Nos duchamos – Lavamos los dientes – Cambiamos de ropa todos los días – Y por dentro Qué.

Ducharnos

La mayoría nos duchamos, lavamos los dientes y cambiamos de ropa todos los días.

Asumimos que porque tengamos un aspecto externo limpio y aseado también estamos limpios por dentro.

¡Nada más lejos de la realidad!

Pero como dice el refrán:

‘Ojos que no ven, corazón que no siente’.

Estamos convencidos de que los parásitos son un problema del tercer mundo que no nos afecta.

Sin embargo, por los cuatro litros de sangre del adulto medio circulan trillones de patógenos hostiles y sus mutaciones, que les sirven de red de distribución hacia todos los órganos y tejidos del cuerpo.

El 50% de las autopsias de cadáveres realizadas en USA detectan la presencia de parásitos.

Nunca antes en la historia de la humanidad habíamos estado tan parasitados.

Esto se debe a la cantidad de toxinas medioambientales, contaminantes, sustancias químicas y metales pesados que debilitan nuestro sistema inmunológico, abriendo la puerta a toda clase de parásitos y otros microorganismos patógenos como bacterias y virus.

Los parásitos a su vez producen sustancias tóxicas que debilitan aún más el sistema inmunológico.

Este círculo vicioso es la causa principal de la mayoría de las enfermedades autoinmunes que nos asolan (como Diabetes, artritis, Alzheimer, lupus, fibromialgia, esclerosis múltiple y enfermedad de Crohn entre otras), a pesar de los constantes avances tecnológicos y médicos.

La carga inusitada de tóxicos que todos llevamos dentro ha vuelto ineficaces en muchos casos terapias tradicionales como la acupuntura, la homeopatía o las terapias herbales, que se originaron en épocas en las que el sistema inmunológico de los seres humanos no estaba expuesto a semejante sobrecarga.

Lógicamente, el primer paso es eliminar las toxinas que sirven de caldo de cultivo a los parásitos, y que bloquean el sistema inmunológico.

Sin embargo, según mi experiencia, si no se eliminan también los parásitos no se logra una recuperación completa del paciente.

Estos son algunos de los efectos de los parásitos en el organismo:

Producen amoniaco, especialmente tóxico para el sistema nervioso y para el cerebro, lo que puede provocar insomnio.

Provocan alteraciones cromosómicas al destruir el material genético del ADN.

Destruyen células y órganos:

plasmodium, onchocerca, ankilostoma.

Albergan en su interior virus, bacterias y hongos.

Los oncovirus que provocan cáncer también entran al cuerpo a través de parásitos.

Los oncovirus, al igual que ciertos parásitos, reducen la apoptosis de las células cancerígenas (proceso natural de muerte programada), lo que aumenta la vida del tumor.

En los nutrientes del cuerpo.

Por ejemplo, el áscaris consume vitamina B12 y vuelve inutilizable la vitamina C.

El parásito de la malaria, presente en la mayoría de los pacientes con Cáncer y Sida, consume el hierro de los glóbulos rojos.

Estimulan el crecimiento de tumores.

Por ejemplo, la OMS califica al pequeño parásito hepático (dicrocoelium dentdriticulum) como carcinogénico.

Producen tóxicos como sustancias de deshecho de su metabolismo.

Una de dichas sustancias es el amoniaco, especialmente tóxico para el cerebro y que puede provocar problemas para conciliar el sueño.

La Dra. Clark incluye el aminoácido Ornitina en su terapia para eliminar el amoniaco.

Causan infecciones bacterianas, virales y amebiasis.

Debilitan enormemente el sistema inmunológico.

Los parásitos incluso pueden inducir cambios en el comportamiento.

Por ejemplo, el toxoplasma es un parásito que se aloja en el cerebro de las ratas y reduce el miedo a los gatos, lo que afecta negativamente a su tasa de superviviencia.

En humanos la Dra Clark atribuye la esquizofrenia a las micotoxinas producidas por distintos tipos de mohos (hongos).

Otro ejemplo es la bacteria Shigella produce toxinas que se instalan en el cerebro y en el sistema nervioso, causando depresión, ira e irritabilidad.

