Estar Conectado no es lo mismo que estar Comunicado – Pilar Sordo

Estar conectado no es lo mismo que estar comunicado”

Jóvenes

También adultos..

Con audífonos transitando por la ciudad y también fuera de ella, es parte habitual del paisaje del mundo moderno.

Son quienes andan “cableados”, como los llama la psicóloga Pilar Sordo, quien conversó con Apóstol en Familia sobre éste y otros fenómenos tecnológicos que nos invaden.

Según la autora de:

“¡Viva la Diferencia!”

y

“Bienvenido Dolor”

Entre otros libros, hay un cambio en la manera como la gente se mueve.

Poder caminar y a la vez escuchar música es una nueva forma de tránsito, que no sé si es buena o mala.

Sin embargo, las personas que están cableadas, evidentemente pierden conexión con lo externo y por lo tanto, dejan de observar.

Van como anestesiadas por la vida.

Tampoco lo que escuchan les produce distintas emociones.

Están como en una planicie permanente.

Conversando con un joven que iba cableado, le consulté si lograba identificar la letra de lo que oía.

Me respondió que no.

’¿Qué es lo que escuchas entonces?’, le pregunté.

’Música’, me dijo.

Pero no diferenciaba tonos que le generaran una emoción, como cuando por ejemplo, oigo un bolero y me da pena o me trae recuerdos.

Se trata de tener un ruido interno, que de alguna manera, te  aisle del espacio externo.

Y en ocasiones conectarte con lo que estás oyendo, pero sólo a ratos.

Es un acto automático.

No es que se aislen por un proceso de introspección”.

Pilar hace un llamado a estar alerta de cuánta desvinculación del mundo externo e interno me produce ese cableado.

“Hay un riesgo de desconexión y de no observar.

Es como un estado de suspensión de conciencia, como andar en paralelo frente a la realidad”.

A todo lo anterior hay que agregarle el peligro de accidentes por no escuchar el entorno.

Además de la amenaza para la salud auditiva al estar largas horas del día con audífonos y a un volumen generalmente alto.

RIESGOS DE LA DESCONEXIÓN

Al estar aislado del mundo a través del uso constante de audífonos, se entra en:

“Una especie de burbuja solitaria que es bien dramática”, sostiene la psicóloga.

A esta inconexión auditiva, ahora se agrega la visual, al estar las personas enfrascadas en sus smartphones o teléfonos inteligentes.

Lo que finalmente se traduce en una desconexión emocional.

“Quienes se desvinculan de la naturaleza y del entorno, tienen menos posibilidades de sentir y de conectarse con las emociones.

En algún momento eso puede traspasarse también a la relación con los demás”, agrega.

Según Pilar, hay que considerar que los jóvenes cableados “son los mismos que todo lo escriben y no hablan.

Es una generación que todo lo transmite a través de plataformas escritas como Facebook, WhatsApp, mensajes de texto o mail y además mal escritas.

Una amiga me llamó muy alarmada para decirme que, hasta el año pasado, sus amistades la llamaban para su cumpleaños, pero este año, le mandaron muchas tortas, aplausos y caritas contentas porWhatsApp.

Esta es una nueva forma de comunicación.

¡Pero no puede remplazar la voz, el estar o el cariño real!

No es lógico y esto sucede en mujeres de mi edad, que como adultas, se supone tenemos algún criterio.

En el caso de los adolescentes, ocurre aún más porque como no tienen dinero, no llaman.

Entonces mandan el mensaje y dejan de hablar”.

A esto se agregan las conclusiones de un estudio que hizo la experta.

”Hay una disociación entre lo que los jóvenes dicen y cómo lo expresan.

Como frente a las máquinas no hay expresión corporal, escriben jajaja, pero no se ríen; o ponen carita triste, pero no la tienen; o dicen que están enamorados y mandan un corazón, pero sin sentirse así.

Es decir, no hay una expresión corporal de la emoción, sino que se representa con el icono a través de internet.

Esto es casi sicótico porque hay una gran disociación entre lo que siento y lo que expreso”, señala.

