Las apariciones en Lourdes
Al atardecer ya toda la población comentaba las maravillas que ocurrían en la gruta de Lourdes, pero a los comentarios se unían las burlas, desprecios e insultos.
Tercera Aparición:
Los padres de Bernardita empezaron a creerle ya que ella jamás había mentido y se caracterizaba por su obediencia. Además los convenció la naturalidad con que ella exponía los eventos y sus mas pequeños pormenores.
El 18 de febrero, una señora y una religiosa deseaban acompañar a Bernardita a la gruta. Fueron con ella primero a la Santa Misa de las 5:30 a.m. y de allí se dirigieron a la gruta. Bernardita caminaba tan rápido que parecía como si una fuerza superior la empujase hacia allá.
Se arrodilló y empezó el rezo del rosario, lanzó un grito de jubilo al ver al fondo de la gruta a la Señora. Le preguntó si se podían quedar sus dos acompañantes y la Virgen dijo que sí. Ellas también se arrodillaron y se pusieron a rezar mientras encendían un cirio bendito.
Bernardita le pasó un papel a la Virgen pidiéndole que escribiera cualquier cosa que deseaba comunicarle.
La Virgen le dijo:
«Lo que tengo que comunicarte no es necesario escribirlo, hazme únicamente el regalo de venir aquí durante quince días seguidos». Bernardita se lo prometió y la Virgen le respondió:
«Yo también te prometo hacerte dichosa, no ciertamente en este mundo, sino en el otro»
La quincena milagrosa:
El rumor de las apariciones se esparció rápidamente y una gran multitud acudió a la gruta.
19 de febrero:
Llegó Bernardita a la gruta acompañada de sus padres y un centenar de personas.
A partir de este día, iba a todas las apariciones con una vela encendida.
20 de febrero: Alrededor de 500 personas la acompañaban.
21 de febrero: Varios miles de personas llenaban todos los alrededores de la gruta. Hubo un momento en que la aparición parecía hacerse hacia atrás, y como hundirse en el interior de la roca. Para no perderla de vista, Bernardita fue acercándose de rodillas. Observó que la Virgen se había puesto triste. Le pregunto, ¿qué te pasa?, ¿qué puedo hacer?
La Virgen respondió: «Rogad por los pecadores».
Bernardita era objeto de toda clase de burlas, persecuciones y ofensas. Incluso las autoridades civiles tomaron carta en el asunto. El comisario llegó a recogerla para hacerle un largo examen. Amenazó con llevarla a la cárcel si continuaba yendo a la gruta. Uno de los principales médicos de Lourdes se dedicó a estudiarla,observarla y examinarla. Este llegó a la conclusión que en Bernardita no había ningún signo de alucinación, histeria o escape de la realidad. Dijo así: «Aquí hay un hecho extraordinario, totalmente desconocido a la ciencia y a la medicina»
Sin embargo, las persecuciones no terminaron; la policía continuó tratándola indignamente. El Párroco de Lourdes la defendió enérgicamente. En todo esto Bernardita se mantuvo firme pero con humildad, nunca tomando una posición defensiva, ni de ataque contra nadie.
22 de febrero: La Virgen no se le apareció. Todos se burlaban de Bernardita. Ella lloraba pensando que quizás había cometido alguna falta y que por eso la Virgen no se le había aparecido. Pero tenía la firme esperanza de volver a verla.
Una de las cosas que mas sorprendía a la gente era ver a una humilde y sencilla pastorcita, carente de adecuada educación, saludar con gracia y dignidad a la Virgen al concluir la aparición. Le preguntaron una vez: «Dime, ¿quién te ha enseñado a hacer tan graciosos saludos?». «Nadie, contestó, no se como habré saludado, trato de hacerlo como lo hace la Visión y ella me saluda de este modo cuando se marcha.»
23 de febrero: Primera vez que la Virgen formula una orden concreta. Ante 10 mil personas la Virgen le da a Bernardita un secreto que solo a ella le concierne y que no puede revelar a nadie. También le enseñó una oración que le hacía repetir, pero que no quiso que la diera a conocer.
La Virgen le dijo:
«Y ahora, hija mía, ve a decir a los sacerdotes que aquí, en este lugar, debe levantarse un Santuario, y que a el debe venirse en procesión»
Bernardita se dirigió inmediatamente hacia la Iglesia a darle el mensaje al Párroco.
El sacerdote le preguntó el nombre de la Señora, a lo cual Bernardita le respondió que no sabía.
Después de escucharla, el párroco le dijo:
«Puedes comprender que yo no puedo bastarme de tu solo testimonio; di a esa gran Señora que se de a conocer; si es la Virgen, que lo manifieste mediante un gran milagro.
¿No dices que se te aparece encima de un rosal silvestre?
