Yo Espiritual

Me comprometo con la autenticidad

Si la hipocresía es la discrepancia entre lo que decimos y lo que hacemos, entonces todos somos hipócritas.

Podemos presentarnos a nosotros mismos como ambientalistas fervientes y no reciclar una bolsa plástica.

Podemos declarar nuestro compromiso con la alimentación saludable y comer papas fritas con malteada.

Podemos proclamar los principios de no violencia y enfrascarnos en una discusión acalorada con alguien que tenga una opinión distinta.

La autenticidad no exige perfección, si así fuera, no habría ningún ser auténtico en la Tierra.

Los seres humanos albergamos valores contradictorios.

Hay una tensión inherente entre nuestra necesidad de aprobación  y nuestra necesidad de expresar nuestra verdadera esencia en el mundo.

Nos ponemos varios disfraces con la esperanza de que alguno nos quede bien y nos traiga el amor y la aceptación que buscamos.

Nuestra naturaleza tiene muchas facetas.

Tenemos luz y oscuridad, profundidad y superficialidad, aspectos expansivos y restrictivos.

La autenticidad requiere que aceptemos nuestras incongruencias y ambigüedades a la vez que hagamos lo posible para elegir aquello que refleje nuestros valores fundamentales.

Siempre que nuestros actos estén desalineados con nuestras creencias o deseos latentes, tenemos la oportunidad para hacer nuevas elecciones que nos lleven de nuevo quienes queremos ser.

Cuando nuestra mente está calmada, podemos escuchar con mayor claridad la voz interior que nos invita a un lugar auténtico.

Desde ese lugar, nos servimos a nosotros mismos y aquellos con quienes compartimos nuestras vidas.

Fuente: Los diez compromisos, David Simon