No me gusta verme Envejecer – Reflexiones para el Día de los Abuelos – Alejandra Stamateas

Onelia, No me gusta verme envejecer
Por Alejandra Stamateas

Y dijo Jahaziel:

Escuchen, habitantes de Judá y de Jerusalén, y escuche también Su Majestad.

Así dice el Señor:

No tengan miedo ni se acobarden cuando vean ese gran ejército, porque la batalla no es de ustedes sino mía.

Mañana, cuando ellos suban por la cuesta de Sis, ustedes saldrán contra ellos y los encontrarán junto al arroyo, frente al desierto de Jeruel.

Pero ustedes no tendrán que intervenir en esta batalla.

Simplemente, quédense quietos en sus puestos, para que vean la salvación que el Señor les dará.

¡Habitantes de Judá y de Jerusalén, no tengan miedo ni se acobarden!

Salgan mañana contra ellos, porque yo, el Señor, estaré con ustedes.»

¿A cuántas les pasa eso? o a cuántos.

Viste que no es lindo, vos de joven movías el brazo y era un brazo firme, duro, ahora te baila.

El capítulo que leímos me lo dio el Señor hace una semana y ministró mi vida de una manera muy especial.

Este pasaje cuenta de un rey que se llamaba Josafat, y dice que este rey amaba a Dios, y en un momento se juntan tres ejércitos enemigos y le avisan al rey Josafat, que estos tres ejércitos lo iban a atacar.

Y él se pone a hablarle a Dios, proclama un ayuno y le dice

¿Cómo puede ser?

Ahora viene el enemigo, nos van a matar, a sacar la tierra, lo que es nuestro, lo que vos nos diste, y luego de esta oración se levanta un profeta de en medio de un pueblo.

Algunos tomaron esta palabra para su propia vida, y hoy vamos a poner mucha claridad y vas a entender este pasaje de una manera nueva.

Cuando las mujeres y también los hombres estamos pasando más de los cuarenta, nos vamos pareciendo a Cenicienta, teniendo miedo que toquen las doce y que nos transformemos en otra cosa y perdamos el encanto.

¿Cómo te das cuenta si te estás poniendo mayor?

Por ejemplo cuando entrás en la habitación de tu casa y decís:

¿para qué entré yo acá?

¿qué estoy haciendo acá?, ah, ya sé.

O por ejemplo vas con la ropa para guardar y no sabés para que entraste o decís por primera vez, algo que acostumbraba decir tu mamá, y que a vos no te gustaba, por ejemplo :

¿qué dijiste a tus hijos ahora que empezó el frío?

A la mañana y a la noche hace frío, llevate un saco por las dudas,.

¿cuántas le dijeron eso a los hijos o al marido?

El domingo le dije al pastor Bernardo, tuvo que venir un poco antes y se puso manga corta, le dije: llevate un saco.

No, me dice, hay solcito, bueno a la noche no te hice caso y me congelé (porque las mujeres siempre tenemos razón).

Otra de las cosas que te das cuenta que estas envejeciendo es por las frases que empezás a usar, por ejemplo:

Vos tendrías que haberme visto cuando yo tenía quince, dieciocho, no sabés lo linda que era, estaba flaca, o por ejemplo:

¿qué era lo que estaba diciendo?

¿de qué estaba hablando? ya no te acordás.

O cuando estás con un montón de amigas que tienen que subir y decís:

Chicas yo tengo que tomar el ascensor, discúlpenme, o algo me cayó mal, cuando empezás a decir eso, es porque todo ya te cae mal, comes cualquier cosa, hasta lo más sano y te cae mal, es porque ya estás grande.

Dice que una vez, una mujer madura ya se iba a dormir, pero pasó por la cocina y vio debajo de la mesada una cucaracha, se sacó el zapato y lentamente fue y aplastó la cucaracha, cuando prendió la otra luz que estaba apagada, se dio cuenta que había matado una uva.

¿A cuántas les pasó eso?

Es que nos estamos poniendo grandes.

La pregunta es :

¿cuándo te sentiste vieja por primera vez?

¿Cuál fue el hecho con el cual dijiste: estoy grande?

Por ejemplo, la primera vez que te dijeron:

Señora, doña, peor todavía.

