Los 3 niveles de Felicidad – Bernardo Stamateas

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Los 3 niveles de felicidad
por Bernardo Stamateas

Segunda Reyes 6:1-3

Un día, los miembros de la comunidad de los profetas le dijeron a Eliseo:

Como puede ver, el lugar donde ahora vivimos con usted nos resulta pequeño.

Es mejor que vayamos al Jordán.

Allí podremos conseguir madera y construir un albergue.

Bien, vayan, respondió Eliseo.

Pero uno de ellos le pidió:

Acompañe usted.

Todos los seres humanos queremos ser felices.

La gente busca el dinero para ser feliz.

Todo tiene que ver con la felicidad.

Sin embargo, todos queremos ser felices, pero cada vez hay más droga, hay más divorcio.

Cada vez más los chicos tienen depresión.

El 45% de los estudiantes universitarios en Estados Unidos tienen depresión y uno dice:

¿Cómo puede ser, si cada vez vamos mejorando en muchas áreas?

Y todos queremos ser felices, pero hay más problemas.

Primero:

Se investigó a la gente feliz y el 70-80% de la gente feliz también tenía problemas.

Es decir, que es mentira que cuando uno es feliz no tiene problemas.

El 70-80 % de la gente que era feliz también tenían depresión, ataques de pánico, deudas y problemas.

O sea que la felicidad coexiste con los problemas.

Eso es lo primero que me llamó la atención.

Lo segundo es que resolver uno de esos problemas no te hace más feliz.

Resolver un ataque de pánico no te hace más feliz, salir de una depresión no te hace más feliz.

Resolver un problema te trae alivio, pero no aumenta tu nivel de felicidad, porque la felicidad es otro camino distinto.

En los últimos cuarenta años se empezó a investigar científicamente qué es lo que la gente feliz hacía.

Durante muchos años la medicina estudió a la gente enferma, pero empezaron a estudiar a la gente sana.

¿Qué es lo que la gente sana y feliz hacía para ser felices?

Y se descubrieron algunas cosas que nos van a bendecir.

Una de las cosas es que la felicidad no se encuentra, la felicidad se crea.

No es algo que voy caminando y tengo un toque de suerte, como que te pase algo mágico y encuentres la felicidad, sino que es algo que tenés que hacer.

Felicidad no es placer.

Placer no es felicidad, porque hay un nivel básico de placer.

Comemos un pote de helado y nos da placer, fumás un cigarrillo y te da placer, comés un chocolate y te da placer.

Pero es un placer corporal, de los sentidos, que dura lo que dura la experiencia.

O mirás una película, te gustó, terminó la película, terminó el placer.

Comiste una barra de chocolate y tuviste placer, terminó el chocolate y ahora estás llorando por lo que engordaste.

O sea que el placer es momentáneo.

¿Por qué hay gente que no es feliz?

Porque mucha gente engañada, especialmente adolescentes y jóvenes, están detrás de este placer, del placer corporal fugaz, cortito.

Esto es lo que le pasa a la gente que busca estos placeres.

Buscás un placer corporal y terminás habituándote.

Pero descubrieron que hay niveles de felicidad distintos que son más duraderos.

La gente hace rituales, tiene hábitos para gestar esta felicidad.

Los tres niveles de la felicidad.

Primero, emociones positivas.

Cuando activamos las emociones positivas nos sanamos, nos llevamos mejor con el otro, nos aumentan el sueldo, la familia mejora, tenemos éxitos.

Tenemos más emociones positivas nos sentimos mejor, tenemos más éxito y entramos en un círculo virtuoso.

¿Cómo activamos las emociones positivas?

La gente feliz hace cosas rituales.

Los que hacen fisicoculturismo tienen una rutina, media hora de bicicleta, tres horas de cinta, tienen una rutina establecida.

O sea que la gente feliz hace algo rutinario para activar las emociones positivas.

Te voy a nombrar dos emociones positivas.

