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33 la edad de los milagros.
Jesús a los 33 años hacia grandes milagros y también en esa edad termino una parte de su vida para mostrarnos que detrás de ella había otra que hasta hoy es un gran misterio.
Cuando estuve en la mina intentando sólo dar un poco de cariño y de fuerza a todas las familias, quienes algunas ni siquiera se dieron cuenta que era yo, lo cual me encantó, por el anonimato que genera dar un poco de amor y contención, contención que me permitió escuchar sus historias, abrazarlas mientras lloraban, ver sus expresiones de fe y poder reírnos a ratos para distender el ambiente que en esos momentos era incierto.
Conociendo la minería como la conozco, sabía que estaban vivos, lo confiaba ciegamente, pero no puedo negar mi alegría al saber que todos, absolutamente todos estaban a salvo.
Que milagro de 33, que regalo para el bicentenario en un año tan duro para todos, que fiesta nacional.
Un familiar de un minero atrapado, me preguntaba, si con esto y más el terremoto y maremoto, los chilenos íbamos a aprender a querernos más.
El sabia una frase que yo siempre digo en algunas conferencias y que dice que en Chile nos abrazamos fuerte cuando tenemos miedo y cuando metemos un gol, pero el resto del tiempo vivimos apretados por dentro sin poder decir lo que sentimos por que ante todo debemos estar “dignos”.
Parece que no hemos entendido que la gran dignidad esta en un ministro que se emociona cuando le fracasa su plan de acción.
No hemos entendido que la dignidad está en el llanto bien dado, donde sale afuera lo mejor y lo peor de nuestra alma.
Ojalá como decía este gran hombre de minas, aprendamos a agradecer, a no quejarnos tanto a entender que la gran lección hoy viene desde el fondo de la tierra y no desde fuera.
Cuantas mujeres y hombres no podemos organizarnos teniendo todo lo necesario y a veces más que eso y ellos bajo tierra nos enseñan de oración, de encuentro, de comunicación y de fortaleza desde la sola sobrevivencia.
Punto aparte merecen los ritos, benditos rituales que nos permiten encontrarnos, sin el DIOS pantalla al frente.
Ritos que generan conocer los talentos del otro, que permiten distribuir las funciones, que permiten orar y darse ánimo y que terminan por darle sentido a la vida cotidiana.
Como debiéramos aprender de todo esto y resucitar la mesa, la sobremesa como instancia de dialogo y de conocimiento mutuo y a través de ellas poder aprender con humildad la sabiduría del otro.
Detener el tiempo, esto que se hace tan angustiante para las familias y para esos héroes bajo tierra, debiera ser una imposición para todos los demás, para poder reflexionar acerca del como estamos viviendo, que más queremos que nos pase en Chile para entender que debemos querernos más sin distinción, para hacernos el día a día más cálido y alegre con un buen carácter y sintiendo del alma que estar vivos y con afecto es un privilegio para trabajar y responder a él.
Gracias a los 33 que nos están dando una lección de vida que ojala no olvidemos pronto.
El terremoto no ha pasado, el maremoto tampoco, aprendamos de estas señales que nos da la tierra para poder con estas experiencias dolorosas construir entre todos un mejor país todos los días.
Este texto de desahogo lo hago desde Colombia un país hermoso y sufriente que sabe ser feliz y hacer que las cosas difíciles se hagan fáciles, solo por la cordialidad de su gente y con el entusiasmo con el que inician cada día.
Les cuento esto porque viniendo desde Ecuador, otro país fascinante y cálido y con una pobreza impresionante, paramos haciendo escala en Medellín, el vuelo se atraso y en vez de salir a las siete y treinta, salimos a las once de la noche.
La gente que tenía conexión estaba muy preocupada porque podía perder el vuelo en Bogotá cuando llegaran y estaban perdiendo la paciencia.
Entre ellos había brasileros que seguían y Rio y un par de chilenos que seguían a Santiago.
A verlos discutir frente a algo que era inevitable por las razones que nos daban, yo me acerco a todos ellos y les menciono que en mi país hay 33 hombres esperando poder salir de aquí a cuatro meses desde el fondo de la tierra, que si no era mucho en homenaje a ellos esperáramos nosotros tranquilos dos horas con un rico café , con aire puro.
Fue tal el impacto de la gente al escucharme con la delicadeza de Dios me dio, que nadie alego nada y todos subimos felices cuando nos toco abordar.
Ojala esta anécdota nos ayude a reflexionar sobre nuestras quejas y nuestros agradecimientos y quizás hoy usted que lee este humilde texto tiene algo que agradecer para homenajear a esas familias y por sobre todo aprender como país , que el Chile que soñamos lo construimos todos , y todos los días.
Gracias a la vida que nos ha dado tanto………., ojalà seamos capaces de verlo!!!
Fuente: Pilar Sordo
pd. Aprovechando estas palabras de Pilar, para contarles la maravillosa experiencia que he tenido con nuestros hermanos chilenos cuando los he visitado, como ya les he comentado en otra oportunidad sobre mi viaje reciente a Chile y Perú, no me alcanzan las palabras para elogiarlos, su recibimiento,respeto,cariño, cantos, atenciones,show, disfrazes, música, etc; la atención espectacular, comidas, lugares de descanzo, tanto amor y comprensión que no en todos lados recibimos, percibí esa energía divina, espiritualidad sincera.
Gracias a todos mis hermanos chilenos y peruanos, realmente Dios estuvo y está con ustedes….abrazos luminosos desde mi espacio virtual:www.YoEspiritual.com.
oneli@ lucí@*
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