Cuando tuviste a tu nieto en brazos, cuando te enteraste que ibas a ser abuela, cuando tus hijos se casaron, cuando tu hijo o tu hija cumplió quince años, cuando te miraste en el espejo y te miraste la primera arruga.

¿Cuándo fue la primera vez que te sentiste grande?

Las mujeres y los hombres reaccionamos de diferentes maneras, es distinta la manera en que reaccionan las mujeres, que la manera en que reaccionan los hombres.

Las reacciones de las mujeres:

Las mujeres cuando nos vamos viendo mayorcitas podemos reaccionar de varias maneras:

Enojarnos y vivir toda esta etapa de la vida tan preciosa, enojadas, y decimos:

Sí, soy vieja y qué, pero con un tono de:

Me revienta pero me lo tengo que aguantar.

Sí soy vieja y qué, y empiezan a despreciarse a si mismas como despreciaban a los viejos cuando ellas eran jóvenes.

Si vos de joven despreciás a la vejez y a todo lo que tiene que ver con lo viejo, entonces cuando vos te veas en esa situación, también te vas a despreciar.

Son mujeres que ven algo lindo y dicen:

Para qué me lo voy a comprar si total ya no estoy para lucirlo…

¿qué sentido tiene que ahora invierta en esto, gaste en esto, si ya ahora lo único que me queda es quedarme dentro de mi casa?

No salen, se esconden.

Está la pobrecita, ¿qué hace?, es la que se queja todo el día porque cree que ahora, como cumplió años y se está volviendo grande, tiene derecho a que la cuiden, es la que se queja y dice:

Los años vienen con problemas, me duele la cintura, no veo bien, me duele la espalda, mirá la várices, mirá esto, lo otro y vive quejándose todo el tiempo, porque cree que como ya es grande, tiene que inspirar compasión en los demás, esto está relacionado a un miedo que vamos a ver.

Y está la negadora que dice:

No me llames abuela, te prohíbo que me llames abuelo, si, tengo esa edad pero no los parezco.

Esa es la negadora, la que no quiere saber nada con haber cumplido más de cuarenta.

Hay cinco miedos básicos, hay más pero yo te voy a hablar de cinco miedos.

Primero: enfermedad.

Unos de los grandes miedos es a enfermarse.

Cada vez que va pasando el tiempo en mi vida tengo miedo a tener más enfermedades, porque asociamos enfermedad con pasaporte al más allá.

¿Cuántas veces te enfermaste en la vida?

Desde que sos bebé te enfermás y tuviste un montón de enfermedades más de las que podés tener de grande, pero sin embrago el problema es la asociación, vos decís si yo me enfermo tal vez no me pueda recuperar o esta enfermedad me lleve a la muerte, me agarra como antes, ahora me agarra un resfrío, me deja veinte días con una bronquitis en cama que no puedo salir, y uno se empieza a hacer la cabeza, cuando sea grande tendré esto, aquello.

¿De qué me moriré?

Por eso se tiene mucho miedo a la enfermedad y el mejor consejo que te puedo dar acá, es que en la etapa esta, después de los cuarenta, tenés que empezar a cultivar salud, si vos no lo hiciste nunca, tenés que empezar a hacerlo.

Hay mucho para hacer en esta etapa y lo primero que tenés que hacer es trabajar en tu salud:

Tenés que hacer gimnasia.

Tenés que cuidarte en las comidas, comer bien, comer cosas que te hagan bien.

Bajar de peso si tenés sobrepeso.

Hacer cosas que te hagan bien.

Divertirte más, alegrarte más.

CAMINAR

Pero tenés que empezar a hacer lo que no hacías antes, por eso hay mujeres que tiene su vida desocupada después de los cuarenta, porque no empezaron a ver qué cosas podían hacer, que todavía no habían hecho.

Esta es una etapa de cultivar salud, para que entonces vos puedas decirle no a la enfermedad, yo estoy cuidando mi cuerpo para que mi cuerpo tenga resistencia frente a la enfermedad, entonces vos alejás la enfermedad y alejás por sobre todas las cosas los pensamientos de enfermedad que son los más difíciles de contener en esta etapa.

Tengo que cultivar salud.

Porque el cuerpo te pasa factura y cuando vos sentís que tenés todas las fuerzas del mundo, que es antes de los cuarenta, no te cuidaste nada, y el cuerpo te pasa factura.