En primer lugar:

Ser agradecido.

El espíritu de agradecimiento te activa las emociones positivas.

Pero no significa dar las gracias, dar las gracias a alguien te ayuda.

Decís, gracias por todo.

Eso no te genera una emoción positiva.

Tener un corazón habituado a dar las gracias.

Ya hace casi un mes cada vez que entro o salgo de mi oficina, me propuse escribir en una hoja un motivo de agradecimiento a Dios.

Tengo que pensar un motivo para darle gracias.

Y empezás a conectarte con el espíritu de la emoción positiva.

¿Por qué no pegar un papel en la heladera?

Y antes de comer, en esa hoja anotar un motivo de agradecimiento.

La gente agradecida es gente que es más feliz, que estableció el hábito de ser agradecida y todos tenemos un motivo para ser agradecidos.

Leía de una persona que tenía cáncer en la boca.

Le dieron rayos, se salvó.

Un milagro de Dios.

Pero el médico le dijo, no vas a tener más sabor en tus papilas gustativas.

Y durante dos años tuvo que comer a la fuerza sin sentir nada.

Y un día estaba comiendo y recupera el sabor.

Se puso a llorar y le dio gracias a Dios.

Le dijo, gracias, Señor, siento el placer del sabor de la sopa.

Y él dice:

¿Será que tendremos que perder algunas cosas para darnos cuenta de cuántas bendiciones tenemos encima?

¿No tendremos hoy un motivo de agradecimiento?

Algo, que podemos ver, que podemos caminar, tal vez que tenemos los brazos

¿No tendremos que activar el agradecimiento?

Como en esa anécdota donde había un señor que daba gracias al Señor y trabajaba en una mina.

Y los compañeros lo odiaban porque siempre estaba dando gracias.

Un día en la entrada de la mina estaban comiendo un sándwich y un perro le saca el sándwich.

El hombre sale corriendo detrás del perro diciendo, mi sándwich.

Y los compañeros en la entrada de la mina se burlaban, le decían, dale gracias al perro ahora.

Y cuando se va corriendo detrás del perro se produce un derrumbe y quedan todos encerrados en la mina, diciendo, ayúdanos y el hombre diciendo, gracias por el perro, Señor.

Siempre hay un motivo de agradecimiento.

Ahora te voy a compartir lo que pasa a nivel espiritual.

Jesús tomó cinco panes.

Había quince mil para comer y dio gracias.

Y Dios le multiplicó y le dio el milagro completo, porque cuando tenés un corazón agradecido lo que tenés Dios te lo va a multiplicar para que tengas lo que no tenés.

Si hoy le das las gracias a Dios el milagro financiero que necesitás, el milagro en tu casa Dios lo va a completar, porque al Señor le encanta la gente que tiene cinco panes pero sabe decir gracias y el que dice gracias Dios le multiplica ese agradecimiento en un milagro completo.

Pensá en algo que quieras agradecer, una cosa, la que sea o por alguien.

Cuando tengas ese motivo, dale gracias a Dios por eso.

Decile, Señor, te quiero dar gracias por eso.

Murió una persona, se fue al cielo y le dice a San Pedro:

¿Me haces un tour por el cielo?

Sí, vení que te muestro.

Y lo lleva a una bodega muy grande.

Había motos, milagros, plata, aviones, había de todo.

Y le dice:

¿Qué es todo esto?

Esto es lo que el pueblo de Dios le pidió a Dios.

Guau.

Y los ángeles que están parados ahí

¿qué hacen?

Son los encargados de llevar al pueblo de Dios estas cosas que pidieron.

Guau.

Y hace años que están ahí, porque los ángeles se los llevan a la gente que los pidió, porque están esperando la orden.

¿Cuál?

Que la gente que le pidió a Dios esas cosas ahora le de la orden para que los ángeles bajen las cosas.

¿Y cuál es la orden?

La orden es, gracias, Señor.