Entonces dile de mi parte, que si quiere un Santuario, que haga florecer el rosal¨.
24 de febrero:
Toda la gente quiso saber que pasaría con el encargo del Párroco y si la Virgen haría el milagro del rosal.
Bernardita como siempre llegó a la gruta y se arrodilló, sin poner atención en absoluto a la gente que iba por curiosidad.
Bernardita le contó a la Virgen lo que el sacerdote le había pedido.
La Virgen solo sonrió, sin decir una palabra.
Después la mando a rogar por los pecadores y exclamo tres veces:
¨¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!¨
Le hizo repetir estas palabras y Bernardita lo hacia mientras se arrastraba de rodillas hasta el fondo de la gruta.
Ahí le reveló un secreto personal y después desapareció.
Bernardita por humildad no relató todo los detalles, pero los testigos contaron que también se le vio besar la tierra a intervalos, La Virgen le había dicho:
«Rogaras por los pecadores…Besarás la tierra por la conversión de los pecadores».
Como la Visión retrocedía, Bernardita la seguía de rodillas besando la tierra.
Bernardita se volvió hacia los asistentes y les hacia señas de:
«Ustedes también besen la tierra»
Desde entonces se le fue encomendada a Bernardita la penitencia por los pecadores.
Un día la Virgen la mandó a subir y bajar varias veces la gruta de rodillas, la Virgen tenía la cara de tristeza.
«La Virgen me lo ha mandado por mi y por los demás» dijo ella.
25 de febrero:
«Hija mía¨, le dijo en la Visión, ¨quiero confiarte solamente para ti el ultimo secreto; igualmente que los otros dos, no los revelaras a ninguna persona de este mundo»
Y ahora le dijo la Virgen después de un momento de silencio:
Ve a beber y lavarte los pies a la fuente, y come de la hierba que hay allí.
Bernardita miro a su alrededor pues no miraba ninguna fuente.
Ella pensó que la Virgen la mandaba al torrente y se dirigió hacia allá.
La Virgen la detuvo y le dijo:
«No vayas allá, ve a la fuente que está aquí».
Le señaló hacia el fondo de la gruta.
Bernardita subió y, cuando estuvo cerca de la roca, buscó con la vista la fuente no encontrándola, y queriendo obedecer, miró a la Virgen.
A una nueva señal Bernardita se inclinó y escarbando la tierra con la mano, pudo hacer en ella un hueco.
De repente se humedeció el fondo de aquella pequeña cavidad y viniendo de profundidades desconocidas a través de las rocas, apareció un agua que pronto llenó el hueco que podía contener un vaso de agua.
Mezclada con la tierra cenagosa, Bernardita la acerco tres veces a sus labios, no resolviéndose a beberla.
Pero venciendo su natural repugnancia al agua sucia, bebió de la misma y se mojó también la cara.
Todos empezaron a burlarse de ella y a decir que ahora si se había vuelto loca.
Pero, ¡…misteriosos designios de Dios!, con su débil mano acababa Bernardita de abrir, sin saberlo, el manantial de las curaciones y de los milagros mas grandes que han conmovido la humanidad.
El agua milagrosa de Lourdes ha sido analizada por hábiles químicos:
Es un agua virgen, muy pura, un agua natural que carece de toda propiedad térmica.
Además tiene la peculiaridad que ninguna bacteria sobrevive en ella.
(Simboliza la Inmaculada Concepción, en cuyo ser nunca hubo mancha de pecado original ni personal)
26 de febrero:
El agua milagrosa obró el primer milagro.
El buen párroco de Lourdes había pedido una señal, y en vez de la muy pequeña que había pedido, la Virgen acababa de darle una muy grande, y no solo a el, sino a toda la población.
El primer milagro de curación:
Había en Lourdes un pobre obrero de las canteras, llamado Bourriette, quien veinte años antes había tenido el ojo izquierdo horriblemente mutilado por la explosión de una mina.
Era un hombre muy honrado y muy cristiano.
Mandó a la hija a buscarle agua a la nueva fuente y se puso a orar, aunque estaba un poco sucia, se froto el ojo con ella.
Comenzó a gritar de alegría..
Las negras tinieblas habían desaparecido; no le quedaba mas que una ligera nubecilla, que fue desapareciendo al seguir lavándose.
Los médicos habían dicho que el jamás se curaría.
Al examinarlo de nuevo no quedo mas remedio que llamarle a lo sucedido por su nombre:
Milagro.
Y lo mas grande era que el milagro había dejado las cicatrices y las lesiones profundas de la herida, pero había devuelto aun así la vista.
Muchos milagros siguen sucediendo en Lourdes por lo que en el santuario hay siempre una multitud de enfermos.
Continuará
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