Tenés que empezar a cuidarte, nunca es tarde, no digas:

Pero ahora no puedo, estoy vieja, ahora no tengo fuerzas, tenés que empezar a hacerlo, es como un derecho que tenés a cuidarte y tenés que usar de ese derecho.

Si no estás haciendo nada físicamente, tenés que empezar a hacer algo, no te dejes morir, no permitas a tu cuerpo que se deteriore, tenés que cuidar tu salud, tu cuerpo, porque te quedan muchos años por delante para seguir conquistando el sueño que Dios te dio, gloria a Dios.

Lo que no hiciste hasta ahora, sí lo podés hacer, que nadie te mienta, lo que no hiciste hasta ahora, aunque tengas setenta, ochenta años, sí lo podés hacer en favor de tu salud y de tu cuerpo.

Segundo. Otro de los grandes miedos: soledad.

Y esto pasa mucho.

Me voy a quedar sola, de vieja no voy a tener a nadie que me cuide, mis hijos están lejos, ya están crecidos, tienen su familia, quien me va a atender si necesito algo; la soledad y especialmente en gente que perdió seres queridos, hay mucha gente, especialmente mujeres, que matan a los vivos y viven con los muertos.

O sea, no hace ninguna relación interpersonal nueva, se quedó con las pasadas, se van muriendo y siguen viviendo con el recuerdo de los muertos, pero no pueden hacer nuevos puentes, y vos en esta etapa tenés que cultivar amistades, así como vas a cultivar tu salud vas a cultivar amistades, es un tiempo, después de los cuarenta, en que vos tenés que hacerte un nuevo equipo de gente amiga, porque no podés depender de los que ya están.

Amistad con gente nueva que traigan nuevas experiencias a tu vida, que te haga entrar en mundos diferentes que todavía no conocés.

Tengo que construir puentes.

Tenés que cultivar amistades para no tenerle miedo a la soledad.

Tercero: perder la juventud y depender de otros.

Ese es otro gran miedo.

Bueno yo pierdo mi juventud, pierdo mi habilidad para manejarme sola, para desenvolverme sola y voy a tener que depender de otros, ese es el gran miedo.

Hace muchos años daban una película que se llamaba:

El Retrato de Dorian Grey

Yo creo que la vi veinte mil veces, era chica cuando la daban, era un autorretrato y habían hecho un pacto, y el que iba envejeciendo era el cuadro pero la persona seguía manteniéndose joven toda la vida.

Muy interesante el mensaje que da.

Hay tanto miedo a perder la juventud, porque si pierdo la juventud voy a tener que depender de alguien, porque mis funciones ya no son las mismas.

Quiero decirte que después de los cuarenta no es que perdés algo, sino que tenés que buscar que viene de nuevo a tu vida, esta es la etapa para ver que viene de nuevo a tu vida, los «ya está», es viejo

¿Qué es lo nuevo que viene a tu vida?

Y tenés que tener expectativas de lo nuevo que va a venir a tu vida.

Por eso no nades contra la corriente lanzate a favor de la corriente que te va a llevar a aguas buenas donde siempre te vas a encontrar con sorpresas, porque uno tiene esa etapa de la vida como la etapa del deterioro como la etapa del:

Bueno ya no lo logré

¿Y ahora qué voy a hacer?

Me queda poco tiempo y ahora espero la muerte.

No, no, vos tenés que saber que es una etapa que viene con cosas nuevas.

Hay sorpresas para mí.

¿Cuántas quieren sorpresas?

Gloria a Dios por eso, hay sorpresas para tu vida.

Cuarto miedo es la muerte.

La muerte es una realidad para todos los seres humanos, todos vamos a pasar por la muerte y nadie sabe cuándo va a ocurrir.

Lo que pasa es que el miedo a la muerte en esta etapa se acrecienta, por eso alguien dijo, y me pareció muy bueno, que tenés que vivir esta etapa de la vida como si dieras un paseo en taxi, disfrutar del paisaje sin mirar el reloj, o sea, vos mirá y no mires las fichas que van cayendo en tu vida, cuarenta, cincuenta y ocho, sesenta, setenta, no mires, vos disfruta el viaje.

