La cándida albicans y la cándida tropicalis son los nombres que reciben las levaduras comunes que se encuentran en el intestino y en ciertas membranas mucosas.
Por ejemplo en la garganta.
Todo el mundo tiene cándidas en el cuerpo, pues nacimos con ella.
La cándida puede vivir perfectamente en paz con la flora intestinal.
Como por ejemplo con las bacterias acidophilus y bífidus.
Son precisamente estos residentes bacteriológicos los encargados de tener a la cándida bajo control, evitando su crecimiento excesivo.
La principal función de la cándida en el cuerpo consiste en eliminar cualquier resto de comida en mal estado que se halle en nuestro sistema digestivo (hecho causado principalmente por su incorrecta metabolización).
De ese modo se evita que cualquier bacteria dañina pueda convertirse en una amenaza para nuestra salud.
La cándida trabaja descomponiendo la naturaleza muerta;
Algo así como actúan hongos y mohos con un árbol caído.
La cándida está constantemente controlada por las benéficas bacterias gastrointestinales y por nuestro sistema inmunológico.
Pero los problemas comienzan cuando ciertas condiciones permiten que la cándida pueda crecer sin ningún control en los intestinos, ramificándose y colonizando todo el canal intestinal.
Durante este proceso, la cándida puede llegar a «comerse» las paredes del intestino, sumarse a la corriente sanguínea e infiltrarse en otros tejidos.
La otra levadura beneficiosa se puede transformar literalmente en un moho patógeno, agresivo y destructivo, que puede causar una variedad de problemas de salud sin ninguna conexión aparente.
Esta condición es conocida con el nombre de candidiasis crónica.
La candidiasis crónica como tal, no fue reconocida o definida hasta los años 80, principalmente porque los síntomas eran de una naturaleza muy variada, y atribuibles a otras enfermedades.
Esto llevaba a los médicos a creer que el paciente sufría de, por ejemplo, sinusitis, en vez de una verdadera infiltración de levadura en los pasajes nasales.
De manera adicional, los profesionales de la salud en principio eran un poco reacios a admitir la existencia de esta enfermedad.
Es que uno de los principales orígenes de la candidiasis son precisamente los antibióticos prescritos por los médicos, que a su vez matan a las beneficiosas bacterias intestinales que sirven para controlar la cándida.
La diagnosis de cándida estaba limitada a sus manifestaciones más visibles, por ejemplo infecciones de levadura, vaginales u orales.
El tratamiento estaba dirigido a erradicar esas condiciones, sin que se intentara erradicar lo que en realidad era la raíz del problema, y mucho más grave aún, la infección en sí.
Los síntomas de candidiasis y el nivel de severidad varían de persona a persona, pero los principales signos son:
Fatiga crónica (especialmente después de comer), depresión, ganas de comer alimentos como pan y cosas dulces (a la cándida le encantan los dulces).
Cambios de humor extremos, sentimientos de rabia y agresividad (especialmente después de comer alguna comida dulce), sentirse como «borracho» después de comer una comida alta en carbohidratos .
Uno de los materiales de desecho de la cándida es el alcohol).
Hipoglucemia, mucosidad excesiva en la garganta, nariz y pulmones,
Infecciones de hongos en la piel,
Pie de atleta, infecciones vaginales u orales, diarrea, picores,
Pérdida de memoria a corto término, sentirse algo «atontado», sensación de hinchazón y gases después de comer, etc.
Además de estos síntomas, se puede experimentar hinchazón en el sistema linfático, dolores de tipo menstrual, sudores nocturnos, dolores de pecho y articulaciones.
Pérdida de memoria, poca coordinación, visión borrosa, dolores de cabeza, vértigo intermitente, insomnio, estornudos, incremento de alergias alimentarias, etc.
La persona tiende a estar muy sensible, particularmente en condiciones ambientales de humedad (moho), a las emanaciones de colonias, perfumes y humo del tabaco.
Teniendo en cuenta que la cándida puede filtrase a través del conducto urinario, puede a veces causar infecciones graves en los riñones, cistitis y prostatitis.
