
Hola, Onelia, te enviamos nuestro Mensaje de Éxito del día 14/1/2013
Cómo tener paz entre insultos, burlas y agresiones
Mateo 5:9
Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Las palabras lastiman, traen heridas, son heridas invisibles, traen dolor en el alma, pueden pasar los años y esas palabras que no se van, nos traen depresión, nos enferman en el cuerpo.
Hay gente que va al médico por un problema físico, pero detrás de eso hay palabras que lastimaron, te desprestigiaron, te insultaron y hay multiplicidad de dolencias.
Cada vez hay más, por ejemplo, violencia en el colegio, el acoso escolar, el mobbing, hay bullying, hay acosos en el trabajo, hay ciber-acoso, se llaman sexting agarran una foto y te pueden acosar por internet.
Hay chicos que se han suicidado, que se han deprimido por el acoso en el colegio, en el trabajo.
Hay acoso de parejas, hay acosos inmobiliarios, gente que te presiona para sacarte la casa.
La violencia está creciendo cada vez más.
Y la persona maltratadora tiene solamente un objetivo, mostrarte que tiene poder sobre tu vida.
Las personas que insultan, descalifican, ofenden, controlan, mienten, chismosean, acusan, te infaman, etc.
Tienen solamente un objetivo, al agredirte quieren mostrarte que tienen poder sobre tu vida.
Ahora, cuando la persona te agrede, te insulta, se burla, etc., quiere mostrarte que tiene poder sobre tu vida.
¿Cómo sabe el maltratador si lo tiene?
Va mirando nuestra reacción, de acuerdo a la reacción que tenemos va a confirmar si logró o no su objetivo de tener poder.
Hay dos maneras de responder, una pasiva y otra agresiva.
Con cualquiera de las dos maneras la persona que te maltrató salió ganando, logró su objetivo.
¿Cuál es la manera pasiva?
Por ejemplo, tragarse la bronca.
Nos han insultado y nos callamos y por dentro estamos mal.
Tragar broncas, llorar por un insulto, tener ansiedad, volvernos dóciles, obedecer al que más nos maltrata, tratar de agradar al que nos maltrata o mandársela a guardar como pasivo-agresivo, en cualquiera de estos caminos el maltratador logró su objetivo de confirmar que tuvo poder sobre nosotros.
Pero también está el que explota.
Cuando un maltratador te insulta, se burla e insultás, te burlás, gritás, criticás, demandás, amenazás, aunque aparezca el enfrentamiento aun físico, el maltratador dice:
Te gané, tengo poder sobre tu vida, porque el maltratador tiene el objetivo de mostrarte que tiene poder sobre vos.
¿Por qué el maltrato duele tanto?
Porque es sorpresivo, no te lo esperás.
Entré el otro día en una librería y estaba el libro que escribí.
Y pregunté si se vendía y me dijo:
No se vende nada y dígale a la editorial que lo ofrezco y no lo quiere nadie.
No me esperaba eso.
No te lo esperás.
El abuso es inesperado y el abusador, el maltratador te va a decir algo que te duele, algo que te molesta, algo que te ofende, algo que te da bronca y es un momento que no te lo esperás.
Y si tragás bronca o explotás o gritás, perdiste, porque el maltratador logró el objetivo, tengo poder sobre vos y los hijos de Dios sabemos que el único que tiene poder sobre nosotros es el rey de la gloria, nuestro Señor Jesucristo, a él le pertenecemos, de él venimos, nos salvamos en él, él tiene poder.
El maltratador es un nene lastimado, un nene que llora, una nena que llora, que está escondido detrás de toda esa violencia, de toda esa lengua, de todo ese maltrato.
Hay un nene desprotegido llorando inseguro, una nena que llora, pero el maltratador va a hacer que mordamos con algo que nos duela.
El maltratador nos va a tratar de ofender, va a tratar de burlarse, nos va a criticar.
Como esa mujer que llega a un lugar y critica.
Llega al almacén y dice, qué almacén feo, sale de ahí, empieza a caminar dice, este barrio huele feo, llega a la casa de la amiga y dice, no sé por qué la tengo de amiga, acá también huele feo.
Cuando llega a la casa se mira los zapatos y había pisado materia fecal.
Así le pasa al maltratador, lleva su propia bronca.
