Autobiografía del Proceso de Kundalini – T.Aldelan – 1/2

 Autobiografía  del Proceso de Kundalini de T. Aldelan

Desde niña siempre me pasaron cosas extrañas, jugaba con seres que nadie veía. De adolescente hablaba con alguien que solo yo conocía, y de adulta, en todos los lugares donde estaba ocurrían fenómenos sobre naturales como luces que se encienden y se apagan, puertas que se abren, se cierran y algo las empuja y les mueve las manillas, ollas que vuelan por los aires en la cocina y caen al piso, etc. Todo el que vivió conmigo fue testigo de estos fenómenos. Nunca les hice caso, los evadí deliberadamente y deje que la gente pensara que eran muertos…Aunque yo sabía que no era así, y que había una explicación más racional para esos fenómenos, y seria cuestión de tiempo el saberlo.

Cercano al momento de que  llamo «mi despertar» o el comienzo (o continuación?) de «mi proceso», en el año 98, comenzaron a ocurrirme de nuevo fenómenos mas extraños aun de los que había vivido antes, ya que estos tenían que ver con sensaciones de índole físico. Sentía como que me recorría una especie de corriente que salía de mi cuerpo sin ningún control. Sabia que era energía pero no sabia mucho acerca de eso, ni mucho menos sobre cosas místicas y esotéricas. Para mi todo era brujería y me negaba a admitir que yo poseyera nada de esas cosas. Pero me preocupaba  que me estaba pasando, tenia problemas económicos, estaba detestando la oficina, cierta gente y la presión del trabajo.
Un día le conté a una amiga  que me ocurría con la «corriente» que me salía del cuerpo y me dijo que ella conocía a un señor que hacia Reiki e hipnoterapia y que a lo  mejor me podía ayudar. No tenia idea de lo que era, ni lo que me iba a hacer, pero estaba desesperada, así que fui con el, y después de varias sesiones, gracias a conversar mucho con el pude descargar mi cuerpo emocional de una manera bastante aliviante…Pero empezaron a ocurrirme cada vez mas cosas extrañas.
Finalmente colapsaron mis nervios debido a una serie de sucesos muy dolorosos que habían comenzado con la muerte de mi hija de 17 días de nacida (en ese momento hacia unos 5 años), divorcio, un derrame sanguíneo con intervención quirúrgica que me hizo experimentar el paso “al otro lado”, una importante relación que acaba de terminar, etc. Por lo que comencé a recordar toda una vida llena de infortunios.

Me derrumbe en llanto, y estando en el suelo le clamaba a Dios por una respuesta, por un porque ante tanta desdicha junta. Ese día, sorprendentemente recibí respuesta del cielo. Comencé a escuchar voces, a ver imágenes de las voces que me hablaban y a tener visiones nítidas. Hacia preguntas que me eran contestadas con tanta claridad como si estuviese oyendo a una persona normal.

Tenia visiones como películas, que ocurría tal y cual las veía, y soñaba cosas que ocurrían al día siguiente. Era como si pudiera soñar cada día que estaba por venir. De esa manera un día se me presentó Sai Baba sin yo saber quien era. Solía hablarme muchas veces cada vez que necesitaba apoyo, consuelo y explicaciones.

Comencé a hablar también con una voz que me sonaba extremadamente familiar, era algo así como si lo hubiese escuchado muchas veces durante mi vida pero nunca le hice caso consciente. Era muy dulce y su voz solía reconfortarme de una manera particular. Se identificó conmigo como Gabriel, le pregunte que porque me era tan familiar y me dijo que el era mi guía desde mi nacimiento, y que siempre había estado conmigo. Me explicó  que los guías eran seres dimensionales con un poco mas de evolución de la que tenia el ser a quien guiaban, y que ellos también crecían gracias a las experiencias de dichos seres.

Gabriel comenzó a responder a mis preguntas una a una y a comprobármelas todas de maneras absolutamente científicas. Me llevaba a miles de lugares donde pensaba que yo pudiese hallar información y luego la discutíamos, e hizo que buscara frenéticamente una computadora para conectarme a Internet y llevarme de la mano por los caminos de la Web.

Esos tiempos fueron extremadamente intensos y creo que muchas de las cosas que conozco a nivel científico, el me ayudo a descubrirlas. Había algo que me tenia muy confundida. Cuando mis guías hablaban entre ellos, yo solo escuchaba la palabra proceso, era algo acerca de un proceso que estaba teniendo lugar en mi, del que se me hablaba constantemente y yo no entendía que era.

Esa palabra «proceso» me rondaba constantemente, y yo me preguntaba incesantemente que misterio era ese que rodeaba a este complicado proceso. Lo peor de todo era que cuando le preguntaba a Gabriel, no podía entender sus respuestas, ya que procesar telepatía depende del nivel de conocimiento que uno posea y había términos y palabras extrañas que no hilvanaban en mi mente. Para colmo, no existía mucho conocimiento en Internet sobre lo que me ocurría a mí, y nadie parecía estar viviendo algo semejante.

La corriente que despedía mi cuerpo, lejos de mejorar, cada día crecía y crecía hasta que me hacia sentir a punto de estallar y quería correr y correr para meterme no se en donde.
Cualquier cosa que tocara me producía unas descargas eléctricas que a veces me tumbaban al suelo y de allí tome la costumbre de tocar las cosas metálicas con tela. Era curioso que los bombillos de la casa estallaban por doquier a mi paso, y muy a menudo tomaba un vaso de vidrio o cristal y se hacia pedazos en mi mano.

A los pocos días por la noche me ocurrió algo escalofriante que nunca olvidare. Estaba hablando por teléfono con un amigo muy interesado en estos temas y en las cosas que me ocurrían, casi a la medianoche, cuando súbitamente se apagaron todas las luces y al mismo tiempo se encendía toda la casa con una luz azul intenso. Esto duro unos minutos en los que yo le contaba a mi interlocutor lo que estaba ocurriendo y el me decía que eran las luces de Isis (Diosa egipcia). Súbitamente, de la misma manera que vinieron, se fueron y se encendieron las luces normales.

Al día siguiente estaba en la cocina, cuando sentí que algo sonaba estrepitosamente dentro y en la parte superior de mi cabeza. Fue como una especie de explosión, como el sonido del corcho de una botella de champaña, y la fuerza del impacto me lanzo al suelo. Agarrándome de la mesa y confundida me levante y me di cuenta con horror que no podía ver, mis ojos estaban totalmente nublados por algo espeso de color blanco. Dando tumbos me fui a acostar sin entender lo que me estaba pasando. Estuve totalmente ciega varias horas hasta que poco a poco empecé a ver de nuevo, y sin embargo durante casi un año mis ojos veían como a través de un velo blanco y me costaba mucho conducir el coche.

Continuará
 

 

 

 

 

 

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