Pueden conducir a candidiasis crónica:
El prolongado y/o repetido abuso de antibióticos, corticoides y píldora anticonceptiva.
Una dieta alta en azucares procesados, o una preexistente supresión del sistema inmunológico causada por el abuso de alcohol y/o drogas, transfusiones de sangre, enfermedades debilitantes, trasplantes de órganos o quimioterapia.
Las ganas excesivas de comer algo dulce también puede ser un detonante.
El embarazo predispone a muchas mujeres a dicha condición, pues altera el delicado equilibrio del pH y el nivel hormonal.
(Tener en cuenta que la cándida es una levadura que fructifica en un medio alcalino).
Otros factores contribuyentes al desarrollo de candidiasis pueden ser la baja acidez del estómago (contribuye a generar alimentos mal digeridos) y el estreñimiento (provoca que las sustancias de desecho se retengan por un período demasiado prolongado dentro del intestino): en ambas condiciones la cándida se desarrolla.
Por cierto la candidiasis es una enfermedad moderna,
Resultado de ciertas innovaciones médicas (antibióticos, anticonceptivos, corticoides) y de una dieta demasiado «civilizada» con alimentos excesivamente refinados y mucho azúcar.
En círculos naturopáticos, a esta problemática se le llama la:
«Enfermedad de los dulces».
Candidiasis es una condición muy seria por dos razones diferentes.
A menudo pasa desapercibida y no es diagnosticada, lo cual permite a la levadura crecer sin ninguna traba y dado los numerosos síntomas que genera, colapsa al sistema inmune, el cual se ve forzado a combatir no solamente la infección de levadura, sino todas las otras condiciones que causa.
Puede muy bien producirse un círculo vicioso:
La persona queda debilitada por un problema causado por cándida (por ejemplo cistitis); entonces recurre al médico, quien le prescribe antibióticos.
Dicha medicación matará más bacterias intestinales benéficas que controlan la cándida, haciendo que precisamente ésta se extienda más.
Esto llevará a más infecciones y a su vez a tomar más antibióticos…
En su forma más destructiva, la candidiasis puede agotar las glándulas suprarrenales, lo cual puede producir la enfermedad de Addison (abatimiento injustificado, inapetencia, hipotensión, hipoglucemia, mareos), la cual puede interferir en la digestión y puede llegar a causar tantos problemas que prácticamente ningún componente nutritivo de la comida sea absorbido por el organismo.
Además puede llegar a infestar los órganos vitales y el cerebro, con el consiguiente peligro de vida.
El tratamiento médico alopático ortodoxo estándar para curar candidiasis es a base de medicamentos.
El problema de estos medicamentos es que no funcionan siempre.
Debido a la habilidad que tiene la cándida para generar resistencia a dichos compuestos, los cuales tampoco sirven para prevenir contra sucesivos rebrotes.
Las terapias naturales son las armas más potentes y efectivas que hay en contra de esta enfermedad.
Aunque la recuperación sea algo lenta e inevitablemente proporcional al tiempo de padecimiento y severidad de los síntomas.
Si se lucha con todas las armas posibles, la cándida finalmente desaparecerá, dejando como secuelas aquellos síntomas que aparecen durante su curación.
Estos síntomas tardarán en remitir entre unos días a unas semanas y la severidad de los síntomas variará de persona a persona.
Normalmente se presentan en forma de náuseas, diarreas, dolores de cabeza, gases, irritabilidad, una baja de energía, ganas de comer dulces y visión borrosa.
Fuente de investigación
Dieta para evitar la candidiasis:
Me ha escrito una chica que según dice en su email está desesperada viviendo un autentico drama con una cándida recurrente que está convirtiendo su vida en un infierno.
Con su permiso voy a explicar aquí como se trata y cura la cándida a través de la dieta, especialmente de una dieta paleo.
Nuestra dieta, seguida de forma estricta es una cura para evitar la cándida y por el contrario una dieta alta en azúcares e hidratos refinados es una dieta ideal para la cándida, en especial el azúcar refinado que es su alimento preferido.
