Las cosas que rechaza­mos son las Partes de Nosotros Mismos que no nos Gus­tan.

«Amar a nosotros mismos»

Tú dices que nos tenemos que amar a nosotros mismos, ¿pero cómo puedo aplicar eso en una relación?

¿Cómo está eso relacionado con la institución del matrimonio, donde uno depende de la felicidad del otro?

Nosotros proyectamos mucho en nuestras parejas y siem­pre estamos tratando de cambiarlos.

Nuestras parejas somos nosotros:

Las cosas que rechaza­mos en ellos son las partes de nosotros mismos que no nos gus­tan.

A medida que nos sanamos a nosotros mismos, llegamos a amarlos incondicionalmente.

Algunas veces ellos permanecen siendo nuestras parejas y algunas veces se van; depende de las circunstancias, pero sólo al sanarte a ti mismo puedes realmente amar a otro.

Tú no puedes amar a alguien incondicionalmente si no te amas a ti mismo, porque hasta entonces, necesitas que te completen.

Necesitas que ellos cambien para ser feliz;

Eso no es amor.

El amor es feliz con él mismo.

El amor da.

No toma.

Pero tiene que venir de la conciencia.

No es bueno pretender que se ama incondicionalmente; yo solía hacer eso y …

¡Terminaba llena de resentimiento!

«Yo era una persona espiritual; ¡tenía que amar incondicio­nalmente!»

Tienes que amarte a ti misma primero; exactamente lo opuesto a lo que nos han enseñado.

Tratar de alinearse con las acciones de la iluminación, sin haberla experimentado, es una pérdida de tiempo.

No puedes concebir algo que aún no has experimentado.

Si imaginas a Je­sús, por ejemplo, te aseguro que tu idea acerca de él es errónea.

Sólo un maestro puede percibir a un maestro; no te puedes comportar como un maestro hasta que estés anclado en ese amor.

Tú tienes que ser ese maestro y ése es un lugar donde nosotros nos equivocamos a menudo.

Jesús hizo esto y Jesús hizo lo otro:

No se trata de lo que hizo; es sobre lo que él estaba siendo.

Él estaba en conciencia crística; él era puro amor.

Puro amor.

Yo terminé una relación antes de iluminarme y fue la co­sa más dolorosa de mi vida.

Yo pensé que había encontrado la pareja perfecta y al romperse esa relación, comencé a conectarme conmigo misma, y esto me llevó de vuelta a casa.

Esta persona representaba mi separación y yo pensaba que estaba viviendo el duelo de la pérdida de la relación, pero no era así, en realidad estaba viviendo el duelo de la separación de mí misma.

En ese tiempo yo era una artista, y procesaba mi duelo escribiendo canciones.

Ahora, cuando leo las letras, me doy cuenta de que me las estaba cantando a mí misma.

Todo el amor que veía afuera, cada mensaje que había escrito, era pa­ra mí.

Yo me confundo mucho cuando dices que todo es perfec­to.

Veo tantas cosas malas en el mundo.

No vas a entender lo que estoy diciendo hasta que lo ex­perimentes por ti mismo; es imposible.

Trata de ser como un niño.

Sólo suelta:

«Yo no entiendo, pero lo haré».

Sólo sigue rindiéndote al momento.

Durante el proceso de sanación, todo va a parecer muy injusto y sin sentido.

Yo tuve la misma experiencia.

Solía pensar que había algo terriblemente malo con la humanidad.

Siempre estaba tra­tando de cambiar el mundo.

Odiaba la injusticia y los prejui­cios;

Trataba de ayudar a los indígenas;

Peleaba contra las minas de uranio.

En un minuto yo era comunista, al siguiente era ca­pitalista.

Cambiaba todo el tiempo, tratando de arreglar la hu­manidad, sufriendo por el estado del mundo.

Nos tenemos que sanar a nosotros mismos, para poder ver que no hay nada malo.

Sólo es la ilusión de la dualidad.

Yo siempre he sido muy inocente.

Si alguien me dice que hay un burro volando arriba, yo diría:

«¿dónde?»

Siempre he creído todo lo que me dicen y eso me ha traído sufrimiento; pero al mismo tiempo, valoro esa cualidad en mí.

¡Quieres protegerte a ti misma!

Suéltalo.

Es grandioso ser inocente.

¡Es grandioso sufrir!

Es grandioso, porque cuando has sufrido lo suficiente y finalmente te cansas de eso, decides iluminarte.

¡El camino es mucho más rápido de esa forma!

Si lo proteges de todo el sufrimiento, puede que nunca busque nada más.

¿Y si el sufrimiento fuera lo que trae color a nuestras vidas?