Cuando alguien dice, gracias, Señor, algo de la bodega celestial empieza a bajar a tu vida, porque no hay nada más lindo que haya alguien agradecido y tenemos motivos para agradecer al Señor.

Tenemos los brazos para aplaudir, es un motivo para darle gracias al Señor.

Leí del director de la orquesta de Detroit que mandó cartas de agradecimiento a gente y la recibió una multimillonaria.

Quedó tan impactada que le ofrendó a la orquesta de Detroit dos millones de dólares, o sea que agradecimiento mueve el milagro.

Agradecimiento te hace feliz.

El agradecimiento te hace concentrarte en lo que tenés y no en lo que te falta.

Por eso el apóstol Pablo dijo, abunden en las gracias.

Y me gusta la palabra «abunden», es una palabra que se usaba cuando un río desbordaba.

Pablo toma esa palabra y dice, como el río desborda, desborden ustedes, sean agradecidos.

Cuando te levantes que lo primero que hagas sea pensar en algo para dar las gracias antes de decir, qué calor que hace.

Hoy pensá en un motivo de agradecimiento.

Tener un corazón agradecido.

Emociones positivas se activan con un corazón agradecido.

Lo segundo que activan las emociones positivas es recordar cosas lindas.

Poner en tu mente un recuerdo lindo, un recuerdo que te bendiga.

Cuando David peleó contra Goliat antes de pedirle a Dios algo, él recordó cómo mataba al oso que le robaba las ovejas.

Hay un recuerdo que Dios va a poner en tu mente y es un recuerdo lindo de tu pasado que te va a dar las fuerzas para vencer a tu próximo gran gigante.

Hay un recuerdo que te va a potenciar.

Una persona me dijo, pastor, oraste por un familiar mío que tenía cáncer en los testículos y está sano para la gloria de Dios.

Y ayer le tuve que orar a alguien y me acordé de ese lindo recuerdo y dije, Dios, si me usaste para este cáncer testicular, cuánto más me vas a usar para este otro caso.

Poné un recuerdo lindo en tu cabeza.

Le descubrí algo a David.

El rey David decía, me acuerdo cuando iba a tu casa.

Me acuerdo de tus proezas, me acuerdo de acá.

Siempre recordaba algo lindo y eso lo empujaba a avanzar por más.

En vez de recordar, me engañaron, me abandonaron, me maltrataron, yo sufrí mucho, en vez de recordar algo feo poner un recuerdo lindo.

David decía, cuando pase por el valle de la sombra, unges mi cabeza.

Te unge para que en la cabeza te venga un recuerdo que te va a sostener en los momentos más duros, te va a consolar en los momentos dolorosos.

La sonrisa de un hijo, el abrazo, la palabra de alguien que te dijo algo, son recuerdos lindos.

Yo la otra vez estaba muy mal y le dije, Señor, recordame algo lindo que me pasó.

Y me acuerdo que cuando falleció mi papá el pastor Alejandro me dijo, Bernardo, te voy a decir algo, acordate que todas las semillas que Dios le dio a tu papá, él las dio, las dejó y las sembró.

Y me acordé de eso y eso me hizo bien.

Hay un recuerdo que Dios te ha dado.

David decía, gracias, porque en la batalla has cuidado mi cabeza.

En medio de la presión cuidá tu cabeza.

Decile, Señor, dame un recuerdo lindo, algo bueno.

Pero no un recuerdo nostálgico, porque a veces recordamos cosas nostálgicas.

Hay mujeres que dicen, me acuerdo cuando era joven, era flaca y ahora no.

No, vas a poner un recuerdo lindo, algo que te pasó y eso te va a dar fuerzas para seguir.

Acordate algo lindo que te pasó hace poco o hace mucho y dale gracias a Dios por ese recuerdo.

Dejá que ese recuerdo te llene.

Ese recuerdo está ungido por la mano de Dios para empujarte a tu próximo gran milagro.

Emociones positivas.

