Llegó el mes 12 – Diciembre lleno de Luz y de Amor – Tiempo de Adviento

Llegó  el mes 12

Diciembre lleno de Luz y de Amor

Tiempo de adviento

Mi cumpleaños y también del Papa Francisco.

SIGNIFICADO BIBLICO DEL NUMERO 12

El 12 es uno de los números presentes en la historia de la humanidad:

EL Doce (12):

Es el  Número  de  la Conquista.

De  la  Repartición.

Es el Número de la  Perfección.

En la  Biblia  representa:

EL PUEBLO DE DIOS.

12 Tribus,12 Espías,12 Apóstoles,12 Meses,12 Horas  del  Día,12 Horas  de la Noche,12 Signos Zodiacales.

Las 12 Puertas de la  Nueva  Jerusalém,12 Pilares,12 Ángeles…

EI Doce:

Es un número perfecto

Representa a la  consumación  del  Reino y la  Bendición de Dios  para su pueblo.

Significa también Dominio, Soberanía, Conquista y Abundancia.

Significado Bíblico del Número 12.

El doce ha estado ligado durante milenios a la medición del tiempo.

Tanto calendarios como relojes se organizan en base a esta cifra:

El año consta de 12 meses y el día de 24 horas.

El doce es el número más pequeño con seis divisores: 1, 2, 3, 4, 6 y 12.

Así, el número doce y sus múltiplos son los únicos que tienen a la vez exactamente mitad, tercio, cuarto, dos tercios y tres cuartos.

En la mitología y la religión, la importancia de esta cifra es notable.

Un total de 12 astronautas han caminado hasta ahora sobre la Luna.

Los primeros pisaron el satélite en 1969 y los últimos astronautas pusieron un pie en la superficie lunar en 1972.

Todos ellos formaron parte de alguna de las seis misiones Apolo de la NASA.

29 de noviembre  comienza el:

Tiempo de Adviento:

Esperar al que viene

Celebramos al Señor que viene.

La liturgia de la Iglesia da el nombre de Adviento a las cuatro semanas que preceden a la Navidad...

En el lenguaje cristiano se refiere a la venida de Jesucristo.

«Adviento» significa «que está viniendo»

Por lo tanto si alguien está viniendo la actitud es la esperanza, esperarlo.

Como una oportunidad para prepararnos en la esperanza y en el arrepentimiento para la llegada del Señor.

Si te avisan que alguien viene, y realmente hay cariño, se prepara la casa y el corazón para el que llega.

No sólo se disfruta cuando llega, sino que en el durante también se puede ir preparando esa alegría.

No hay que esperar la navidad para disfrutar sino que hay una gracia propia del Adviento.

Esperamos la venida de Dios

Él viene en 3 formas:

Vino en el nacimiento hace mas 2000 años cuando nació Jesús, viene a nuestras almas hoy y vendrá al final de los tiempos en forma gloriosa.

Como tiempo de espera el adviento, debería ser un tiempo de silencio para escuchar la voz en nuestro interior. 

Entra un instante en ti mismo, apartándote del tumulto de tus pensamientos.

Arroja lejos de ti las preocupaciones que te agobian y aparta de ti las inquietudes que te oprimen.

Búscate tiempo para Dios y descansa.

Habla con Dios

Dile con todas tus fuerzas:

“Quiero, oh Señor, buscar tu rostro” (salmo 27,8).

Señor mío y Dios mío, enseña a mi corazón dónde y cómo tengo que buscarte, dónde y cómo puedo encontrarte».

Para rezar en el adviento:

Aquí estoy, Señor, caminando en este Adviento, un Adviento más estremecido, asustado, aturdido y expectante, percibiendo cómo avivas en mi pobre corazón.

Las cenizas del deseo, cómo después de un toque de nostalgia, la memoria que se despereza y abre sus ojos al pasado deslumbrado por el agradecimiento.

Aquí estoy, Señor, caminando en este Adviento, desempolvando mi esperanza, consintiendo en este esperar, siempre mismo, siempre nuevo, consintiendo en este tener que esperar para vivir.

En este esperar como afirmación fundamental de mi vida, en este esperar que traduce la profunda y secreta necesidad de tender hacia lo que se me presente como inalcanzable  y, por ello, inesperable con mis propias fuerzas.