Cada parásito o bacteria tiene preferencia por un órgano u órganos determinados, hacia los cuales se sentirá atraído si en ellos se encuentra el tipo de contaminante que le sirve de alimento, produciendo un amplio abanico de patologías, de las denominadas crónicas, incurables, genéticas, etc.

El trabajo de la doctora ha puesto de manifiesto que muchas de las enfermedades denominadas «genéticas» no son tales, puesto que no vienen determinadas por los genes.

A ella se debe el increíble descubrimiento de que cada patología está asociada a uno o varios parásitos y bacterias.

Veamos algunos ejemplos:

Cáncer:

Fasciolopsis Buski, Ascaris (Trae el oncovirus NEU, uno de los oncovirus más agresivos que siempre entra en el cuerpo con el áscaris), parásito de la malaria y Clonorchis Sinensis (parásito hepático).

Diferentes oncovirus entran en el cuerpo con diferentes parásitos:

Onchocerca (oncovirus JUN), Strongyloides (oncovirus CMV y EBV), etc.

Los oncovirus vuelven inmortales a las células cancerígenas.

Non-Hodgkin Linfoma: Onchocerca y Fasciola Hepática en el sistema linfático.

La Onchocerca también es la responsable de las varices.

Se esconde en las válvulas venosas, dificultando la circulación, lo que con el tiempo produce venas varicosas.

Hodgkin Linfoma: Dirofilaria en el sistema linfático.

Migrañas:

Strongiloides en el cerebro.

Epilepsia:

Los ataques epilépticos están provocados por larvas de Ascaris en el cerebro.

Dolores menstruales y apendicitis:

Enterobius Vermicularis.

Este parásito también es muchas veces el causante de agitación e insomnio en los niños, puesto que al encontrarse a nivel rectal causa irritación anal durante la noche.

Colitis ulcerosa y Anemias:

Ankylostoma en el intestino en el caso de colitis ulcerosa.

Arritmias y problemas cardiacos:

Dirofilaria (también llamado parásito del corazón) en el corazón.

Diabetes:

En el 100% de los casos de diabetes tanto de tipo 1 como de 2 se detecta en el páncreas el parásito Euritrema Pancreático.

Otro parásito relacionado con la diabetes es el Echinoporyphium recurvatum.

Candidiasis:

Strongiloides y Ascaris

Sida:

Fasciolopsis buski en el timo, principal órgano regulador del sistema inmunológico, Macracanthorhynchus y el parásito de la malaria.

Alzheimer, enfermedad de Crohn, Kaposi, Endometriosis:

Fasciolopsis Buski.

Neumonía, Bronquitis, Asma:

Paragónimus (también llamado parásito del pulmón) y larva de Ascaris en los pulmones.

Úlcera, Gastritis:

Bacteria helicobacter pylori.

Fibrosis Quística, Síndrome de Down y Riñones Poliquísticos:

Gastrothylax.

Anemia y sangrado interno.

Algunos tipos de parásitos provocan un sangrado crónico en el lugar al que se agarran a la pared intestinal o a cualquier órgano, lo que eventualmente puede producir anemia.

Invalidez:

El parásito que se encuentra en todos las personas que necesitan silla de ruedas es el Echinoporyphium recurvatum.

Este parásito suele llevar dentro el virus EBV (Epstein Barre virus) y el virus del papiloma.

Hepatitis B:

El parásito Clonorchis Sinensis suele llevar dentro el virus de la hepatitis B.

Normalmente se suelen encontrar los parásitos Clonorchis Sinensis y Fasciola Hepática en el hígado de personas con alergias.

El Ascaris también es muy frecuente, sobre todo en personas que padecen de asma o de eczema.

La Salmonela suele estar presente en el intestino de las personas con alergia a los huevos.

Paralelamente, las personas con alergia al gluten suelen albergar hongos y el parásito Eurytrema Pancreaticum en el páncreas.

Los pacientes con Artritis albergan un microbio en el liquido sinovial (el fluido que recubre las articulaciones) que al excretar sustancias de desecho calcáreas actúa como cemento en las articulaciones creando fricción.

Tras matar a los parásitos, el cuerpo tiene que eliminarlos, pero necesita disponer de oxígeno en cantidad suficiente.

Fuente: electromedicina.htm

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