Se descubrió otro nivel más profundo, se llama estado de fluir.

Se descubrió que cuando hacés algo que te apasiona, que te gusta, que te encanta, lo hacés y te olvidas del tiempo, de los problemas.

Por ejemplo, los músicos cuando tocan están en ese estado de fluir, los varones mirando tele.

Eso se llama fluir.

Las mujeres cuando compran ropa están en ese estado.

Hay gente que le gusta cocinar, hay gente que le gusta la jardinería, hay gente que le gusta leer y son experiencias en que se te mete toda la concentración.

No te distraes nada, no te importa nada, se te fue el tiempo, las horas y Dios nos va a dar experiencias para fluir.

Buscá qué te gusta, qué te apasiona.

Yo he orado para que Dios haga que nuestro trabajo sea lo que nos apasione, para que nadie de Presencia diga, mañana tengo que ir a trabajar de mala gana sino que diga, mañana me toca hacer lo que me gusta y te puedas meter en lo que te apasiona.

Porque Dios nos ha bendecido a Alejandra y a mí al hacer todo lo que nos apasiona.

Nosotros hablamos, nos gusta enseñar.

Yo estuve siete horas para preparar esta palabra, pero a mí no me importó la hora porque hacés lo que te apasiona.

Cuando era más chico me gustaba el ajedrez.

Y cuando venía un hombre que sabía íbamos a verlo.

Siete horas sentado, pero yo tenía que estar ahí siguiendo el juego.

Te quiero decir que Dios te va a dar experiencias para fluir, cosas que te gusten, metete en esas cosas que te apasionan.

Dios te va a dar experiencias espirituales para fluir, para que entres en adoración y veas la gloria de Dios.

Hay gente que alaba y canta sin ganas y hay gente que se mete.

Dios te va a hacer vivir cosas extraordinarias.

Estuve en México, prediqué siete u ocho horas, no se movía nadie.

Eso se llama fluir.

Jesús estuvo tres días seguidos con una multitud predicando.

¿Sabes lo que es una multitud sin comer durante tres días?

Pero la gente estaba fluyendo.

Dios te va a dar experiencias de fluir para que fluyas en oración, en adoración, en alabanza, para que te metas en las cosas grandes de parte de Dios y Dios nos va a acomodar todo para que lo que trabajemos sea lo que nos apasione, los hobbies que estaban guardados los volvamos a tomar y la felicidad sea poder hacer aquello para lo que Dios nos hizo.

Emociones positivas, soy agradecido, pongo recuerdos lindos, me siento bien.

Te sentís bien, te levanta el sistema inmunológico, te levantás mejor, te aumentan, te quieren, te llevás mejor en la pareja y estás más contento.

El nivel más profundo es meternos en hacer experiencias que nos gustan.

Todos los hobbies que están guardados, lo que te apasione que lo puedas hacer y vamos a orar para que eso sea nuestro trabajo, para que encima nos paguen por hacer lo que nos apasiona.

Pero hay un nivel más profundo de felicidad que se descubrió.

Tercero:

Es la gente que tiene un sueño más grande que si mismo.

Se ha demostrado que los soñadores, que la gente que ha abrazado un sueño grande, esa gente vive más, es más feliz y a pesar de los problemas mantiene un nivel de felicidad muy grande.

Y te voy a decir algo, cuando estábamos en el vientre de mamá, Dios puso la mano en la panza de mamá y nos dijo en el espíritu, vas a nacer porque tengo sueños grandes contigo y cuando nazcas alguien te va a hablar de mí, vas a tener luz y vas a entender lo que ahora he puesto en tu ADN espiritual, de que has nacido para alcanzar sueños grandes.

No sos el accidente de una noche de verano, sos el deseo de papá de estar en esta tierra para alcanzar sueños que el diablo te dice que no se pueden hacer.

A mí me gusta preguntarle a la gente cuál es su sueño y saber el nivel de felicidad que tiene esa gente.