Aquí estoy, Señor, caminando en este Adviento,

Una vez más enfrentado a la paradoja de esperar lo inesperable, de tener que ejercer esta esperanza para existir, de hacerme consciente de que ser es esperar.

Aquí estoy, Señor, con la mirada del corazón clavada en este Adviento, con el anhelo encendido, con el deseo ardiendo, luchando contra mis miedos y esperanzas para que el fuego de la esperanza se abra e ilumine el primer paso.

Aquí estoy, Señor, intentando limpiar la niebla de mis ojos, rogándote que enjugues Tú mis lágrimas y que tu luz alce mi cabeza y oriente mi mirada hacia el lugar de la promesa.

Aquí estoy, Señor, aguardando lo que no veo, lo que no siempre quiero, lo que desconozco, lo que, sin embrago…

¡Qué ironía!

Es mi mayor certeza.

¿Cómo aguardar amor y desvergüenza?

¿Cómo negar la espera al Dios de mi esperanza?

Aquí estoy, Señor, caminando en este Adviento, estremecido, asustado, expectante, enamorado y sintiendo Tu llamado como la cosa más cierta, más real, como la única verdad de mi espera.

No te canses de llamar, Señor, no te canses de llegar, no te canses de venir, Señor, que aquí estoy caminando, Señor, a Tu encuentro en este Adviento.

Tiempo de Adviento:

Como una oportunidad para prepararnos en la esperanza y en el arrepentimiento para la llegada del Señor.

El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa penitencia.

El tiempo de Adviento es un período privilegiado para los cristianos

Nos invita a recordar el pasado…

Nos impulsa a vivir el presente y a preparar el futuro.

Esta es su triple finalidad:

Recordar el pasado:

Celebrar y contemplar el nacimiento de Jesús en Belén.

El Señor ya vino y nació en Belén.

Esta fue su venida en la carne, lleno de humildad y pobreza.

Vino como uno de nosotros, hombre entre los hombres.

Esta fue su primera venida.

Vivir el presente:

Se trata de vivir en el presente de nuestra vida diaria:

La «presencia de Jesucristo» en nosotros y, por nosotros, en el mundo.

Vivir siempre vigilantes, caminando por los caminos del Señor, en la justicia y en el amor.

Preparar el futuro:

Se trata de prepararnos para la Parusía o segunda venida de Jesucristo en la:

«Majestad de su gloria».

Entonces vendrá como Señor y como Juez de todas las naciones.

Premiará con el Cielo a los que han creido en Él.

Vivido como hijos fieles del Padre y hermanos buenos de los demás.

Esperamos su venida gloriosa que nos traerá la salvación y la vida eterna sin sufrimientos.

En el Evangelio, varias veces nos habla Jesucristo de la Parusía y nos dice que nadie sabe el día ni la hora en la que sucederá.

Por esta razón, la Iglesia nos invita en el Adviento a prepararnos para este momento a través de la revisión y la proyección:

Revisión:

Aprovechando este tiempo para pensar en qué tan buenos hemos sido hasta ahora y lo que vamos a hacer para ser mejores que antes.

Es importante saber hacer un alto en la vida para reflexionar acerca de nuestra vida espiritual y nuestra relación con Dios y con el prójimo.

Todos los días podemos y debemos ser mejores.

Proyección:

En Adviento debemos hacer un plan para que no sólo seamos buenos en Adviento sino siempre.

Analizar qué es lo que más trabajo nos cuesta y hacer propósitos para evitar caer de nuevo en lo mismo.

Algunas ideas para vivir el Adviento:

La Corona de Adviento

Algo que no debes olvidar

El adviento comprende las cuatro semanas antes de la Navidad.

El adviento es tiempo de preparación, esperanza y arrepentimiento de nuestros pecados para la llegada del Señor.

En el adviento nos preparamos para la navidad y la segunda venida de Cristo al mundo, cuando volverá como Rey de todo el Universo.

Es un tiempo en el que podemos revisar cómo ha sido nuestra vida espiritual.

Nuestra vida en relación con Dios y convertirnos de nuevo.

Es un tiempo en el que podemos hacer un plan de vida para mejorar como personas.