El maltratador no es personal.
Cuando alguien nos agrede, nos insulta, no es personal.
La gente maltratadora no te elije, aunque te puedan elegir.
En el fondo lo único que quieren es lograr mostrarnos que tienen poder sobre nosotros, que nos pueden controlar.
Jesús dice:
Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios.
Ser un pacificador no es ser un tonto, un felpudo, que te maltratan, que te insultan.
No, el pacificador es alguien que tiene cuatro características.
Primera, los pacificadores no se enganchan.
Te maltratan, te insultan, se burlan pero no te enganchás.
Quiere decir que vas a usar una frase para poner un límite al maltrato de palabra.
Por ejemplo:
Te dicen, acercate tonto.
Le decís, no me hables así, no me gusta.
La otra persona se burla y dice, se te fue la testosterona.
Y le respondés,:
No me hables así, no me gusta.
Se vuelve a burlar y le decís:
Hablamos otro día, chau.
Eso es lo que hay que hacer.
No me gusta que hables así.
Aprender a poner límites, no me gusta que hables así.
Tenés que tener una frase guardada.
Ayer con mi hija practicamos, yo me burlaba y me decía, no me hables así, no me gusta.
Te doy un consejo, enseñales a tus hijos una frase, que la tengan guardada para que no necesiten pelearse, ni gritar, ni empujar, ni guardarse la bronca, sino aprender a poner límites.
No somos un felpudo.
Cuando Jesús dijo, si te pegan en una mejilla, poné la otra.
También dijo, habéis oído, ojo por ojo, la ley de la venganza.
Por eso, poner la otra mejilla quiere decir, no te vengues
Porque cuando a Jesús el soldado romano le pegó, le dijo:
Si he hecho mal, dímelo y si no
¿Por qué me pegas?
No puso la otra mejilla, porque lo que tenemos que hacer frente al maltrato es poner un límite, es tener una frase ya guardada, porque te pegan cuando no lo esperás.
Decir, no me hables así, es una frase y si la persona sigue hablando, tengo otra frase que la uso mucho, muchas gracias, lo voy a tener en cuenta.
Y hay otras, lo que decís es muy interesante, lo voy a reflexionar y sacás para anotar, como que anotás lo que te dijo y la persona está pensando que anotás eso, pero anotás otra cosa.
O aprender a decir no, por ejemplo, querés droga, no, querés sexo, no, querés divorciarte no, aprender a decir que no.
Tenés una frase guardada y ponés límites, no me gusta que hables así o posponerlo, lo hablamos después, lo dejamos para después o lo hablamos mañana, ahora no quiero hablar.
Aprender a poner límites es la manera que tenemos de curarnos.
A veces tenemos que hacer oídos sordos, ignorar.
A mí me enseñó un productor de televisión algo que sabemos todos:
Cuando alguien desconocido quiere hacerse famoso inventa un amorío con un famoso o un ataque, porque el que está arriba en rating si le responde, el que está abajo sube, se hace famoso, pero el que está arriba baja.
Entonces, cuando alguien te maltrata es porque tenés rating y quiere que le respondas y muchas veces hay que hacer oídos sordos.
Como ese sabio que iba caminando y lo empezaron a insultar.
El chico que estaba al lado le dijo, te están insultando, te están humillando, hacé algo.
Y le dijo, si te dan un regalo y no lo aceptás
¿A quién le queda?
A veces hay que hacer oídos sordos, hay que parar y decir, así no me hables, así no, o no me interesa, o basta o irse, pero aprender a poner límites.
La gente pacificadora no tragamos bronca y después explotamos, ni andamos a los gritos, a los insultos, sino que aprendemos a poner límites, a usar palabras de freno, porque hay un propósito grande de Dios para nosotros.
Primero:
La gente que es pacificadora no se engancha.
Segundo:
Los pacificadores disfrutamos.
A veces lo que hay que hacer es reírnos.
Te insultan, reíte.
Te dicen, se te está cayendo el pelo, decí, no, me está creciendo la cara, o te dicen cuatro ojos, no, tengo rayos x.
No te combina la ropa, es que el glamur me persigue pero no me dejo atrapar, una pavada así, lo importante es que no te enganches.
Si se burlan de vos, no hay nada más poderoso que te burles mucho más para mostrarle que no tiene poder sobre vos.