Y si para poder experimentar amor verdadero, amor incondicional, tú tuvieras primero que experimentar sus opuestos?

No puedes conocer la luz sin la oscuridad.

El sufrimiento está en tu cabeza.

Este momento es per­fecto.

¡Detén tu cabeza y vas a estar en el cielo!

A medida que expando mi conciencia,

¿La sanación física, mental y emocional ocurre simultáneamente?

¿Esos aspectos diferentes se van a unir como uno?

Cuando estás anclada en la conciencia, estás presente en todo, porque estás anclada en el amor.

La unión en la que estamos enfocados es la única cosa que es real.

La unión es la conciencia y está en todo.

Nosotros percibimos todo como diferente, pero nada es diferente; es exactamente lo mismo.

Los científicos ahora han probado esta unidad subyacen­te, pero cuando estás iluminado, realmente experimentas esa unión y te das cuenta de que no hay nada más que eso.

No hay nada más que la conciencia, no hay nada más que el amor.

Todo se alinea con esa experiencia.

La mente, el corazón, el cuerpo; todo se unifica.

El cerebro experimenta coherencia perfecta, regodeándose en la conciencia de nuestra verdadera grandeza; del ilimitado amor a uno mismo.

Todo está unificado en esa experiencia.

A medida que la conciencia se expande, remueve todo lo que está separado:

Todo el miedo, todas las limitaciones.

La conciencia se deshace de todo lo que no sirve, y como consecuencia, todo se realinea:

Los chakras, el ADN, todo.

Experimentamos una parte muy pequeña de nuestra ver­dadera grandeza.

Estamos teniendo una experiencia perfecta de limitación.

Imagínate:

Tú creas esta ilusión en cada momento, mientras eres totalmente inconciente de ello.

Toda la creación es tuya, en cada momento.

Así que imagínate lo poco que entien­des de tu grandeza.

En realidad, todo está dentro de tu conciencia; es todo lo que existe.

La separación es una ilusión.

Tú no eres parte de nada.

Eres la totalidad del todo.

De todo.

Yo estoy muy apegada a mi imagen.

Me da miedo lucir ridícula en público.

¿Qué es una imagen?

Es una copia de algo.

Tú eres un diamante.

Única.

Brillante.

Transparente.

Luz radiante.

Cualquier imagen falsa, será una lamentable sombra de esa luminosidad incomparable.

Una imagen es una copia; no es verdad.

No viene del corazón.

Es una imitación sin ningún valor.

Sé original.

Sé tú.

Y ama esa unicidad completamente.

Por muchos años, yo estudié las experiencias de los maestros, pero al despertar me di cuenta de que cada uno crea su propia experiencia; es única y profundamente íntima.

Para mí, fue tan suave como la muerte y tan suave como el nacimiento.

La muerte no tiene nada que ver con lo que la mente pien­sa que es; no es una pérdida; es un paso, es el movimiento de un instante y en esa rendición total, vino mi despertar.

«¡Estoy despertando! Acabo de despertar».

Ella saltó y dijo:

“¿Qué pasó?

¿Cómo fue?”

Yo le dije,

«Yo soy todo.

Soy un punto.

Todo es un punto.

No hay nada más que eso.

Todo está en un punto».

Ella dijo,

La cosa más maravillosa fue la libertad, la libertad del miedo.

Desapareció completamente.

No tenemos idea de lo que puede ser vivir sin miedo.

El miedo no nos deja vivir, no nos permite ser lo que realmente somos.

Cuando vives sin miedo eres totalmente quien eres.

La cosa más importante es no tener una idea de cómo de­bería ser.

Yo gasté veinte años de mi vida estudiando cómo todos se habían iluminado, tratando de copiarlos.

Pero lo único que hice fue complicar las cosas, porque empecé a seguir cada uno de sus sistemas, para ver si podía alcanzarlo, como ellos lo habían hecho.

Yo tenía ideas preconcebidas.

Una de las cosas que tuve que soltar fue la idea de ilumi­nación que tenía.

La expectativa.

Porque la rendición va por una ruta diferente.

La expectativa está en la cabeza, pero la rendición viene siempre del corazón.

En la cabeza hay división, en el corazón hay unidad.

De eso es de lo que se trata.

Puede lograrse.

Está en cada uno.

En cada uno.

No hay nada que no sea eso.

Ése es el punto.

No es algo que lograr que ya no tengas.

Es rendirse totalmente a lo que eres.

Desconozco el Autor/ra

Por favor, deje su calificación para este artículo.
No votes yet.
Please wait...

Sea el primero en comentar

Deje una respuesta

Su dirección de E-mail no será publicada.


*