Cuida tu fe:

Esta es una época del año en la que vamos a estar “bombardeados” por la publicidad para comprar todo tipo de cosas.

Vamos a estar invitados a muchas fiestas.

Todo esto puede llegar a hacer que nos olvidemos del verdadero sentido del Adviento.

Esforcémonos por vivir este tiempo litúrgico con profundidad, con el sentido cristiano.

De esta forma viviremos la Navidad del Señor ocupados del Señor de la Navidad.

En este Domingo de Adviento, el color que se usa en la Santa Misa cambia:

De morado a rosa.

¿Por qué?

Recordemos que Adviento es tiempo de penitencia, porque la penitencia sirve para purificar el corazón.

Es muy necesario para poder recibir al Niño Dios en Navidad.

Pero resulta que la Iglesia hoy nos dice que, en vez del color morado, que significa penitencia, hay que usar el color rosado, que significa alegría.

El motivo del cambio es que la Iglesia se alegra por lo que dice Juan el Bautista en el Evangelio:

“Cuando venga el Mesías, el Salvador, es el Niño Dios.

Él los va a bautizar con fuego y Espíritu Santo”.

Esto que dice el Bautista, es lo que nos causa gran alegría:

¡El Niño de Belén, para Navidad, nos va a traer al Espíritu Santo!

Entonces, en este Domingo, la Iglesia, escuchando lo que dice Juan el Bautista, nos dice a nosotros:

“El Niño Dios está ya muy cerca…

¡Haz una pausa en la penitencia, y alégrate por su llegada.

El Niño Dios vendrá para regalarte su Espíritu, que es fuego de Amor!”.

El motivo para alegrarnos es que cuando llegue el Niño Dios.

Él nos va a regalar su Espíritu, que es el Espíritu de Dios, un Espíritu que Amor Puro, más puro que el cielo azul en un día de sol.

Y esto nos hace pensar:

Si el Niño Dios me trae un regalo para Navidad, que es su Espíritu de Amor, entonces yo tengo que ofrecerle también un regalo, que es el pobre amor de mi pobre corazón.

El Espíritu que nos trae el Niño Dios, es un regalo que Él nos hace de parte de Dios Padre.

Es como si fuera un fuego, y por eso en la Biblia al Espíritu de Dios se llama “fuego”, y los pocos que lo han visto, lo han visto como fuego, aunque también algunos, como Juan el Bautista, lo vieron como paloma.

Bueno, la cosa es que este Niño Dios nos va a traer su Espíritu, que es fuego, pero es un fuego que se parece en algo al que conocemos, y en otras cosas no se parece tanto.

¿Cómo es este fuego que nos trae el Niño Dios?

Para saber cómo es este fuego del Niño Dios, vamos a compararlo con el fuego de la tierra.

El fuego de la tierra, cuando se acerca a la hierba seca, la quema y la consume.

Cuando se acerca a la madera, la convierte, primero en brasa, y luego en cenizas.

Cuando se acerca al hierro, éste primero es negro, duro y frío, y el fuego lo convierte en algo blanco, blando y caliente, es decir, el fuego lo que hace es, a todo lo que se le acerca a él, lo convierte en algo parecido a él:

Una hierba con llamas de fuego, una brasa encendida, un hierro “al rojo vivo”, que quiere decir que tiene fuego dentro de él, y eso es lo que hace que el hierro cambie de color, se vuelva más blando y adquiera luz y calor.

Así es la forma de actuar del fuego de la tierra.

¿Cómo actúa el Espíritu Santo, ese fuego que nos trae el Niño de Belén?

Lo primero que hay que ver es que el Espíritu Santo no actúa sobre la hierba, la madera o el hierro, sino sobre el corazón humano, y lo transforma:

Así como el fuego de la tierra incendia el pasto seco, así el Espíritu del Niño Dios, incendia el corazón del hombre en el Amor de Dios.

Así como el fuego de la tierra hace arder la madera, convirtiéndola en brasa, así el Espíritu del Niño de Belén convierte al corazón en una brasa que arde en el Amor a Dios.

Así como el fuego, entrando dentro del hierro, lo convierte a éste, que es negro, duro, oscuro y frío, en algo nuevo, porque es blanco, blando y caliente, además de ser capaz de dar luz.