Te dicen, estás embarazada, sí, voy a parir a Freddo y a MacDonalds, te vas a reír.
Me contaba Martín Russo, que está dando shows en los cruceros, que hay una morgue por si se muere alguien, lo mandan en cajón.
Y subió una pareja de ancianos y a las tres horas el hombre se murió y el capitán le dijo, señora, en tres horas la llevamos a tierra.
Y la esposa dijo, no, yo pagué siete días.
Ustedes me retienen al hombre en el cajón.
Pagué siete días, ya me amargó en vida, no me va a amargar en muerte.
E hizo los siete días con el cajón en la morgue.
La gente de fe somos gente divertida.
Reíte, disfrutá de las cosas.
Me contó un productor que se casó y la suegra le hizo la vida imposible.
Se muere la suegra, el hombre estaba el velatorio y viene una mujer.
Le dice a la esposa, nena, la que está ahí no es tu mamá, es tu abuela, yo soy tu mamá.
La chica se pone a llorar y el hombre dice, se me murió una suegra y ya me apareció otra.
Lo importante es disfrutar.
Me contaba una mujer de Córdoba que tiene agencia de viajes:
Bernardo, se quedan viudas las mujeres, se arreglan, se peinan, sacan la plata, invitan a todas, se van al Caribe, se gastan toda la plata.
Dice, el viejo no me pagaba ni el café, ahora me voy a gastar toda la plata.
Quiero decirte algo, Dios nos ha dado el gozo.
No dejes que nadie te robe el gozo del Señor.
Alguien se va a burlar de vos, alguien te va a insultar, alguien te va a descalificar, alguien te va a maltratar, alguien te va a calumniar, te va a difamar, pero no dejes que nadie te robe el gozo del Señor.
Porque el gozo de Dios es la fuerza de Dios dentro de vos.
No me engancho, voy a disfrutar.
Tercero:
Los pacificadores están decididos a ir por la victoria.
Estamos decididos que en este año nos vaya bien, prosperemos, tengamos una familia extraordinaria, terminemos bien los estudios, la cabeza nos funcione.
Fue un hombre al zapatero.
Le dice:
¿Cómo quiere los zapatos, puntiagudo o triangular?
No sé, le dice.
Al otro día le pregunta:
¿Cómo quiere los zapatos?
No sé.
Al otro día
¿Cómo quiere los zapatos?
No sé.
Al otro día el zapatero le hizo un zapato puntiagudo y el otro triangular, porque si no decidís otro va a decidir por vos.
Por eso decías, a mí me abusan, me controlan, porque no controlás tu propia vida.
Pero hoy vamos a decidir que vamos a controlar nuestra vida, que el Señor es nuestro rey y que estamos decididos a que nos vaya bien en todas las áreas de la vida.
De José se burlaron, le dijeron, el soñador y Dios lo hizo ministro de economía.
Por cada burla que alguien te haya soltado, Dios te va a dar tierra y te va a promover.
A David le dijeron, perro, los hermanos le dijeron, andate a cuidar las pocas ovejas y David terminó siendo rey.
Por cada burla, acoso, insulto, difamación, hay un lugar de victoria, hay un ascenso de Dios y hay una promoción en el mundo espiritual, porque Dios ama a su pueblo, lo defiende, lo celebra y lo levanta a grandes lugares.
Andá contando cuantas veces te insultaron, te maltrataron y te abusaron, porque Dios te va a honrar.
Dice David, Señor, quita a mis enemigos y Dios dice, no te los voy a quitar, te voy a poner una mesa de comida delante de tus enemigos, para que vean mientras vos y yo vamos a comer todos los días de la vida.
Les hablo a los maltratados, a los abusados:
Preparate, delante de los que te lastimaron Dios pondrá una mesa de bendición.
Yo estoy decidido a ir por mi victoria.
Se murió un hombre, fue al cielo, le preguntó a San Pedro, porque era maniático del ejército;
¿Quién fue el mejor general de todos los tiempos?
San Pedro lo mira y dice, ese que está ahí.
No, ese, no puede ser, si era compañero mío de la fábrica.
Sí, pero si hubiese decidido ser general, hubiese sido el mejor de toda la historia.
