10 de Noviembre – Día de la Tradición Argentina – Historia

Hoy, 10 de noviembre, es bueno recorrer un poco las razones de este:

“Día de la Tradición”

Que es “tradición”

La palabra Tradición deriva del Latín “tradere” y quiere decir donación o legado.

Es lo que identifica a un pueblo y lo diferencia de los demás, es algo propio y profundo, siendo un conjunto de costumbres que se transmiten de padres a hijos.

Cada generación recibe el legado de las que la anteceden y colabora aportando lo suyo para las futuras.

Así es que la tradición de una nación constituye su cultura popular y se forja de las costumbres de cada región.

Origen de esta fecha

El Día de la Tradición se celebra el 10 de noviembre, día que nació el escritor José Hernández, defensor del arquetípico gaucho y autor del inmortal “Martín Fierro”, obra cumbre de la literatura gauchesca.

Fecha establecida por ley promulgada el 18 de agosto de 1939.-

Su origen se remonta el 28 de Marzo de 1928 cuando se funda la Agrupación llamada Bases, en homenaje al Dr. Juan Bautista Alberdi.

“Con la intención de contribución al enriquecimiento del intelecto para sobreponerse al materialismo de la época”.

Es ésta, quien el 6 de Junio de 1938 presidida por el Sr. Aurelio Amoedo, quien presenta ante el Honorable Senado de la Nación la nota correspondiente pidiendo que se declare el 10 de Noviembre como:

“Día de la Tradición”.

Tomando este día por el natalicio de José Hernández.

La aprobación ante la Cámara de Senadores y Diputados fue unánime, declarada bajo la ley Nº 4756 / 39.

Quien fue José Hernández

Hijo de don Rafael Hernández y de doña Isabel Pueyrredón, José Hernández nació el 10 de noviembre de 1834 en la chacra de su tío, Don Juan Martín de Pueyrredón, antiguo Caserío de Pedriel, hoy convertida en el Museo José Hernández (Partido de San Martín).

Comenzó a leer y escribir a los cuatro años y luego asistió al colegio de don Pedro Sánchez.

En 1843, cuando su madre falleció, su padre, que era capataz en la estancias de Rosas, lo llevó a vivir al campo por recomendación médica, ya que, a pesar de su juventud, se encontraba enfermo.

En el entorno campestre, José Hernández tomó contacto con gauchos e indios.

Debido a su proximidad con ellos, tuvo la oportunidad de conocer sus costumbres, su mentalidad, su lenguaje y su cultura.

Aprendió a quererlos, a admirarlos, a comprenderlos, y también, a entender sus dificultades en la vida cotidiana

En marzo de 1857, poco después de fallecer su padre , quien fue fulminado por un rayo, se instaló en la ciudad de Paraná.

Allí, el 8 de junio de 1859, contrajo matrimonio con Carolina González del Solar.

Tuvieron siete hijos.

Inició su labor periodística en el diario “El Nacional Argentino”, con una serie de artículos en los que condenaba el asesinato de Vicente Peñaloza.

En el orden legislativo se desempeñó como diputado, y luego, como senador de la provincia de Buenos Aires.

Tomó parte activa con Dardo Rocha en la fundación de La Plata y, siendo presidente de la Cámara de Diputados, defendió el proyecto de federalización por el que Buenos Aires pasó a ser la capital del país.

En 1869 fundó el diario “El Río de la Plata”, en cuyas columnas defendió a los gauchos y denunció los abusos cometidos por las autoridades de la campaña

El 28 de noviembre de 1872, el diario “La República” anunció la salida de “El Gaucho Martín Fierro” y, en diciembre, lo editó la imprenta La Pampa.

Este poema de género gauchesco se convirtió en la pieza literaria del más genuino folclore argentino y fue traducido a numerosos idiomas.

El libro es considerado la culminación de la llamada “literatura gauchesca” y es una de las grandes obras de la literatura argentina.

En él, Hernández rinde homenaje al gaucho, quien aparece en su ser, en su drama cotidiano, en su desamparo, en sus vicisitudes y con sus bravuras.

Su inesperado éxito entre los habitantes de la campaña lo llevó en 1879 a continuarlo con “La vuelta de Martín Fierro”, edición ilustrada por Carlos Clérice.

En 1881, publicó su obra “Instrucción del Estanciero”.

