El trabajador espiritual…
La espiritualidad
Es una necesidad vital para el ser humano evidentemente no es reprensible manifestar interés y comprensión por las diversas formas de la espiritualidad.
Lo peligroso es dispersarse,
No escoger nunca un método de trabajo interior y mantenerse en él.
La cuestión ni siquiera es saber si hay que ser católico, protestante, ortodoxo, musulmán, budista, taoísta o nada de todo esto.
La cuestión , y se plantea a cada uno, creyente o no creyente, es centrarse en algunas:
Verdades espirituales esenciales y aplicarse para ponerlas en práctica.
Pues la espiritualidad no es un ámbito facultativo que se pueda escoger o no, tal como se hace con otras disciplinas:
Los idiomas, el arte, el deporte, etc.
Dada la estructura del ser humano, la espiritualidad es para él una necesidad vital, y mientras éste no tome consciencia de esta necesidad, va a lanzarse a actividades absurdas y peligrosas para sí mismo y para los demás.
Tal como está construido, tiene una necesidad esencial de encontrar un alimento para su alma y su espíritu.
Tomarle gusto al trabajo espiritual:
No dejen pasar ni un solo día sin unirse al Cielo, sin meditar, sin rezar…
Pues nada es más importante, más saludable para ustedes que tomarle gusto a las actividades espirituales.
Varias veces por día, deténganse durante varios minutos, y traten de encontrar dentro de ustedes su punto de equilibrio, su centro divino…
Comenzarán entonces a sentir que, en todas las circunstancias de la vida, poseen en su interior un elemento eterno, indestructible…
Y aunque no saquen de eso ningún beneficio en el plano material, interiormente son más libres, más fuertes, están más llenos de confianza, planean por encima de los acontecimientos.
Este trabajo espiritual es la única riqueza, el único bien que les pertenece verdaderamente.
Todo lo demás se les puede quitar: sólo el trabajo les pertenece para siempre.
Trabajo espiritual Y realización
El que decide emprender un trabajo espiritual debe comprender que este trabajo afecta a una materia extremadamente sutil que escapa a todos nuestros medios habituales de investigación.
Pero los resultados que se pueden obtener en el plano espiritual son tan reales como los que se pueden obtener en el plano físico.
Ustedes desencadenan fuerzas, orientan corrientes o iluminan conciencias en el plano espiritual de una forma tan real como pueden aserrar madera o preparar una sopa en el plano material.
Un día u otro los resultados estarán ahí, pero primero se producen en los planos sutiles.
El que no conoce estas leyes espera ver enseguida los resultados de su trabajo interior.
Como no ve llegar nada, se decepciona y esta decepción puede llevarlo a destruir lo que ya ha construido. Pero ustedes, ahora, lo saben, y ya no se desanimarán.
Lo esencial es el esfuerzo persona
Sí, mis queridos hermanos y hermanas, sólo con conocer la importancia, el esplendor del trabajo espiritual, no dejarían pasar ni un día sin concentrarse, y varias veces, con todo su pensamiento, todo su corazón, toda su alma…
Todos los Iniciados son unánimes: lo esencial es el esfuerzo personal, el esfuerzo sincero, el esfuerzo de la voluntad, del pensamiento, del alma, del espíritu, concentrados en los mejores objetivos.
El trabajo del espíritu sobre la materia
Los dos principios masculino y femenino, que son los dos principios del espíritu y de la materia, tienen su origen arriba, en las regiones celestiales.
Pero estos dos principios se manifiestan y actúan en todos los planos hasta el plano físico, y en todos los terrenos del plano físico, ya que su polaridad se manifiesta en todos los terrenos.
Ustedes mismos, cuando trabajan, son el espíritu que actúa sobre la materia.
Y esto no sólo es cierto cuando quieren fabricar un objeto o incluso simplemente preparar una comida, sino que la actividad espiritual también es un trabajo del espíritu sobre la materia.
Desde el momento que toman consciencia de la necesidad de mejorar ciertas cosas en ustedes mismos y deciden hacer este trabajo, ya se polarizan: están ustedes y la materia sobre la que quieren trabajar.
El trabajo espiritual exige en primer lugar que sepamos distinguir el yo del no-yo.
Debemos por tanto alejarnos de lo que normalmente llamamos nuestro yo y que en realidad no lo es, para acercarnos a lo que somos verdaderamente:
Nuestro Yo divino.
Y es entonces cuando comienza el verdadero trabajo del espíritu sobre la materia, de nuestro espíritu sobre nuestra materia.
Anónimo
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