TRAS SUPERAR UN CÁNCER
Fredderik Barnet tiene 74 años y recorre el mundo en bicicleta inspirando a miles …
Hoy estuvo en Canal 13 de nuestra ciudad Capital de Santa Fe.
Partió de Barcelona hace cuatro años y lleva recorridos 80 mil kilómetros.
Después de jubilarse, se decidió:
“No voy a terminar mi vida en la monotonía, tengo mucho para ver y para hacer”.
Fredderik Barnet tiene 74 años y es el primer dato que sorprende viéndolo trepar la “ribada” de asfalto con hondas pedaleadas en su bici, en la que carga con 35 kilos de equipaje.
El segundo dato que lo convierte en un ser excepcional es que ya recorrió 80 mil kilómetros en bicicleta en una “vuelta al mundo” que comenzó hace cuatro años, justo cuando cumplió setenta, se retiró de la vida laboral y superó un cáncer.
Hoy visitó nuestra Santa Fe.
Este hombre extraordinario entró a la provincia por Posadas espera recorrer los 350 kilómetros de la ruta nacional 12 que lo llevan directo a las Cataratas del Iguazú.
De allí volverá a territorio brasileño para dar una gran vuelta que le permita entrar nuevamente a la Argentina por el litoral con destino a la Patagonia.
Es que este catalán nacido en Canet de Mar, maestro cocinero y filósofo callejero, cumple a rajatablas con una de sus pocas premisas:
Jamás va para atrás, jamás repite un solo metro que su bicicleta ya haya recorrido.
La otra premisa que también cumple meticulosamente es completar su diario personal, que consiste en un registro escrito de toda su aventura y las impresiones que recoge en cada sitio que conoce, y del que también participan quienes se cruzaron con él en distintos países de Europa, África, Oriente Medio y casi todos los países de América.
“Anoto mis memorias y la gente me escribe sus impresiones, sus buenos deseos”, le cuenta a PRIMERA EDICIÓN mientras da vueltas las páginas del ejemplar número 13 a punto de completarse, y que como los anteriores, servirá de base para un futuro libro.
Este último cuaderno guarda los buenos deseos de muchos latinoamericanos de embajadas, clubes de ciclistas, consulados y cuarteles de bomberos, que son los lugares a donde recurre cada vez que llega a una nueva ciudad y que suelen darle albergue gratuito.
Casi todos repiten un par de palabras inevitables cuando se describe a este aventurero: hombre inspirador.
Aventurero y sabio
“Llevo cuatro años viajando por el mundo, siempre en bici.
Claro que al océano lo pasé en avión, pero tengo todos los registros de las veces que tuve que recurrir a otro medio de locomoción para descontar esos kilómetros de mi travesía.
Estuve tres años recorriendo Europa y Oriente Medio.
Como estaban en guerra, cerraron las fronteras y no pude pasar a Asia, por eso decidí adelantar mi llegada a América.
Cuando termine de recorrer América, pasaré a Asia por el Pacífico”, cuenta como quien describe barrios de una ciudad.
Fredderik llegó a América el 11 de julio de 2014 y recorrió Florida, México, Centroamérica (Nicaragua, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Panamá), y pasó a América del Sur: Venezuela, Colombia, Brasil, Uruguay, Argentina.
“Algo de aventurero he tenido siempre, pero cuando me pensioné me enfrentaba a una vida de monotonía.
Lo pensé y me dije:
“Así no voy a acabar mi vida, puedo ver mas cosas, puedo aprender más”.
Después de consultarlo con su familia (la mitad le dijo que estaba loco y su esposa lo alentó porque conoce su esencia), encaró la travesía.
Fredderik asume que su viaje personal no tiene un trasfondo espiritual, porque no es religioso.
Sin embargo, a donde llega es capaz de pasarse horas charlando con gente encantada de escuchar lo que tiene para decir.
Es que no describe lugares sino personas, cómo viven estas personas, de qué alardean, de qué carecen.
Por eso no puede dejar de hacer mención a la indignidad que vio en muchos rincones de América donde se convive con la pobreza extrema sin que nos duela el alma a los que ya estamos acostumbrados.
“He visto niños descalzos y gente que confunde la riqueza con cosas materiales.
Yo digo que para mejorar el futuro hay que aprender del pasado porque de otra manera se repiten los errores”, cuenta, y termina:
“Si hay una sola persona a la que le sirva mi historia, me doy por satisfecho”.
Fuente El Diario de Misiones
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