El 21 de octubre de 1886 murió en su quinta de Belgrano.

Sus últimas palabras fueron: “Buenos Aires… Buenos Aires…”.

Que es el:

“Martín Fierro”

El Martín Fierro narra la incorporación forzada del protagonista al ejército, la huida y su amistad con Cruz.

Todo el poema está impregnado de denuncia social y encierra grandes verdades políticas como la falta de educación, la mala organización judicial y militar, la deficiencia de la policía rural y, sobre todo, un profundo resentimiento de la clase popular de campaña contra las clases urbanas.

El lenguaje del libro es un claro exponente del habla rural.

Consideraciones sobre “el gaucho”

Forma parte de ese “paisaje de tradición” costumbres y elementos que constituyen la esencia del hombre que se identifica en el poema de Hernández.

Pero…

¿Quién es el gaucho?

Es probable que el vocablo quichua huachu (huérfano, vagabundo) haya sido transformado por los colonizadores españoles utilizándose para llamar gauchos a los vagabundos y guachos a los huérfanos.

También existe la hipótesis de que los criollos y mestizos comenzaron a pronunciar así (gaucho) la palabra chaucho, introducida por los españoles como una forma modificada del vocablo chaouch, que en árabe significa arreador de animales.

La denominación se aplicó generalmente al elemento criollo (hijos de españoles) o mestizo (hijos de españoles con indígenas), aunque sin sentido racial sino étnico ya que también fueron gauchos los hijos de los inmigrantes europeos, los negros y los mulatos que aceptaron su clase de vida.

El ambiente del gaucho fue la llanura que se extiende desde la Patagonia hasta los confines orientales de Argentina, llegando hasta el Estado de Rio Grande del Sur, en Brasil (gaúcho).

Casi todas las faenas eran realizadas a caballo, animal que constituyó su mejor compañero y toda su riqueza.

El lanzamiento del lazo, la doma y el rodeo de hacienda, las travesías, eran realizados por estos jinetes, que hacían del caballo su mejor instrumento.

En el caballo criollo no sólo cumplía las faenas cotidianas sino que con él participó en las luchas por la independencia, inmortalizando su nombre con las centauras legiones de Güemes.

Fue el hombre de nuestro campo, principal escenario de su vida legendaria y real.

La doma y el rodeo era sus trabajos preferidos.

La primera tenía como finalidad amansar a los potros, tarea que se convertía en divertimiento cuando se organizaban fiestas.

El rodeo se realizaba para agrupar a los animales y evitar que se perdieran.

Otra ocupación era la yerra, en la que con un hierro al rojo vivo se marcaban los animales.

En las fiestas se lucían en las carreras de cuadreras y de sortija.

Esta última requería, además de velocidad y destreza, una gran puntería para ensartar la sortija en pleno galope.

La piala, tal vez la máxima demostración de destreza y agilidad del gaucho, consistía en echar el lazo a un animal en fuga.

También se ganaba la vida “conchababándose” para la esquila.

Algunos elementos que son “tradición”:

El mate

Se la practicaba desde antes que llegaran los españoles.

Los guaraníes utilizaban una calabacita ahuecada que secaban al sol.

Un junco o una cañita les servía de bombilla.

Después se le agregó un filtro de fibras vegetales tejidas para que no se pasara la yerba.

En la época colonial los criollos y los españoles utilizaban finos mates y bombillas trabajadas en plata.

El mate…

Que como bien dicen por ahí, es un líquido y entra por la boca.

Pero no es una bebida.

En este país nadie toma mate porque tenga sed.

Es una costumbre, como rascarse.

Y es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir.

Es la generosidad de dar hasta el final.

Es la hospitalidad de la invitación.

Es la justicia de uno por uno.

Es la obligación de decir “gracias”, al menos una vez al día.

Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir.

Ahora vos sabés:

Un  mate no es sólo un mate…

El tradicional “asado

Hay dos formas de prepararlo:

Ensartando la carne en una barra de hierro que se entierra cerca del fuego de leña o a las brasas cuando se pone en parrillas.

El gaucho aprovechaba de los vacunos sólo el vacío y las nalgas que asaba sin quitar el cuero ya que de esta manera. una vez cocida la carne, los trozos se conservaban por varios días debido a la capa gelatinosa que se formaba:

Asegurándose de que no faltara bocado.