No te mueras sin haber cumplido con tu propósito.
Hoy tenemos que salir decididos a que nos vaya bien, decididos a que vamos a caminar en victoria.
Se burlaban de Eliseo un montón de chicos.
Le decían, pelado, sube, porque Elías se había ido al cielo en un carro, por eso decían, sube, pelado y dice la Biblia que salieron dos osos, por las dos burlas y despedazaron a todos.
Por cada palabra que te humilló, que te maldijo, va a salir el oso del Espíritu Santo, va a triturar el fuego de Dios toda maldición sobre tu vida, porque vas a ser promovido, ascendido, bendecido por la mano poderosa del rey.
No me voy a enganchar, voy a disfrutar, estoy decidido a ir por mi victoria.
Cuarto.
El pacificador habla solución.
Hay poder en las palabras.
El don más lindo que Dios nos ha dado está en la boca, son las palabras, construyen, destruyen, humillan y tenés que usar palabras que abran caminos.
Yo las tengo anotadas en una hoja en mi oficina porque quiero practicar.
Y anoté unas frases, de acá en adelante, si le digo a otra persona te equivocaste, no puede hacer nada porque se equivocó, pero si le digo, de acá en adelante tené en cuenta tal cosa, sí puede controlar.
La gente negativa te señala el pasado, lo que hiciste mal, la gente de fe, la gente pacificadora no te habla de lo que pasó, te habla de acá en adelante.
Otra frase que tenemos que usar, cómo lo podemos resolver.
Fue una mujer al colegio, se quejó con la maestra, usted está en contra de mi hijo.
Y la maestra dijo, usted no tiene que venir a agredirme porque sino también voy a terminar agrediéndola.
Tiene que venir a decirme, maestra, qué podemos hacer juntas para poder ayudar a mi hijo.
Salir del lugar de adversario y hacer sociedad con la gente.
El negativo se enfoca en los problemas, la gente pacificadora dice, cómo lo podemos resolver.
La gente pacificadora pregunta en vez de afirmar.
Preguntar por qué paso esto, qué pensás, cómo lo pensás resolver, preguntar abre el dialogo.
La gente que no pregunta, afirma, demanda, termina con el mundo achicado.
Otra frase, contame un poco más, otra frase es enséñame.
Hay gente que no aprende porque tiene soberbia y no puede decirle al otro, enséñame cómo es, contame cómo es.
Otra frase extraordinaria para las quejas es, tenés razón, te pido disculpas, me voy a encargar personalmente.
Esto lo enseña una americana, las tres no fallan nunca.
Alguien se te queja, en vez de morder el anzuelo, le decís, tenés razón y me voy a encargar del tema personalmente, te pido disculpas, ya no hay más nada que hablar.
Tenemos que usar palabras que abren.
David dijo, pon un centinela en mi boca para que cada palabra que hable sea en honor a ti, Señor.
Cuando soltás una palabra de fe, de tu boca sale una espada y el Espíritu Santo toma esa palabra que es una espada y pelea a tu favor.
Decís, por la llaga de Cristo estoy sano.
El Espíritu Santo toma esa palabra que es una espada y corta la enfermedad.
Decís, voy a prosperar porque Dios está conmigo.
El Espíritu Santo toma esa espada y te trae finanzas.
Tenés que darle la espada al Espíritu Santo desde que te levantás, declaro victoria.
El Espíritu Santo toma la espada.
Declaro que me va a ir bien, me levanto de esta caída, no voy a dejar que esto me mate.
Dios conmigo, quién contra mí y el Espíritu Santo que está al lado tuyo pelea con la espada, porque hay gente que le va tan bien porque todo el día le da espada.
Dale una espada al Espíritu Santo.
Usá tu boca para que pelee a tu favor.
La ley de la diferencia dice que sos diferente, no hay nadie como vos.
Levantá el dedo pulgar y decí, soy único, soy diferente.
Esa diferencia es la que Dios va a usar para promoverte, eso que te hace único.
Dice la neurobiología que todos tenemos cinco habilidades que cuando se mezclan dentro de nosotros nos hacen ser únicos, como las patentes del coche, los números son conocidos pero mezclados te hacen tener una patente única.
Hay habilidades dentro de vos que te hacen único y eso es lo que el maltratador quiere robarte.