La Candida albicans vive en todas nuestras membranas mucosas (intestinos, ojos, oídos, vejiga, estómago, pulmones, vagina, etc.)
Es un hongo unicelular, una levadura de los miles de millones de organismos que nos son útiles pero que cuando crece en exceso se convierte en una plaga a combatir.
Una de las funciones que realiza en nuestro cuerpo es reconocer y destruir las bacterias dañinas y toxinas.
También es la encargada de deshacer nuestros tejidos cuando fallecemos.
Candida-albicans:
Amiga y enemiga
Como muchas otras bacterias mientras está en un límite normal es beneficiosa, si hay demasiadas perjudicial y puede atacar de diversas maneras:
Migrañas, lesiones cutáneas, picor, hongos en las uñas, lesiones cerebrales, cambios en el comportamiento o en el sistema reproductor.
La cándida es muy oportunista…
En cuanto detecta un mal funcionamiento del sistema inmunológico, se dedica a reproducirse y no es extraño que esté implicada en multitud de enfermedades, aprovechando el momento.
Y el sistema inmune se ve alterado por diversos factores como mala nutrición, toxinas ambientales, fármacos y estrés.
Dieta ante un ataque fuerte de cándida:
En un primer momento lo más aconsejable es evitar todo tipo de levaduras, hongos y mohos no solo de la comida, también del ambiente:
Panes de todo tipo elaborados con levaduras.
Cereales, harinas, dulces y bebidas de leche, quesos con moho, probioticos, suplementos y todo alimento sometido a fermentación.
Alimentos procesados, que hayan sido almacenados y/o tratados, ahumados, carnes procesadas, salsas..etc.
Restos de alimentos cocinados, que sin que tu lo notes ya han comenzado su proceso de putrefacción y proliferación bacteriana.
Evitar cacahuetes, maíz y trigo en especial, y todas las cosechas que se almacenan durante largos períodos de tiempo ya que suelen estar contaminadas de micotoxinas que también encontramos en alimentos procesados.
Y es aconsejable desinfectar frutas y verduras con unas gotas de lejía 10% en 90% de agua.
Que comer:
Dar prioridad a alimentos con características antibióticas como el ajo, aceite de oliva y aceite de coco.
El ajo fresco (crudo y triturado)
En especial está muy indicado porque contiene azufres (alicina, aliina, alliinase y S-allylcysteine) y puede llegar a ser tan eficaz como la nistatina para frenar el sobrecrecimiento de cándida.
El ajo en la dieta estimula el sistema inmunológico, mejora la circulación, disminuye la presión arterial alta, elimina parásitos intestinales, tiene efectos antioxidantes y antibióticos.
Al triturarlo rompemos las paredes celulares y es más fácil extraer sus sustancias beneficiosas.
Ya sea solo o mezclado con las comidas.
Hervido en agua con limón o con tomate y tomar 4 o 5 ajos al día es la mejor y más barata de las formas de acabar con la cándida
El ácido caprílico presente en el aceite de coco también es un potente antibactericida a nivel intestinal, puedes conseguir un suplemento de este ácido o tomar una cucharada de aceite de coco antes de las comidas sobre todo si vas a consumir alimentos que desconfíes puedan tener concentraciones significativas de microbios.
Una vez está controlado el brote y sobre todo en caso de haber tenido que usar medicamentos, hay que ingerir probióticos para repoblar con bacterias beneficiosas la flora que hemos alterado.
Yogures de kefir de leche cruda y lácteos (lactobacillus acidophilus DDS-1 y el Lactobacillus GG) son las mejores opciones naturales.
Y a largo plazo controlar los hábitos de alimentación vigilando que nuestros alimentos sean frescos y estén debidamente tratados será un seguro extra frente a nuevos brotes.
Actuando de forma más estricta cuando sospechemos una bajada de las defensas en nuestro sistema inmune.
Poco a poco los episodios de cándida se irán espaciando en el tiempo, hasta que el crecimiento de estas bacterias esté en límites normales de forma habitual.
Fuente de investigación.
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