Reflexiones sobre la película Avatar
En este mes quiero comentarles unas reflexiones que surgieron espontáneamente cuando, queriendo descansar entre dos días de mucha actividad, me puse a ver la película Avatar que me aseguraba tres horas de descanso. Me habían hablado tan bien de la película que pensé que me llevaría, en alas de la fantasía, al mundo espiritual. Lo que no me pude imaginar fue que la película me quitara el sueño y me dejara con el corazón estrujado.
“Nosotros somos los malos”, me repetía una y otra vez.
¡El protagonista tuvo que dejar de ser humano para ser feliz!
Tuvo que utilizar un cuerpo fabricado por la tecnología, al que llamaban Avatar, para darse cuenta de la belleza oculta en “Pandora” y la magia de la vida en cada uno de los elementos de este admirable satélite de un planeta lejano que los humanos catalogábamos de salvaje.
¿Cómo es que James Cameron, escritor, director y productor de este film presenta a su propio país, los Estados Unidos, como un país invasor y depredador, que con el correr de los siglos, sigue siendo el país más poderoso de la Tierra ?
Nosotros somos los malos…
Pensaba al irme a dormir y entonces deseaba tener cola, orejitas de felino y piel azul, con tal de poder vivir en ese mundo tan lleno de vida e innumerables conexiones entre todas sus criaturas. La red que con tanto esfuerzo estamos tratando de lograr entre todos los seres de buena voluntad, esa rejilla de vida que al hacerse consciente puede crear un mundo ideal, en Pandora era la ley de la vida.
Y los salvajes, los monstruos sin sensibilidad, con la ley del más fuerte y su violencia resultante, éramos nosotros, los humanos.
¿No es para echarse a llorar?
Y lo peor, todo sucedía en un tiempo futuro, en donde la tecnología sin conciencia había acabado de matar el último vestigio de humanidad en nuestro planeta ya depredado en donde se mataba por robar “papeles” y en el que se habían agotado los recursos energéticos.
Entonces los humanos, en sus poderosas naves, se dirigían, como los piratas del espacio, a depredar otros mundos para “robar” sus riquezas, sin importar lo que esto pudiera traer, como consecuencia, a sus habitantes y legítimos dueños.
Matar, robar, depredar… todo por dinero.
¡Bendito Dios!
Espero que James Cameron no sea un Julio Verne, de lo contrario la profecía sería terrible.
De mi planeado descanso y relax pasé a una onda reflexión sobre el mal de nuestro mundo con las palabras del Maestro Djwal Khul resonando en mi cabeza:
“El mal del mundo está asentado en cuatro pilares:
Falsos Valores
Supremo mal del egoísmo
Materialismo
Separatividad.”
¿Se dan cuenta que por ninguno de estos cuatro jinetes del Apocalipsis metemos a nadie preso?
Y éstos son los verdaderos.
Todos los demás males salen de uno de estos cuatro.
Dice el Maestro que a través de esas cuatro puertas entra al planeta un mal muy poderoso, difícil de ser vencido. Y toca a la humanidad cerrar esas puertas, y lo confirma la Gran Invocación cuando dice:
“Desde el centro que llamamos la Raza de los Hombres, que se realice el Plan de Amor y de Luz, y selle la puerta donde se halla al mal.”
A veces me parece que estamos persiguiendo “a los malos” sin darnos cuenta que ellos son la consecuencia de los verdaderos “malos” o “males”.
Reviso en mi mente la historia y sus guerras con tanta sangre y tanto horror, y me doy cuenta de que todavía no aprendemos.
La prueba es que fabricamos, con la tecnología de punta, juegos para entrenar a los niños en el arte de matar.
¡Santo Dios!
Entonces se me hiela la sangre cuando pienso en la película Avatar y su posible profecía.
Como la he visto sólo una vez, no recuerdo si la colocan en algún tiempo, pero tiene que ser un futuro no tan cercano, por lo de los vuelos espaciales, ¿cómo es posible que todavía, en ese futuro, sigamos con las invasiones, no ya de naciones, sino de planetas, o más bien de satélites de planetas lejanos?
¿Con la intolerancia ante las diferencias, expresada con brutalidad por los miembros del ejército y los ejecutivos de la empresa con los habitantes de Pandora, a quienes llamaban salvajes?
Y hasta la doctora que parecía buena, ¡estaba más interesada en las muestras que pudiera tomar para su estudio que en las criaturas! Y, por supuesto, el móvil de todo este proyecto, el mineral codiciado por la empresa privada, que valía millones de dólares, por el que se crea el proyecto de explotación de los recursos minerales de Pandora, dirigida por un ejecutivo sin conciencia y sostenida por la fuerza bruta del ejército y su coronel. ¡El binomio empresa y ejército trabajando juntos para robar!
¡Cómo puede uno dormir tranquilo después de ver semejante cosa!
Y entonces pensé en la Jerarquía de Maestros y el inextinguible bien.
Pensé en nuestra enseñanza y la bondad del corazón humano y su divinidad oculta y me dije.
Lo siento por James Cameron pero me niego a aceptar el futuro que él anuncia en la película Avatar.
¡Imposible!
El cambio de conciencia viene pronto, lo que pasa es que no se anuncia con fuerza, porque todo lo del alma es sutil.
Pero está penetrando cada rinconcito de nuestra vida planetaria.
Las redes se están fortaleciendo y el espíritu humano empieza a despertar y reconocer el verdadero mal del mundo.
Se inicia una nueva Edad y no la para nadie.
Y si hay algo en lo que estoy de acuerdo con la película es que cuando la vida planetaria se ve amenazada, la misma naturaleza la defiende.
Porque hay un Plan, porque no estamos solos, porque no se trata de – “a ver qué pasa”.
Porque nuestra vida humana está más conectada con los demás reinos que lo que parece.
Porque el mundo supramundano, que es también planetario, tiene influencia en la totalidad de la vida planetaria e intervendrá, porque también es su mundo.
Y sobre todo, porque están ustedes, mis queridos hermanos y hermanas, haciendo la diferencia. Y somos muchos.
Que el poder de la vida una nos ayude en esta hora planetaria
Que el amor del alma una sea la tónica de todos nuestros actos.
Que la luz de la conciencia ilumine el sendero que se abre ante nosotros.
Desde las profundidades del alma humana, mi amor para ustedes siempre,
Carmen Santiago
Caracas – Venezuela
somos libres de toda limitacion,puros,sanos y plenos para perdonr y salvar al mundo de la hiel y la mala hirba.que profaga en la gran sabana y salpica al que esta dormido
Muy buen dìa Carmen. Aprovecho para saludarte y comentarte que hace poco llegò a mis manos (como suelen suceder las cosas buenas) un libro tuyo que se llama «El decreto de cada dìa» Y quisiera que me explicaras un poco mas acerca de ello. Los decretos soy muy buenos y los he estado llevando a cabo. Pero siento que me falta algo. algo mas que estoy omitiendo ò que me està fallando. Ojala y me respondas, te lo agradecerè mucho. Saludos