Satanás te desprecia porque a él lo desprecia todo el mundo.
Por eso vas a ser único, vas a invertir en lo que te hace ser único, lo que te hace ser único es lo que te hace que te juntes con la gente que te juntás, porque sos único, no sos del montón.
Esa diferencia que te quieren aplastar es la que te va a promover, es la que te va a llevar a la victoria, es la que el maltratador quiere aplastar, pero es la que Dios va a usar.
Una persona única con un sueño único con un Dios único para hacer cosas únicamente gloriosas.
Pacificador:
Pensé que el pacificador era el que decía quiero ser el felpudo de Dios donde la gente se limpie los zapatos.
No, no sos el felpudo de Dios, sos único, no hay nadie como vos, Dios va a usar eso.
El pacificador es alguien que no se engancha, que disfruta, que decide victoria y que habla solución.
Jesús dijo, felices los pacificadores porque serán llamados hijos de Dios.
Hijo de Dios quiere decir heredero, todo lo que es de Dios es tuyo y mío y cuando sos un constructor de paz tu herencia viene a tu mano.
Hay dos tipos de herencia, la herencia interna, que es la capacidad de Dios que está dentro de vos, el Cristo que te habita te da su mente, sus manos.
Serás sus soluciones, ya no podés decir, no sé, no puedo, me sale mal, no me da la cabeza para estudiar, me olvido todo.
No, tengo una herencia de habilidad, el Cristo de la gloria está dentro de mí y soy sus ojos, sus manos, su inteligencia.
A Jesús todo le salió bien, terminó en victoria, resucitó, está dentro de nosotros.
Por eso tu herencia es capacidad, todo lo que hagas te va a salir bien.
Esa es la herencia interna.
Hay una herencia externa, herencia de prosperidad.
Abraham fue a una ciudad, prosperó.
Isaac, el hijo, fue a otra ciudad, prosperó.
Jacob se fue a otro lugar y prosperó, porque no importa donde estés, si Dios está contigo herencia de prosperidad viene a tu casa, si somos hijos de Dios, todo lo que es de Dios es nuestro por herencia.
Jesús murió, resucitó, pero no se enteraron.
Estaban caminando, se llaman los dos de Emaús, están arrastrando los pies, tristes.
Jesús se murió, se terminó todo.
Se les aparece el Señor.
Jesús estaba en gloria, ya había resucitado pero no lo reconocieron.
Se les acerca, les dice:
¿Qué pasa?
¿Cómo qué pasa?
¿No te enteraste?
Mataron a Jesús.
Y van caminando y dice la Biblia que Jesús les empezó a hablar y cuando lo hizo, el corazón de esos dos ardía.
Quiero hablarles a los que vinieron arrastrando los pies, los que vinieron cansados, la palabra del Señor va a hacer que arda tu corazón, que se enciendan otra vez los sueños perdidos, la esperanza guardada, las emociones lindas.
Cuando escuchás la palabra te hace arder.
Y les empezó a arder el corazón.
Y llegaron a un hotel de noche, se sentaron a comer con Jesús.
No sabían que era Jesús.
Cuando tomaron el pan y lo partieron, los ojos de ellos se abrieron y vieron que era Jesús.
Todo lo que en tu corazón estaba ardiendo, en breve lo van a ver tus ojos abiertos, ese coche que hace arder tu corazón, esa familia, esa casa, ese sueldo, ese viaje, ese proyecto que hoy hace arder tu corazón, en breve se te van a abrir los ojos y lo van a ver tus ojos físicos, lo van a tocar tus manos, porque la palabra primero te hace arder.
Se sentaron con Jesús.
Y la ley del intercambio dice, todo es un intercambio, nada es gratis.
Dejaste tu casa para venir acá, comés asado y dejaste de comer pizza y si comiste pizza y asado, dejaste de comer otra cosa.
Todo es un intercambio.
Damos algo, nos vuelve algo, das tiempo, te pagan por tu trabajo, das tu capacidad, te devuelven dinero, das un abrazo, te devuelven una palabra de bendición, todo es intercambio.
¿Qué estás dispuesto a intercambiar con el Señor?
¿Qué estás dispuesto a darle al Señor para que él te dé?
Parece un trueque, es la ley del intercambio, nada es gratis en la vida.
