El libro de Urantia – Perdónalos Padre, porqué no Saben lo que Hacen

Cuando un hombre sensato comprende los impulsos internos de sus semejantes, los ama.

Y cuando amáis a vuestro hermano, ya lo habéis perdonado.

El Libro de Urantia

El amor maternal es el único que no necesita conocer a su hijo para amarlo, porque siente ese amor inigualable desde el primer momento que sabe que está embarazada.

Pero todos los demás amores requieren de una comprensión que va creciendo en la medida que aumenta el conocimiento.

La empatía, el ponernos en el lugar de la otra persona es lo que más nos ayuda a comprender y a aprender a :

Amar a nuestro prójimo

Tal como es, y no como:

Nosotros quisiéramos que fuese.

«Puedes comprender mejor los valores del prójimo, si descubres las motivaciones que lo impulsan a obrar como lo hace, porque una vez que lo entiendas , te volverás tolerante y esta tolerancia crecerá en amistad y madurará en el amor».

Sin duda que:

«Conocer a nuestros hermanos, entender sus problemas y aprender a amarlos es una gran experiencia» .

La cual  no sólo ayuda a una mejor convivencia sino que también llena de felicidad en forma personal, pues «tener sensiblidad y saber responder a las necesidades de los demás, genera una felicidad genuina y duradera».

Por eso, cuando nos resulte difícil el perdonar las faltas de otra persona, o cuando nos sea casi imposible el perdonar una ofensa, hagamos silencio en nuestra alma y demósle paso a la empatía, pongámonos en sus zapatos, veamos el problema desde su punto de vista y abandonemos nuestros juicios, los cuales muchas veces más que juicios razonables, son prejuicios motivados por nuestro enojo o incomprensión.

«Si alguién te irrita y te produce sentimientos de resentimiento, debes buscar con simpatía el discernimiento desde su punto de vista y las razones para su conducta censurable».

Recordemos también que por el efecto espejo, muchas veces lo que más nos irrita es porque es nuestro talón de aquiles, porque:

«Vuestra incapacidad o falta de deseo de perdonar a vuestros semejantes, es la medida de vuestra inmadurez.

De vuestra incapacidad para alcanzar:

Compasión, comprensión y amor.

Sois rencorosos y vengativos en proporción directa a vuestra ignorancia de la naturaleza interior y de los deseos de vuestros semejantes».

Cuando sintamos el impulso de juzgar y condenar a alguién, recordemos las palabras de Jesús cuando les dijo a los fariseos:

«El que esté libre de pecado que lance la primera piedra» .

Reconozcámonos a nosotros mismos en las faltas de nuestros hermanos, así nos será mucho más fácil el olvidar cualquier ofensa y:

Podremos no sólo perdonar sino que también amar a quien nos ofendió.

En el peor de los casos, debemos repetir con Jesús:

«Perdónalos Padre, porque no saben lo que hacen»

«El amor es la manisfestación externa del impulso divino e interior de la vida.

Está fundado en la comprensión…

Alimentado por el servicio altruista y perfeccionado por la sabiduría».

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