La Luz Oculta – Carmen Santiago

Carmen Santiago

CARTA A LOS GRUPOS

LA  LUZ  OCULTA

La vida me permitió regresar, junto a mi amiga Gladys Valdez, a uno de los lugares del planeta en donde, según mi percepción, se toca el cielo.

Es un pueblito perdido en las montañas de Nilagiris, al sur de la India, en el distrito de Tamil-Nadu.

Su nombre es Kotagiri.

Tiene una altitud de 1.793 metros sobre el nivel del mar, el aire más puro que puedas imaginar y las frutas más deliciosas.

En los éteres de las montañas de Nilagiris, se encuentra uno de los:

Centros espirituales más potentes del planeta.

La morada de Agastya.

En la tradición occidental Agastya es el Maestro Júpiter, el maestro que encarna el principio universal jupiteriano en nuestro planeta.

“Júpiter une y enlaza en amistad”, dice el Maestro D.K.

Todo el universo se mantiene cohesionado y equilibrado debido a la energía Jupiteriana que es la:

Energía del Segundo Rayo de Amor-Sabiduría.

El Maestro Júpiter es el Avatar de Síntesis que preside sobre la era acuariana.

Se conduce a sí mismo con la fuerza triangular de los planetas Neptuno, Mercurio y Júpiter.

En la Sociedad Teosófica se le conoce como el Maestro de Nilagiris y en la tradición Védica como el Sabio Agastya.

Se dice que su morada está en la estrella Sirio aunque funciona para la Tierra desde las Montañas de Nilagiris.

Decidimos dedicarle seis días a este viaje a las montañas de Nilagiris.

Mi experiencia con los lugares de alta energía espiritual me ha enseñado que por lo menos se requieren tres días completos para poder entrar en un contacto más profundo.

Los primeros dos atardeceres fueron espectaculares.

Los más bellos que la vida me ha permitido observar.

Fue una danza de luz, color y ese algo especial que no se puede ni medir ni explicar pero que se guarda en el corazón cuando uno siente que la vida te hace un regalo muy especial.

Los colores, los aromas, el cielo, las flores, el verde de los sembradíos de té,

Todo nos hablaba de una profunda exaltación de la vida, esa misma exaltación que sentíamos muy adentro, que nos permitía ingresar a los espacios más elevados de la conciencia cada vez que meditábamos, cosa que hacíamos muy frecuentemente.

¡Qué fácil es contactar lo más sublime cuando el lugar en el que estás te ofrece una vibración alta y las corrientes espirituales que cruzan los éteres se hacen sentir con mucha intensidad!

Y lo más sorprendente es que uno lo vive como si fuera lo habitual, lo natural.

Cuando uno se sale de la radiación del lugar entonces cae en cuenta de lo especial del campo energético.

Kotagiri te permite vivir en un equilibrio muy profundo.

Notamos que no necesitábamos comer tanto.

Hubo días que comimos mayormente frutas.

¡Pero qué frutas…!

Comimos unas Chirimoyas (la fruta de Brahma) gigantescas y carnosas que nos mantuvieron largo tiempo sin hambre.

Y las Granadas (Pomegranate) tan dulces, rojas y jugosas que nos alimentaron tanto…

Una tarde, no habíamos almorzado y le dijimos a Nagesh, nuestro conductor, que nos llevara a un buen lugar a comer unos chapatis. (es como un pan, parecido a la tortilla mejicana pero de harina de trigo que se come con salsas deliciosas y bien picantes)

Diligentemente nos condujo a un restaurant, bastante limpio.

Los platos eran hojas de plátano muy limpiecitas y los cubiertos brillaban por su ausencia.

Al terminar le pedimos servilletas y con una amplia sonrisa nos trajo papel de revista muy bien cortadito.

¡Convengamos que es mejor que el de periódico!

Para nosotros, los occidentales, India no es sólo otro país, es casi otro planeta.

Esta vez tuvimos la oportunidad de estar más con los hermanos del lugar y pudimos apreciar su vida y sus costumbres.

Establecimos lazos de amistad más profundos.

