Hemos Evolucionado las Mujeres en las últimas Décadas – Entrevista a Pilar Sordo

¿Hemos evolucionado o involucionado las mujeres en las últimas dos décadas?

Creo que hemos ido tratando de encontrar la tendencia, hemos ido ganando espacios, absolutamente merecidos de acuerdo a nuestras capacidades, en lo público.

Y eso nos ha dado opinión, nos ha dado votos, nos ha dado posibilidades de intervenir en los procesos sociales más masivos o más públicos.

Pasó un rato, que no es el momento en el que estamos hoy día, en el que por meternos en lo público, dejamos de lado lo privado, que tenía que ver con las relaciones afectivas, emocionales, el cuidado de los hijos, etcétera.

Creo que eso ya pasó.

Creo que hoy estamos buscando o encontrando un equilibrio, que es el goce en lo privado y el goce en lo público.

Creo que hemos aprendido a cuidarnos, a darnos gustos, a tener menos culpas, a poder disfrutar del espacio privado, de poder hacer una torta en la casa y al mismo tiempo participar del ambiente laboral desde el disfrute.

En este punto creo que hemos avanzado muchísimo.

¿Y en ese proceso no nos estresamos más de la cuenta y finalmente, por abarcar mucho, comenzamos a hacer todo más o menos?

Es que yo creo que siempre una es más o menos en todo.

Creo que la pretensión de perfección es absurda e irracional.

Todo depende de cómo una haga las cosas.

Si una las hace desde el placer y desde la buena intención, igual no lo vas a hacer perfecto.

La perfección no existe y quizás uno de los errores propios de la ansiedad femenina es tratar de hacer todo perfecto para no sentirnos culpables:

Tener el cuerpo perfecto, ser la mamá perfecta, trabajar perfectamente, tener la casa impecable y eso no se puede.

Entonces, yo creo que el gran salto que nos estamos pegando las mujeres es que hemos aprendido a gozar desde la imperfección y desde ella poder darnos los espacios para las cosas que de verdad nos importan.

En eso hemos avanzado mucho.

¿En qué áreas nos falta aún por avanzar?

Por lo menos en Chile, en mayor fuerza laboral femenina.

Creo que necesitamos más redes estatales y solidarias que permitan a la gran mayoría de las mujeres poder dejar a sus hijos en forma tranquila para poder trabajar…

No cambiar plata por plata, que es lo que pasa muchas veces.

Siento que todavía las leyes son injustas, en las que todavía las mujeres ganamos menos en los mismos puestos que los hombres.

¡Hay muchas cosas por hacer!

Pero en esas cosas, creo que no podemos perder de vista los avances que internamente, en nuestras cabezas, las mujeres hemos tenido en la reconciliación con el goce, con el definir las culpas y con este equilibrio entre lo privado y lo público.

Me da la sensación que hemos ido valorando el tiempo personal.

¿Crees que hemos logrado dárnoslo?

Creo que cada día es más y en forma transversal, en los distintos niveles sociales y económicos.

Esto ya no va de la mano con el poder adquisitivo, sino que…

“Las  concesiones que le damos a lo laboral son mayores  que las emociones.”

Actualmente, hay muchas separadas.

¿Nos habremos equivocado en cómo manejamos la relación de matrimonio?

Porque claramente antes duraban más las parejas…

Pero también pudieron haber durado más insanamente.

Eso es bien relativo.

Sí creo que las relaciones de parejas están en una crisis de tolerancia gigante.

Hoy tenemos mucha menos paciencia, ambas partes tienen mayor probabilidad de tener independencia económica.

Lo que hace que las decisiones se tomen de forma más apresurada.

Creo que hoy nos falta negociar, nos falta escucharnos…

Siento que todo el tiempo que hemos invertido en nuestros trabajos laborales y todas las paciencias que tenemos en esa área, los aguantes, las levantadas temprano, las acostadas tardes.

Todos los sacrificios que se hacen en el mundo laboral, no van de la mano con los que hacemos en el área emocional.

¿Cómo así?

O sea, si yo me tengo que quedar hasta las 3 de la mañana conversando con mi marido para tratar de resolver un problema o si me quiero quedar con él hasta tarde tomándome un vinito.

Conversando y haciendo el amor, se hace mucho menos que si me tengo que quedar hasta las 3 de la mañana para entregar un informe…

Hay un tema de inversión.

Como que no hemos tomado conciencia que el amor es un trabajo y que tiene que ver con una empresa.

Y si yo quiero que esa empresa tenga rentabilidad y gane, efectivamente le tengo que dedicar tiempo.

El amor no se cuida sólo y hoy día se cuida menos solo que antes.

Porque hoy los dos estamos en actividades que de alguna manera nos hacen entender que desde la voluntad se cuidan las relaciones, es desde el amor.

Entonces, las concesiones que le damos a lo laboral son mayores que las emocionales, y por eso nos ha ido tan mal en esa área.

“Deberíamos Buscar el Equilibrio en  como pedimos el Placer”

Y en nuestra sexualidad hemos mejorado, ¿no?

Sí, yo creo que hemos mejorado en el ejercicio del derecho al placer.

Quizás deberíamos buscar el equilibrio en cómo pedimos el placer y en cómo permitimos que nos seduzcan.

Porque también nos estamos quejando de que no nos están seduciendo, pero tampoco damos mucho espacio para que eso pase.

Es como que nos tiramos nosotras encima…

Entonces, no hay una posibilidad para que ese hombre saque al macho.

Porque independiente de lo feminista que puedas ser, igual quiero sentirme contenida y seducida por el otro.

Quizás te lo han preguntado mil veces, pero quisiera saber tu opinión sobre qué:

Nos diferencia actualmente a las mujeres de los hombres.

Hay cosas que son esencialmente femeninas y otras esencialmente masculinas por siempre.

Y eso tiene que ver con la capacidad de retención que tenemos las mujeres, de retener líquidos, celulitis, recuerdos, de no botar cosas…

Versus la capacidad para soltar de los hombres, que tiene que ver con la capacidad para avanzar, para olvidarse rápido, para dar vuelta la página,

Eso es intrínsecamente femenino y masculino por los siglos de los siglos.

Ahora, eso también ha ido modificándose porque los hombres han aprendido a retener y nosotras hemos aprendido a soltar, a tal punto que a veces se generan extremos de esos aprendizajes.

Por eso muchas son de una frialdad maravillosa.

Como hay otras que han logrado equiparar la capacidad de soltar con la ternura, que es como el equilibrio perfecto.

Y también hay hombres que han aprendido a retener y que son un cacho porque se vuelven inseguros.

Entonces, nos estamos pareciendo en muchas cosas.

Nos diferenciamos en lo más esencialmente masculino y femenino.

Y lo demás se ha ido vistiendo de modernidad.

Pero en esencia seguimos esperando que si salimos con un tipo nos llame al día siguiente por más touch and go que haya sido.

Y él quiere seguir sintiéndose conquistador aun cuando sea capaz de llorar.

Creo que hay equilibrios hermosos que se están dando entre lo femenino y lo masculino.

Que nos hacen sentir que vamos evolucionando hacia puntos de encuentro que nos hacen crecer.

Pilar Sordo

 

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