Y estaban en la casa de los profetas y la casa les quedó chica, les quedó estrecha.

Fueron a Eliseo, que representa al Espíritu Santo y le dicen, maestro, la casa en que vivís con nosotros nos quedó chica, vamos a construir algo más grande.

Y el Señor me dijo que él te va a mandar estrechez.

Estaban estrechos porque habían crecido.

Dios te va a mandar crecimiento y abundancia para que la casa te quede chica, el coche te quede chico, el sueño te quede chico, las finanzas te queden chicas, porque Dios te va a ensanchar en abundancia.

Y cuando Dios te pone en abundancia te queda chico, pero no te quedás en lo chico, porque el Dios que te dio la abundancia antes, ahora te va a empujar a que rompas la estrechez y vayas por más.

Preparate para ir por más.

Se juntaron, fueron a Eliseo y le dijeron, la casa es chica.

Vamos a hacer algo grande y Eliseo les dijo, vayan, háganlo.

Dios te va a dar la capacidad de resolver toda dificultad que venga a tu mano.

No digas no se puede cuando te venga un problema.

No digas, ya lo intenté, es muy difícil, no consigo trabajo.

No digas nada, no expliques, no digas que pasa por tal cosa, por eso funcionó mal.

No expliques, no digas que no se puede, quedate callado la boca, porque Dios te va a dar plan A, plan B, plan C, pero que lo vas a resolver, lo vas a resolver.

La fe te mete en el mundo de las posibilidades.

La fe te dice, a ver, voy a probar A, voy a probar B, voy a probar C, voy a probar D, porque lo voy a resolver.

Algo va a pasar y lo voy a resolver.

Y el problema que resuelvas es el tamaño de tu recompensa.

Para que te opere un neurocirujano tenés que vender la casa, no necesariamente es porque estudió mucho sino porque resuelve problemas complejos.

Vas a buscar trabajo de vendedor y te van a dar mil pesos por mes, porque vendedor es cualquiera.

Por eso, cuando vengan problemas a tu vida no huyas, no digas, no se puede, es muy difícil.

Callate la boca y decí, si este problema me vino, Dios me va a dar el éxito, la salida, porque si Dios manda una prueba, con la prueba viene la salida y tengo la fe y para el que cree todas las posibilidades se pueden lograr en el Señor.

No digas, no se puede, no hay hombres.

No digas, no hay, no digas, ya mandé el curriculum, no digas nada porque no te funciona y pedile a Dios.

Estoy estrecho y si estoy estrecho y estás conmigo, voy a salir de esta estrechez, voy a prosperar, lo voy a lograr, lo voy a restaurar, voy a avanzar porque si Dios conmigo quien en contra de mí.

Eso es la fe que se puede con Cristo.

Ahí estaban, la casa les quedó chica.

Ellos tenían un sueño, hacer una casa más grande y se juntaron entre ellos, fueron y le dijeron al profeta, la casa nos quedó chica.

Queremos hacer una casa más grande.

Ellos se juntaron y hablaron fe.

Tenés que juntarte con gente que tiene ganas de construir, gente que tiene ganas de soñar.

Tenés que estar con gente que dice, nací para sueños grandes, tengo propósito y que el otro diga, yo también tengo propósito.

Te juntás con esa gente y Dios te respalda en todas las cosas.

Juntate con gente de fe.

Doce personas fueron a explorar la tierra prometida.

Diez dijeron, no se puede entrar.

Dos dijeron, se puede entrar. Esos dos son la voz de Dios, esos diez son la voz del mundo.

¿Quién te influencia?

¿La voz que te dice, no se puede o la voz de la fe que te dice se puede?

¿Quién te influencia, la voz del mundo o de la fe que te dice, todo se puede con Cristo?

¿Quién te influencia, los diez que te dicen, la vida es una basura, viva la droga o la gente de fe que te dice, vamos para adelante porque si estamos acá la casa, el sueño al que Dios nos llamó lo vamos a terminar?