Es una etapa para disfrutar el viaje, tenés que disfrutar cada día de tu vida, aprender a disfrutar de la mano de Dios todo lo que Dios todavía tiene para mostrarte y todo lo que te vas a sorprender que todavía la vida no te mostró y te la va a mostrar a partir de ahora.

Gloria a Dios. Disfrutá el paisaje.

Quinto: miedo a perder el atractivo.

Y acá nos vamos a ver involucradas todas las mujeres.

Hay un quinto miedo que tienen, que tenemos, todas las mujeres cuando pasamos los cuarenta, cuarenta y cinco, a algunas les agarra antes, a otras después, es el miedo a perder el atractivo.

¿Cuántas saben que hay mujeres que tienen miedo de perder el atractivo?

Perder el atractivo de la juventud:

Quien me va a querer, quien me va a mirar, mi cuerpo no es el mismo, como voy a hacer el amor ahora que se me ha caído todo, que tengo que andar sosteniendo todo.

Quiero decirte algo:

Las mujeres culturalmente nos han preparado para ser presas y al hombre para ser el cazador que va a cazar esa presa, y la presa espera ser cazada, por eso, muchas veces, las mujeres antes de los cuarenta, cuarenta y cinco, cincuenta estaban en una actitud de espera, espera a ser cazadas por el cazador, porque ella es una presa esperando que le digan, que la conquisten, que la seduzcan, que la motiven, que le den aliento, que la acaricien, que la besen, que le propongan algo, o sea hasta esa etapa vos estás en la actitud de presa y la actitud de presa es la que se tiene que arreglar y la que tiene que estar súper-joven porque sino pierde el encanto.

Yo dije, algo tenemos que hacer porque estamos perdiendo la juventud, voy a hacer el grupo de las electro-stars con las pastoras y las pastoras van a agarrar una guitarra una peluca y yo también me pongo una peluca.

Nos hacemos las locas, parece que queremos retener esa juventud, hacemos locuras y no está mal, el problema es que seguimos, pasamos los cuarenta, cuarenta y cinco, y el problema es la mentalidad no el envase, el problema es la mentalidad de seguir siendo una presa, una mujer que necesita ser conquistada,

Una mujer que está pasiva, que está a la espera de que las cosas ocurran, estás a la espera de que alguien salga en tu defensa, estás a la espera que alguien te entienda, estás a la espera que alguien te reconozca, estás a la espera que alguien diga, bravo, muy bien lo que hiciste, estás a la espera de que alguien te de lugar, estás a la espera que alguien te diga vení, hacelo vos y esa es una actitud de presa y cuando pasan los años vos decís y ahora que ya no tengo más, porque no me dan las condiciones físicas, porque no tengo la habilidad, porque no tengo la destreza, porque hay cosas que no me acuerdo.

¿Cómo voy a hacer?

He perdido todos los recursos, porque creés que tu único rol en la vida es ser presa, y venir a ser cazada por alguien, y hay mujeres que hacen el cambio, dicen no, no, ya sé lo que voy a hacer, me voy a convertir en cazadora, está muy bien, pero se convierten solamente en cazadoras de hombres, pasan la otra mitad de la vida tratando de ver a qué hombre pueden cazar para volver a ser una presa.

Yo quiero decirte que vos sí tenés que transformarte en una cazadora, transformate en una cazadora, claro que si, pero para cazar tus sueños, para cazar tus metas, para cazar tus objetivos, para cazar tus valores, para retener tu terreno, tu tierra, hay cosas que son tuyas, no te las tiene que dar nadie,

Tenés que aprender a defenderla vos, defendé tu terreno, defendé tu parcela, después de los cuarenta es tiempo de dejar de ser una presa y empezar a ser la cazadora, la que va a conquistar los sueños que tiene en el corazón, gloria a Dios.

¿Cuántas cazadoras hay?

La madurez viene para eso, para que sueltes tu capacidad de conquista, preparé este tema porque he visto cantidad de mujeres que no saben defender su territorio.

Cuando estuve en España, les conté que conocí a Pepita, la dueña de un pueblo en Murcia, ella cuando le pregunté :

¿Qué le dirías a las mujeres de Latinoamérica? me dijo:

Que defiendan su parcela, que defiendan su territorio, y las mujeres tenemos que aprender a defender como leonas lo que es nuestro, dejar de esperar que la gente nos de algo, porque yo me lo merezco, porque trabajé toda la vida, porque soy mujer, porque al final ¿para qué?

