ‘exámen’ como especie.
Debemos dejar el miedo de lado...
El miedo paraliza y lleva al odio, no le demos cabida al miedo.
Somos capaces de recrear nuestra realidad.
La fe de hecho es una de las formas más poderosas de hacerlo, por algo el viejo dicho:
‘La fe mueve montañas’.
Es hora de que la humanidad entienda que tenemos que cambiar de paradigmas, debemos cambiar la civilización del petróleo y la depredación de los recursos naturales por las energías renovables, no contaminantes y ser autosustentables, deshacernos del miedo y dar lugar a la creatividad, el amor, la compasión y la tecnología aplicada con responsabilidad para una nueva era que está por venir.
Martín Leonetti. VPC.
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