¿Quién te influencia?

Todo se puede con Cristo.

Todos los problemas que hoy tenemos no los expliques.

Dios le ha puesto a alguien lo que necesitás.

Aprendé para resolver el problema.

No digas no se puede.

Se puede, vamos a terminar la casa.

Y vamos a ensancharnos, somos gente de sueño, de propósito.

La voz que nos influencia no son los diez.

Siempre son más las voces negativas que las voces de la fe.

Son más las voces de la cultura que te dicen vive la vida loca.

Pero la voz de la fe es la que te va a meter y llenar tu corazón con la vida abundante que Dios ha preparado para todos nosotros.

Yo leí este pasaje cien veces, prediqué muchas veces.

Pero Dios me mostró algo nuevo que nunca había visto.

Ellos están en una casa, les queda chica porque crecieron y van al profeta Eliseo y le dicen, maestro, la casa nos queda chica y es la casa donde vivís.

Eliseo representa al Espíritu Santo.

Él tiene que vivir en tu casa, tiene que estar con vos y está esperando que le cuentes lo que querés hacer.

Contale al Señor que querés formar un noviazgo, pero contáselo antes de que lo hagas.

Contale que querés tener un hijo, contale que querés restaurar tu vida, contale que querés tener un buen negocio, contale que te gustaría viajar.

Él ya lo sabe.

Eliseo ya lo sabía, vivía ahí, pero estaba esperando que se lo digan.

El Señor está esperando que le compartas. Lo que está esperando el Señor es que le cuentes, que le digas, Señor, quiero decirte lo que tengo ganas de hacer.

Quiero decirte cuál es mi sueño, cuál es mi proyecto.

Quiero decirte que estoy estrecho, que tengo dolor, que tengo deudas.

Quiero decirte lo que me pasa y lo que tengo ganas de hacer.

Eliseo les dijo, vayan.

¿Sabés qué te va a decir Dios?

Dale para adelante.

Señor, quiero formar una familia, dale para adelante. Señor, quiero prosperar, dale para adelante.

El Dios que predicamos en Presencia de Dios no es el Dios que te dice no, es el Dios que te dice, dale, te formé para cosas lindas, te hice para que seas feliz, para que vivas una vida plena, dale para adelante.

Y cuando se iban, uno del grupo dijo, Eliseo, acompáñanos.

Porque Dios no solo quiere que le contemos, quiere acompañarnos.

Que hoy le puedas decir, Señor, quiero que me acompañes en el proyecto, quiero que estés en mi familia.

No quiero estar acá nada más para decirte mi problema, quiero que me acompañes en el problema, quiero que seas parte de mi vida, quiero que me acompañes en mi carrera, quiero que me acompañes en los sueños, quiero que me acompañes.

Eliseo fue y se quedó mirando, porque a Dios le encanta ver la gente que tiene sueños grandes, que quiere construir una casa o un proyecto.

Comenzaron a cortar árboles y Eliseo estaba mirando.

A Dios le encanta la gente que se mete a hacer algo.

Sé que hoy domingo el mundo ha alabado a Dios, pero sé que hay una mirada especial del Señor hacia Presencia porque acá hay leñadores, hay gente que construye.

Uno tomó un hacha y cuando iba a cortar el árbol, se le cayó al agua.

Dijo, ay, el hacha y encima es prestada.

Y le dice a Eliseo, perdí el hacha, y le mostró dónde cayó, ahí en el agua.

Y Eliseo tiró un palo y el hacha flotó y el hombre recuperó el hacha.

Y el Señor me dijo que te diga que todo lo que perdiste, todo lo que se fue al fondo del agua, todo lo que quedó ahogado, toda la paz que se te fue, el Señor, el mismo al que le dijiste, acompáñame, va a hacer un milagro que tiene en la manga para que vuelvas a tener los recursos.