El asado con cuero es una tradición genuinamente argentina.

Este tipo de cocción aparece en la literatura recién en el año 1928.

Con el transcurso de los años se fue logrando una mejor aprovechamiento del vacuno y comenzaron a practicarse otros cortes de carnes dándole preferencia a los costillares considerándose, y con justa razón, que la carne pegada al hueso y con vetas de grasa es la más sabrosa.

Otras comidas:

La carbonada, el puchero criollo, el locro, los chicharrones, el charqui, las tortas fritas, la mazamorra, el arrope (dulce preparado con diferente frutos: uva, higos, tuna, chañar, etc.), y las jugosas empanadas son casi una institución dentro de la cocina argentina.

El baile nacional: el Pericón

En sus comienzos, esta tradicional danza, al igual que la Media Caña, fue una variante del cielito.

Algunos autores afirman que esta variante, se bailó con la ayuda de un bastonero, el cual recibía el nombre de “pericón”, ya que él era el encargado de dictar las figuras, a la voz de aura (“ahora”).

Con el tiempo fue sumando figuras al esquema simple de sus inicios.

El “pabellón” es el más conocido, donde las parejas tomadas del brazo, forman un círculo y siguiendo el compás de la música, cada pareja, con las manos libres, extiende un pañuelo por encima de las cabezas, intercalándose los colores azul y blanco de la bandera nacional (Argentina y Uruguay).

En el momento en que el bastonero lo dispone, grita con fervor patriótico, “viva la patria”, a lo que los demás bailarines responden:

“Viva”.

Flor y ave nacional: el ceibo y el hornero

La primera, el ceibo, retrotrae a una bella leyenda, en la que una indiecita, Anahí, es condenada a la hoguera por haber matado a un soldado español.

Al momento de iniciarse el fuego, la joven comenzó a cantar.

Era como una invocación a su selva, a su tierra, a la que entregaba su corazón antes de morir.

Su voz dulcísima estremeció a la noche, y la luz del nuevo día pareció responder a su llamado.

Con los primeros rayos del sol, se apagaron las llamas que envolvían Anahí.

Entonces, los rudos soldados que la habían sentenciado quedaron mudos y paralizados.

El cuerpo moreno de la indiecita se había transformado en un manojo de flores, rojas como las llamas que la envolvieron, hermosas como no había sido nunca la pequeña.

Maravillosas como su corazón apasionadamente enamorado de su tierra, adornando el árbol que la había sostenido.

Así nació el ceibo, la rara flor encarnada que ilumina los bosques de la mesopotamia argentina.

La flor del ceibo que encarna el alma pura y altiva de una raza que ya no existe.

Fue declarada Flor Nacional Argentina, por Decreto N°138.974 del 2 de diciembre de 1942.

Su color rojo escarlata es el símbolo de la fecundidad de nuestro país.

El hornero no es un ave vistosa.

Pero tiene a cambio una gran cualidad:

Es un trabajador nato sabio previsor de los embates del tiempo.

El hornero o, “casero”, es un verdadero artesano del barro, con el que llega a moldear una construcción tan sólida y formidable como posiblemente no exista en todo el reino de las aves.

Es un ave de figura rechoncha, con patas angostas y largas, resistentes para caminar, ya que las caminatas son su fuerte.

El pico es relativamente largo, angosto y punzante, levemente curvado.

Es el cincel del artesano.

Es muy conocida entre la gente de campo la orientación que le da el hornero a su “casita de barro” dando la espalda a los puntos desde donde provienen las tormentas y vientos fuertes.

Los Gauchos según cuentan miraban la orientación del nido de hornero para darle la misma dirección a la puerta de su vivienda y así evitar daños en la misma.

Y respondiendo a la premisa que señalábamos, de que las tradiciones evolucionan, hoy, en esta Argentina del siglo 21, no podemos obviar a algunos músicos que ya integran el imaginario nacional, por su fuerte arraigo social

De la mano de La Bersuit un breve recorrido por la historia de mi pais Argentina, con los grandes inventos, el orgullo, la vergüenza y todo aquello que nos identifica..

¡ VAMOS ARGENTINA!!!

Gracias a la Fuente:
http://www.mdzol.com/mdz/nota/340224-diez-de-noviembre-dia-de-la-tradicion/

 

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