Si no hay reconocimiento que es lo que decimos todas, dejá de esperar que alguien te reconozca, dejá de esperar que alguien te dé, porque eso es estar en estado de presa, de víctima, y vos lo que tenés que hacer es salirte de tu estado de víctima y empezar a hacer una conquistadora de aquello que querés.

Nadie te lo va a dar sino lo conseguís vos, nadie te lo va a dar, y vos tenés la capacidad dada por Dios para conquistar tu terreno, gloria a Dios.

Y la madurez te sirve para correrte de lugar, no importa si querés correrte de lugar de esta manera, no importa si querés ponerte la peluca y parecer más joven, y querés ponerte la conquistadora, no importa como salga, pero salí a conquistar, dejá de depender de los demás, dejá de pedir limosna de los demás, dejá de ver que es lo que el otro te puede dar, salí a conquistar tu terreno, tenés que pasar de ser presa a ser conquistadora.

Antes de los cuarenta estamos muy ocupadas porque tenemos que pensar en estudiar, en casarnos, en criar hijos, en buscar una pareja, en mudarnos, en tratar de tener una posición económica, muy ocupadas, por eso después de los cuarenta es la mejor época para empezar a conquistar tus verdaderos sueños, no los que la sociedad te empujó a hacer, sino lo que está dentro de tu corazón, que algunas lo tienen muy profundo en el corazón y tienen que empezar a conquistarlos, nadie te lo va a dar, nadie va a hacerte alcanzar tu sueño si vos no estás interesada en alcanzarlo.

Tenés que aprender a defender tu terreno, sino, analizá la cantidad de mujeres que aparecen en la Biblia, que son cantidades enormes, aunque no siempre se hable de ellas, vas a ver que eran mujeres que salían a conquistar, mujeres que sabían lo que querían y conquistaban lo que querían, que se la jugaban, que se arriesgaban vas a encontrar una Débora, Sísara, Abigail, Ana, Rahab, Sara, Raquel, Rebeca, María, que cometieron miles de errores, pero siempre estuvieron dispuestas a salir, no se quedaron como presas se transformaron en cazadoras de sueños.

En el pasaje que leímos en segunda de Crónicas, es un pasaje que parece una contradicción porque en el pasaje primero le dice el profeta que Dios está diciendo:

La batalla no es de ustedes sino mía, o sea, no peleen, la batalla es mía, pero después les dice el Señor, salgan contra ellos y los van a encontrar, parece una contradicción, dice no peleen y después dice salgan.

Tengo que salir, pero ustedes no tendrán que intervenir en esta batalla, quédense quietos en sus puestos y vean, parece una contradicción porque después, mas adelante, les dice salgan mañana contra ellos, que hago me quedo o voy.

Señor, está esa relación que Dios hace, entre esa conquistadora que hay dentro tuyo, y la fe que hay dentro tuyo, no es me quedo o voy, es salgan, si ustedes salen me van a ver actuar, si ustedes se quedan desde lejos no van a ver nada, si ustedes se quedan en su posición de presas, nunca van a conseguir nada, si ustedes se quedan en su posición de víctimas, llorando lo que no les dieron, o lo que no tienen, o lo que no pudieron hacer, no van a conseguir nada, el Señor te dice, salí, y cuando salgas ahí vas a ver como yo te doy la victoria, tenés que empezar a moverte, ir a conquistar tu terreno, lo que Dios te dijo que es tuyo, es tuyo y nadie te lo puede quitar. Gloria a Dios. Ir y ver.

Dejá de estarte quieta, dejá de estar esperando que te llamen, estoy esperando que me llamen para ese trabajo que me ofrecieron hace cinco meses pero no me llamaron, anda vos al lugar, llamá vos, movete vos, no, es que a mi me dijeron que me van a dar un préstamo, pero el banco no me llamó, anda vos y preguntá que pasa con tu préstamo.

Tenés que ir y ver el milagro que Dios va a hacer, pero no podés quedarte y esperar el milagro, tenés que moverte y ver el milagro que Dios va a hacer en tu vida, gloria a Dios.