Vas a volver a tener la salud, vas a volver a viajar, vas a volver a prosperar, vas a volver a ver a tus nietos, vas a volver a experimentar la paz, porque el mismo Dios al que le dijiste, acompáñame, es el Dios que te va a devolver todo lo que se ha perdido.

El Señor me dijo, Bernardo, decile a mi pueblo y te digo a vos, la palabra clave de esta historia es acompáñame, porque cuando Dios empieza un proyecto, ese proyecto Dios lo respalda con bendición.

Y Dios te va a dar soluciones porque él es el alfa y la omega.

Y entre el alfa y la omega hay alfa, beta, gama, delta… todos los recursos que Dios tiene los va a devolver otra vez, porque él es el alfa y la omega y si le dijiste, acompáñame, no te va a dejar con la casa por la mitad.

El Señor me dijo, Bernardo, mirá bien la historia, el milagro no es el hacha, el hacha es una anécdota, que el hacha flote es una anécdota, que la plata vino es una anécdota, que se te abra una puerta, que sos músico y viajes es una anécdota.

Lo más importante de esta historia es que la casa, el sueño, el proyecto que has empezado en Dios lo vas a terminar.

Esa es la anécdota, esa es la historia, que lo que has empezado con Dios lo vas a terminar, con hacha, sin hacha, con plata, sin plata, pero el sueño lo vas a terminar.

Solo alguien tiene que decirle lo que piensa hacer con su vida y decirle, acompáñame.

Caín y Abel trajeron dos ofrendas.

Abel trajo lo mejor.

Caín dijo, no, traigo una tontería.

Y Dios miró las ofrendas en el altar y dijo, Abel, bien la tuya.

No me gusta, Caín, me trajiste cualquier tontería de compromiso.

Pero traeme una buena ofrenda, demostrame que me amás y también te voy a felicitar.

Caín, en vez de traer algo bueno, cambiar la actitud, se enojó y le dijo a Abel, salgamos al campo.

Fueron al campo y Caín lo mató.

¿Por qué le dijo, salgamos al campo?

¿Por qué no lo mató en el altar?

Porque en el altar el enemigo no te puede tocar.

¿Sabés qué es el altar?

Acompáñame, es la presencia de Dios.

El enemigo te quiere sacar del altar.

El enemigo te quiere llevar afuera, quiere que vuelvas a vivir la vida tonta de antes, quiere cerrarte con religión y preguntas y tonterías.

Ese fue el error de Abel, que se fue al campo.

Pero vos y yo nos vamos a quedar en la presencia.

Vamos a estar en la presencia, de acá a mí no me sacan.

Te lavaron la cabeza. A mí no me saca nadie.

No cambié de religión, sólo le dije a mi Señor, acompáñame.

Y si él está conmigo, mayor es el que está en mí que el que está en contra de mí.

Ni la muerte, ni la vida, ni lo alto, ni lo bajo, presente y futuro, ángeles, demonios nos van a separar del amor que Jesucristo nos tiene.

Sólo hace falta que alguien diga, acompáñame, porque lo que empezaste lo vas a terminar.

La historia termina y la casa se hizo, porque cuando Dios te acompaña lo que empezaste con él se termina en victoria. Amén.

Somos gente de fe, somos gente de destino.

¿Cuántos papás queremos que nuestros hijos tengan todo y les vaya bien?

Cuánto más nuestro papá Dios.

Nosotros somos sus hijos.

Declaramos gozo del Señor sobre nuestra casa.

Declaramos que ya no van a ser más los diez los que nos influencian sino la voz de la fe y declaramos que en este año vamos a ver las casas y los proyectos terminados.

Y hoy anunciamos al infierno que todo lo podemos con Cristo y que todo problema, dificultad, que parecía que no se podía lo vamos a poder con Cristo.

Vamos a poder estudiar, vamos a poder terminar la carrera, vamos a poder ser fieles, vamos a poder tener una gran familia, vamos a poder tener un gran ministerio y todo lo que hagamos nos saldrá bien.

Amén.

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