En Pentecostes (ó Domingo de Pentecostes) se celebra el descenso del Espíritu Santo y el inicio de la actividad de la Iglesia, por ello también se le conoce como la celebración del Espíritu Santo.
Siete semanas son cincuenta días, de ahí el nombre de “Pentecostes” (= cincuenta) que recibió más tarde.
La fiesta de Pentecostes es uno de los Domingos más importantes del año, después de la Pascua.
En el Antiguo Testamento era la fiesta de la cosecha y, posteriormente, los israelitas, la unieron a la Alianza en el Monte Sinaí, cincuenta días después de la salida de Egipto.
En el calendario cristiano con Pentecostes termina el tiempo pascual de los 50 días.
Los cincuenta días pascuales y las fiestas de la Ascensión y Pentecostes, forman una unidad.
No son fiestas aisladas de acontecimientos ocurridos en el tiempo, son parte de un solo y único misterio.
Aunque durante mucho tiempo, debido a su importancia, esta fiesta fue llamada por el pueblo segunda Pascua, la liturgia actual de la Iglesia, si bien la mantiene como máxima solemnidad después de la festividad de Pascua, no pretende hacer un paralelo entre ambas, muy por el contrario, busca formar una unidad en donde se destaque Pentecostes como la conclusión de la cincuentena pascual.
Vale decir como una fiesta de plenitud y no de inicio.
La fiesta de Pentecostes, es el segundo domingo más importante del año litúrgico en donde los cristianos tienen la oportunidad de vivir intensamente la relación existente entre la Resurrección de Cristo, su Ascensión y la venida del Espíritu Santo.
Fuente de investigación
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