Y eso es lo que te mantiene ágil, vas a ver cómo vas a dejar de preocuparte por la vejez, vas a estar tan ocupada en ir, en ir, en ir, y vas a ver el milagro que eso te va a mantener ágil, lo que te mantiene ágil es ir, no es la crema antiarrugas, no es la cirugía, hacetela si querés, hacetela, podés hacerla porque la crema y la cirugía lo que hacen es ponerte un lindo envoltorio y un precioso moño al gran sueño que hay dentro de tu corazón.

Todo lo que quieras hacer, hacetelo, no hay ningún problema pero primero buscá que tu espíritu este ágil para ir a conquistar lo que es tu territorio, gloria a Dios.

La primera vez que una editorial me sacó un libro, cuando tengo que ir a firmar el contrato para el libro, voy con Bernardo, porque él también tenía que firmar un contrato para su libro, vamos los dos a la editorial, cuando llegamos nos sentamos y nos dan los contratos pero la lapicera para firmar el contrato se la dan a Bernardo, no había lapicera para mí, para que yo firmara mi contrato, y yo dije que bárbaro y primero me quejé y después dije, tengo que ver lo que estoy haciendo, firmando mi primer contrato de un libro y seguí adelante, pataleé, claro que sí, me quejé, dije:

¿Cómo puede ser?

Que vergüenza así atienden a las mujeres, primero a los hombres, para la mujer no había una lapicera, y todo lo que las mujeres decimos para reivindicar nuestra situación, y después me di cuenta que si yo seguía haciendo eso no iba a poder tener éxito, seguí perseverando.

La primera vez que voy a presentar un libro en la feria del libro llenamos dos salas, íbamos a hacer una tercera, porque quedó gente afuera y no podíamos, porque venía la presentación de otro libro, cuando la editora que me editó el libro me presentó, me dijo, la coautora del libro, porque no pudo decirme la autora del libro, como diciendo, ella:

¿Que puede escribir?

Le debe haber ayudado el marido, yo me indigné mucho porque en ese momento no supe defender mi terreno, tendrías que haberle dicho, somos coautora pero esto me lo escribí sola.

Era una mujer, la primera era una mujer, la segunda era una mujer, no un hombre que estaban ninguneando, eran dos mujeres y yo me enojé mucho, pero yo quiero decirte que aunque me enojé y lloré seguí adelante y hoy tengo diez libros, de los cuales cinco me lo han sacado editoriales, me digan lo que me digan, coautora, no autora, lo siento no hay lapicera para vos, pero yo sigo adelante y he recibido miles de correos hablándome de como se han sanado a través de ese material y yo le doy la gloria a Dios.

Tenés que moverte, no te rindas, no esperes que el mundo te ponga alfombra roja, porque el mundo no lo va a hacer, el mundo no te va a poner alfombra roja y yo pensaba que la gente iba a decir pase señora, y me di cuenta que no era así, me di cuenta que si yo no perseveraba, si yo no resistía, yo perdía todo, pero la que tenía que defender el terreno era yo, no eran los demás, era yo, por eso resistí y cuando yo leo los correos y cuando la gente viene y me dice Alejandra este libro me cambió la vida, Alejandra este libro me transformó, Alejandra este libro arreglo mi pareja, este libro transformó mi vida en la familia, con mis hijos, yo digo gracias Señor, porque fui perseverante, hubiese perdido todo si hubiese renunciado, pero yo aprendí que no tengo que renunciar, nadie va a defender lo que es tu terreno, aprendé a defenderlo vos, gloria a Dios.

Esto lo aprendí porque ayer y anteayer estábamos con mi hija que tenia prueba de biología, y estaba estudiando el tema de:

Quienes eran los insectos que sobrevivían, y encontré esta definición que me encanto:

«Bajo la acción del insecticida, los insectos débiles mueren pronto, los fuertes resisten y vencen», y…

¿Cómo es que bajo la acción del mismo insecticida algunos mueren y otros resisten?

Porque se sobreponen a la fórmula venenosa que los debería matar, se tornan invulnerables y esa inmunidad es trasmitida a sus descendientes.

Eso es para darle la gloria a Dios, lo que conquistes vos, te va a hacer invulnerable y se lo vas a transmitir a tus hijos, vas a formar una generación de mujeres que no son presas, sino que son cazadoras de sus sueños. Resistí querida mujer, después de los cuarenta viene la mejor época de tu vida.