Además de Kotagiri estuvimos en la comunidad de TAPOVANA, en las afueras de Bangalore, en donde un grupo de discípulos del Maestro Kumar tienen su ashram.

Estuvimos conviviendo con ellos y aprendiendo de su cultura y sus costumbres.

Compraron un terreno a las afueras de la ciudad y cada familia se construyó su casa de acuerdo a sus posibilidades.

Comparten en común los espacios al aire libre y el templo de oración. Como decimos en criollo, “juntos pero no revueltos”.

La India siempre me mueve a reflexión.

El Maestro D.K. dice que India “oculta la luz”.

Pienso que al tener una tradición espiritual tan rica, con tantas deidades, ritos, himnos, elementos externos de adoración, para poder hacer contacto con la sabiduría que encierra la filosofía espiritual Védica, es necesario atravesar todas esas expresiones externas que surgen de esa inmensa realidad interna.

India oculta la luz detrás de toda su exuberante y exótica tradición.

La atracción que ejerce la India en mí y que me ha hecho regresar una y otra vez no se haya precisamente en sus deidades, ni en los templos, ni en los himnos, ni en los rituales.

Está en esa luz que oculta.

Está en esos lugares, que son templos de la naturaleza como las Montañas Azules de Nilagiris; está en pueblitos como Darjeeling, desde donde se ven los Himalaya, y en especial la tercera montaña más alta del mundo, el Kanchenjunga, entrada al mundo espiritual de la Logia Trans-Himalayica.

Está en textos como el Bhagavad Ghita y su versión acuariana escrita por el Maestro Krishnamacharya.

Está en la presencia de Maestros como el Maestro Kumar y la radiación que emanan.

Y ahora está en la amistad establecida con seres tan especiales como los hermanos y hermanas de Tapovana.

Esta vez no visité un solo templo.

Y regresé con la sensación de haber tocado el cielo.

Porque tocamos el alma de las cosas y nuestras relaciones fueron establecidas desde esa dimensión.

En las Montañas Azules, el cielo parecía hablarnos.

En lugares así, si uno agudiza la percepción, recibe pensamientos semillas que contienen grandes enseñanzas cuando se despliegan dentro de uno.

Entendimos que el Maestro Júpiter une los dos mundos,

El mundo del espíritu y el mundo de la materia.

Por eso se activa cuando las circunstancias requieren de su energía.

Que su Ashram no sólo afecta los cuerpos sutiles sino los cuerpos de materia más densa porque el Maestro trabaja con la energía kundalini que tiene que ver con la sustancia, con la Madre Divina, por eso su ashram está custodiado por las Nagas que representan esa energía.

Que Kundalini es la garantía que el alma tiene de trabajar en la materia sin quedar atrapado por ella.

Que hay que reconocer las vías para activarlas.

Las amistades que se inscriben en el libro de la vida duran para siempre y son vías a través de las cuales el Plan de Dios se cumple.

Que la correcta subordinación de los cuerpos se da de la siguiente forma:

El cuerpo etérico subordina al cuerpo físico, el mental al emocional.

Es algo que ya sabemos.

Pero lo que aprendimos es que la Voluntad subordina el cuerpo mental.

Por ejemplo, si crees que no puedes hacer algo y tienes voluntad, lo haces, a pesar de la creencia.

Porque la Voluntad es un atributo divino, es el poder de Dios.

El contacto con la Naturaleza nos hizo sentir muy cerca a la Madre Divina y nos pareció ver su rostro.

Qué sorpresa nos llevamos cuando el Maestro Kumar nos dijo que la Madre Durga, (una de las manifestaciones de la Gran Diosa Madre del Universo), tiene su Fortaleza, su Castillo, en las Montañas Azules y dentro de esa Fortaleza, el Maestro Júpiter tiene su ashram.

Tocamos el cielo.

Un rayito de esa Luz que India oculta nos iluminó.

Regresé con deseos de volver.

Que esa Luz llegue a tu vida.

India la oculta y la preserva.

Esa Luz está también dentro de ti.

Y en esa Luz somos uno

Carmen Santiago
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