Así el Espíritu Santo convierte al corazón, que está endurecido y frío por la falta de amor, y que es oscuro porque le falta la luz de Dios, en un corazón igual al Corazón de Jesús:

Envuelto en las llamas del Amor de Dios, lleno de Amor divino, y resplandeciente, porque ilumina a todos con la luz misma del fuego del Espíritu Santo.

Todo esto hace el fuego de Dios, el que nos viene a traer el Niño de Belén.

¿Cómo podemos conseguir ese fuego?

Acercándonos al Pesebre para adorar al Niño Dios:

Quien se acerca al Pesebre, para adorar al Niño de Belén, recibe de Él su Espíritu Santo.

Espíritu que hace arder al corazón en el Amor de Dios.

Este es el motivo del color rosa en este día.

El motivo de tanta alegría para la Iglesia y para todos nosotros, que amamos al Niño Dios!

TIEMPO DE ADVIENTO:

UNA NUEVA OPORTUNIDAD PARA DEJAR NACER A DIOS EN NUESTRO CORAZÓN

Adviento:

Es un período para abrir los ojos, volver a centrarse, prestar atención, tomar conciencia de la presencia de Dios en el mundo y en nuestras vidas.

¡Alégrense porque el Señor está cerca!

Adviento!

Tiempo para preparar el corazón.

¡Dime qué esperas y te diré quién eres!

 Adviento:

Nos recuerda que tenemos que estar listos para encontrar al Señor en todo momento de nuestra vida.

Como un despertador despierta a su propietario…

Adviento :

Despierta a los cristianos que corren el riesgo de dormirse en la vida diaria.

La corona de Adviento:

Los cristianos, para prepararnos a la venida de nuestra LUZ y VIDA, la Natividad del Señor, preparamos una :

«Corona de adviento» como medio para esperar a Cristo y rogarle infunda en nuestras almas su luz.

Primera Semana:

LA LUZ DE LA MIRADA

Encenderemos la primera vela, la luz de la Mirada. Jesús, queremos pedirte que nos enseñes a mirar como tú lo haces…. mirar a la realidad, a nuestros compañeros, a nuestra familia, a la naturaleza…

Queremos en este tiempo de preparación a la Navidad, aprender a mirar como Tú…

Sobre todo que a lo largo de este semana nos ayudes a cuidar esta actitud….

Para ser capaces de mirar con cariño, con ternura, con agradecimiento.

Descubriendo en todas las personas todo lo bueno que ellas tienen.

La luz de las velas simboliza la luz de Cristo que desde pequeños buscamos y que nos permite ver, tanto el mundo como nuestro interior.

Cuatro domingos antes de la Navidad se prende la primera vela.

Cada domingo se enciende una vela más.

El hecho de irlas prendiendo poco a poco nos recuerda como conforme se acerca la luz las tinieblas se van disipando.

De la misma forma que conforme se acerca la llegada de Jesucristo que es luz para nuestra vida se debe ir esfumando el reinado del pecado sobre la tierra.

La luz de la vela blanca o del cirio que se enciende durante la Noche Buena nos recuerda que Cristo es la Luz del mundo.

El brillo de la luz de esa vela blanca en Navidad nos recuerda como en la plenitud de los tiempos se cumple el «Advenimiento del Señor».

Hay diferentes modelos de Corona de Adviento.

Lo más importante es su significado.

El círculo de follaje verde, recuerda la eternidad de Dios y nos hace pensar en los miles de años de espera del Mesías, desde Adán hasta su nacimiento y, en la actual espera de la segunda venida de Cristo.

El color verde significa la esperanza de la vida.

Las cuatro velas que se colocan alrededor, significan la luz que disipan las tinieblas del pecado.

Pueden ser tres de color morado, que hablan del deseo de conversión.

Una rosa que habla de la alegría vivida con María, por la inminente llegada de Jesús.

Como también pueden ser una de color morado que significa el tiempo de vigilia y deseo de conversión.

Una de color verde significando la esperanza de la llegada del Salvador.

Una de color rosa que habla de la alegría por la inminente llegada de Jesús.

Una de color blanca significando la paz que el Niño Jesús nos trae.

Fuente de Investigación.

TIEMPO DE ADVIENTO:

Mi cumpleaños y también del Papa Francisco.

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