La vejez no es el fin de la vida, el fin de la vida es la muerte, pero no es la vejez, por eso tenés que vivirla, tenés que vivirla bien, hay cosas que no te gustan, arreglá lo que no te gusta pero primero empezá por ser ágil internamente, primero empezá por conquistar lo que dejaste de lado y pensabas que alguien en la vida te lo iba a proveer, el estado me lo va a proveer, la asistencia social me lo va a proveer, mi ex-marido me lo va a dar, la gente de la iglesia me lo va a dar, no, lo que yo quiero lo voy a ir a cazar, en el nombre del Señor saldré y veré el milagro que Dios hará en mi, gloria a Dios.

¿Cuántas conquistadoras, cazadoras?

Sácale el jugo a cada etapa de tu vida, ¿tenés cuarenta?, sácale jugo, ¿cincuenta? también sesenta, setenta, ochenta, noventa, también, cien, hasta donde dé el cuero, sacale el jugo pero sé ágil por dentro.

Dios le dijo a Abraham:

«Alza tus ojos y mira».

¿Cómo es tu actitud cuando alzás tus ojos?

Alzá tus ojos y mirá, tres veces alzá tus ojos y mirá.

Saben no es la espalda la que se tiene que enderezar, es tu mirada, a veces queremos empezar por la espalda cuando lo que tenemos que enderezar es la mirada, la mirada.

¿Qué estás mirando?

¿De qué te estás preocupando?

De esa arruga, de más, de menos, de lo que se cae, de las rodillas que ya no están como antes, estás mirando eso, o primero estás mirando que estés ágil por dentro, porque si vos estas ágil por dentro, vas a levantar tu mirada, y cuando levantes tu mirada todo el cuerpo se va a tener que enderezar sí o sí, todo tu cuerpo se va a poner en orden, todo aquello que no te gusta Dios lo va a embellecer, porque Dios se va a encargar de hacernos una cirugía.

Dios nos va a hacer el mejor lifting,.

Dios desde que lo conocemos al Señor Jesús él nos mete en una sala de operaciones y fíjense lo que hace:

Nos cambia el corazón de piedra por un corazón de carne, te hizo una operación.

Te extirpa los miedos.

Hace cirugía mental, te cambia los pensamientos negativos y te pone la mente de Cristo.

Dios te hace una gran cirugía.

Te levanta los parpados para que puedas mirar para arriba.

Te implanta músculos porque dice que te da las fuerzas del cielo.

Te trasplanta los pies para que tengas pies de cierva y camines en las alturas.

Te da ojos de águila para que puedas mirar tu sueño y puedas mirar lo que vas a dejar, aún cuando no estés, santo.

Estamos siendo operadas por el Señor, él ha hecho una cirugía.

Te cuento una más para que veas que todo lo que yo te hablo no es teoría, y para que veas lo que el Señor me ha enseñado a mí, porque yo esperaba de los demás, esperaba que los demás dijeran:

Pase señora, que bueno esto, que bárbaro, y me di cuenta que no era así.

Hace años fuimos a predicar a una iglesia en otro país, y tenía que predicar Bernardo, habíamos vuelto de almorzar y después tenía que dar yo un taller, y me dice Bernardo:

Por que no te adelantás vos, y das primero vos, y yo doy después.

No tengo ningún problema.

Me presento, estaba la gente y estaba la pastora, una mujer, para que veas que la discriminación no viene del hombre, una mujer y ella se me acerca y me dice:

¿Y Bernardo?

Le digo, no, yo voy a dar primero y él da después, me mira de arriba a abajo y me dice bueno pase, ustedes saben lo que es enfrentarse a la gente después que te digan así, me dijo:

Bueno pase, si no queda otra, prediqué con un fuego como nunca antes, terminamos y dijeron, nunca vi a una mujer predicar de esa manera.

Sabés, tenés que resistir, resistir, resistir, porque está en juego tu sueño y tu territorio y tenés que ser una cazadora.

¿Cuál es el mar que se tienen que abrir en estos días para tu vida?

¿Cuál es ese mar?

¿Qué estás esperando?