La persona que está estudiando intercambió quedarse estudiando en vez de ir a bailar y divertirse.
Todo es un intercambio.
El que salió a divertirse dejó de estudiar, de hacer otra cosa.
¿Qué estás dispuesto a cambiarle al Señor?
Decile, te doy mis horas, dame tu gloria.
Te doy mi tiempo, dame tu bendición.
Te doy mis fuerzas, dame algo lindo.
Le pregunté a Lucas Márquez cómo estudia la Biblia y me dijo, estudio tres horas por día.
Me levanto antes, me acuesto tarde o en el avión, estoy con la palabra, oro al Señor, a veces nos juntamos con mis hijos, hablamos la palabra y sé que las horas restantes están bendecida por Dios.
Lutero dijo, hoy tengo tantas cosas que hacer que voy a pasar cinco horas en la presencia del Señor, porque cada intercambio que hacemos con el Señor, el Señor termina bendiciendo todo lo restante.
Somos herederos.
Bienaventurados los pacificadores porque serán llamados hijos, herederos de Dios.
Soy heredero.
Y después dice, bienaventurados los pacificadores, serán llamados.
Te llamaban inútil, ahora te van a llamar heredero.
Los mismos que usaron la boca para hundirte, ahora se van a tener que morder las palabras, porque Dios te va a dar herencia y van a tener que llamarte heredero del Señor.
Dios va a hacer efecto eco y todo el mundo se va a enterar que sos hijo del Señor, que sos heredero del Señor, que la capacidad del Señor se ha activado y que todo lo que vamos a hacer nos va a salir bien.
Preparate para heredar, preparate para ser llamado, preparate a construir paz, porque hoy los cielos se abren sobre este pueblo.
Declaramos que la herencia material, la herencia espiritual, la herencia de victoria, la herencia interna vienen a nuestra vida.
Y declaramos por cada maltrato, por cada burla, por cada humillación, una promoción grande.
Y declaramos, Señor, que Argentina será levantada.
Que nuestra casa será levantada, que nuestra vida será levantada y que esta iglesia será levantada y todo lo que hagamos nos saldrá bien.
Fue una viejita a la iglesia y cuando se estaba yendo alguien dijo, terminó ya el mensaje.
Y le dijo:
No, el mensaje no terminó, porque todavía no empecé a vivir lo que escuché.
El mensaje se termina cuando viva lo que escuché.
El mensaje no se termina cuando salgamos de acá, falta hacer esfuerzo.
Alguien te va a venir a agredir, a insultar, alguien se va a burlar de vos, alguien te va a calumniar, acordate, no nos enganchamos, poner freno, hacer oídos sordos, a veces irnos, no perder el gozo del Señor.
No dejes que nada te robe el gozo, aun en medio de las dificultades, la promesa es que en medio del dolor Dios va a cambiar el lamento en gozo.
Sé decidido, caminá decidido, pero decidido de verdad, decidido a congregarte, a servir a Dios, decidido a que te vaya bien, decidido a orar.
Vino un amigo a la reunión.
Me dice:
Voy a venir los tres domingos del libro y vino porque tomó la decisión y eso es lo que Dios está buscando, gente que decida que le va a ir bien, que decidas que te va a ir bien con el respaldo del Señor, hablá solución, acordate que todos hemos lastimado.
Jesús dijo:
Perdónanos, como nosotros perdonamos a los que nos lastimaron.
Todos hemos lastimado.
Una persona me dijo, me maltrató una mujer.
Vos también maltratás.
Billy Graham dijo, si ves la iglesia perfecta no entres, la vas a arruinar.
Él tiene noventa y cuatro años.
Ese hombre ganó más gente que el apóstol Pablo.
Viajó a cincuenta, cincuenta y cinco países, ganó mucha gente, millones conocieron al Señor con él y escribió un libro sobre la vejez.
Y cuenta de los amigos de él que tienen cien años y dice:
Pensé que me moría a los cincuenta, pero si volviese a nacer, pasaría más tiempo con mi Señor.
La ley del intercambio, pasá más tiempo con el Señor.
Decile, Señor, quiero hacer lo que me llamaste a hacer y no quiero entrar en el juego de morder el cebo de nadie,
Quiero perdonar y ser perdonado.
Bernardo Stamateas
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