Tu bendición va a venir cuando vayas y veas, cuando alces tus ojos y veas pero tenés que ir, tenés que arremangarte, no para ir a lavar la ropa, arremangate para ir a conquistar lo que te corresponde, lo que querés, dejá de seguir esperando, porque ya no sos una presa del sistema, sos una cazadora, por algo viviste todo lo que viviste en tu vida, para ir a buscar tus sueños, hay algo que está esperando ser conquistado y no vas a ver el milagro hasta que vayas y veas la salvación de Dios.

El mar se va a abrir mujeres.

Vas a ver lo que Dios va a hacer, Dios va a terminarlo.

Hay algo que te está esperando para que vayas y veas, para que alces tus ojos.

No es tu espalda el problema, no es tu cintura, ni tu cadera, el problema no son tus huesos, el problema, tu problema es tu mirada, miraste a la mano de alguien que te pudiera dar algo, que te hiciera feliz, que te dieran en la vida lo que estabas necesitando y te sentís frustrada porque ya no tenés fuerzas y decís:

Quien me lo va a dar ahora, voy a estar sola, peor, y Dios te dice no, no es nada de esto lo que te estás quejando, es que no tenés ágil el espíritu para ir en búsqueda de lo que vos querés, si te lo di a vos es para que lo conquistes vos, no el de al lado tuyo, te lo prometí a vos, es para que vayas vos a conquistarlo.

Dice que cuando llegaron al lugar el ejercito se movió, y el rey puso adelante adoradores y cuando adoraron, los enemigos se mataron entre si, Dios puso emboscadas y dice que ellos que estaban en el terreno de la pelea porque se habían movido, llegaron y vieron, y vieron cadáveres.

Esos que hoy no te quieren dar nada, van a terminar siendo cadáveres, o sea, no te pueden molestar en lo mas mínimo porque no tienen la vida de Dios, y ahí van a estar y dice que entraron, y cuando entraron, fíjense este pasaje, dice: entraron para apoderarse del botín y entre los cadáveres encontraron muchas riquezas, vestidos, y joyas preciosas, cada uno se apoderó de todo lo que quiso, cada uno se apoderó de todo lo que quiso hasta más no poder, era tanto el botín que tardaron tres días en recogerlo.

¿Cuántas van a recoger riquezas de parte de Dios’?

Decí yo acá estoy, una cazadora de Dios.

Me llegó una invitación para ir a México, y es de una empresa que va a hacer en el mes de septiembre, un congreso para todas las secretarias del país, y a mi secretaria le pregunto ¿cómo es que me conocen?

Del programa de Utilísima, la vi a esa mujer vestida de mujer araña y me encantó, me impactó como las mujeres la miraban y la seguían, y yo quiero que esa mujer este acá en México.

Yo quiero decirte que lo que Dios te dio, nadie te lo puede quitar, pero tenés que ir a conquistar tu territorio, porque de lo otro se encarga Dios, así que salí y ve lo que Dios va a hacer.

Quiero que tengas una visión y veas el territorio que tenés que conquistar, es tuyo.

¿Qué le estuviste pidiendo a los demás?

He visto a tantas mujeres que al primer problema renunciaron y habían hecho tanto trabajo, pero renunciaron al primer problema, y perdieron todo lo que hicieron por no ser resistentes, por no ser perseverantes, por defender cosas tontas en lugar de defender donde Dios las puso.

Mujer, no pierdas lo que Dios te dio, no abandones lo que es tu territorio, no abandones lo que Dios dijo que es tuyo, andá y conquistalo y todo el tesoro va a ser para tu vida, todas las riquezas van a ser para tu vida, levantá tu mirada, quiero que veas ese lugar, ese territorio, ese terreno que es un territorio familiar, trabajo, económico, emocional, físico, ¿cuál es?

¿Qué es lo que perdiste por no estar ahí y por esperar de los demás?

Lo vas a conquistar con tu boca, vas a alzar tus ojos y con tu boca vas a determinar que vas a ir y vas a ver, vas a ir y vas a ver, vas a ir y vas a ver.

Vamos a hacer un acto profético, vas a ir afuera, eso va a implicar que te pusiste las pilas, y vas a ir a conquistar el terreno, porque la bendición de Dios ya la tenés, sos la hija del rey, no sos cualquiera y vas a ver que el milagro va a pasar, pero vos tenés que ir.

Alejandra Stamateas

 

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