¿POR QUÉ ATRAE EL RUIDO?

Según Pilar Sordo la gente busca el ruido porque este te evade y te impide conectarte.

Al no hacerlo, no te preguntas y si no te cuestionas, no tienes que tomar decisiones.

El ruido te saca de los conflictos, de los márgenes de dolor, del análisis.

Sobre todo, escapar del silencio te hace salirte de las interrogantes.

Cada día nos preguntamos menos, que es el gran mal social.

Funcionamos como en un circuito automático”.

El riesgo de no preguntarse es la pérdida del ejercicio de la libertad.

”Por ejemplo, al sistema económico imperante le conviene que funcionemos en forma automática porque así consumimos más.

Estamos como en “play” y qué mejor que el ruido para seguir así, porque si me quedo en silencio, naturalmente me empezaré a preguntar cosas”, agrega.

Cuando la persona sólo funciona sin cuestionarse, su pensamiento se asocia sólo a lo que hace.

”Me encantaría que los papas entrenáramos a nuestros hijos a preguntarse más, pero para eso tienen que ver que nosotros lo hacemos”, dice.

Así como hoy se elude el dolor, se evita también el silencio.

Pilar es una convencida de que:

“La evasión del silencio genera enfermedad.

Porque te impide el contacto contigo.

«El ruido te desconecta de ti, te aleja de lo que te pasa”.

Tanto le ha interesado este tema, que actualmente la psicóloga está haciendo un estudio en diferentes partes de Latino-américa sobre el silencio.

El reflejo de la desconexión a la que ha llegado el ser humano ya se puede apreciar en los resultados preliminares de este estudio:

El 90% de las personas, lo primero que hace en la mañana al despertar, es prender un aparato.

Según la experta:

“Hay falta de conciencia ciudadana frente a lo sanador que es el silencio, lo que es muy peligroso”.

Éste permite una reflexión que el ruido no da.

Posibilita un conocimiento de sí mismo y del otro.

Los jóvenes generalmente “se conocen en lugares de mucho ruido, donde ni siquiera pueden hablar y después esa relación se traspasa a una plataforma tecnológica donde se teclea y no se conversa.

Ahí tiene que haber un deterioro en la posibilidad de profundizar en el conocimiento del otro”, expresa Pilar.

El silencio en el caso de las personas creyentes, también es muy importante porque lleva a la oración y al encuentro con Dios.

Como dice San Agustín:

“Tú estabas más dentro de mí que lo más íntimo de mí, y más alto que lo supremo de mi ser” (Confesiones, 111,6, 11).

REGULAR LA TECNOLOGÍA

“Tenemos que entender que la tecnología es una herramienta y que la tengo que regular en beneficio mío.

Es maravillosa, pero no puede remplazar lo real”, señala la psicóloga.

Esta reglamentación en el caso de los hijos, tiene que venir por parte de los padres.

Pero para esto ellos tienen que dar testimonio.

”No puedo dar un discurso si yo estoy todo el día en las pantallas”.

Y en el caso de los adultos, la regulación tiene que venir desde su voluntad.

“La búsqueda del equilibrio y la fuerza de voluntad son la única salida a esta situación, que de lo contrario, nos terminará consumiendo a todos.

Es fácil caer en este sistema que te entrega información todo el tiempo y estar permanentemente conectado.

Sin embargo esto no es lo mismo que estar comunicado”, dice.

Pilar cuenta que ella hace el ejercicio de apagar el celular cada cierto rato.

“Aunque te rete todo el mundo.

Hay una sanción social frente al tema.

Me dicen:

’Para qué tienes el teléfono si no lo contestas’ o ‘te he llamado tanto y no respondes’.( a mi mi dicen lo mismo!)

Lo único que nos puede sacar de este circuito vicioso es aplicar la voluntad.

Tiene que ser un ejercicio diario, una pelea constante porque mientras más cómodo se hace este aparato, peor.

Soy una convencida de que el exceso de confort es el peor enemigo del alma.

Siempre en la vida tiene que haber un grado de incomodidad o sino estamos mal”, concluye.

Por: pilarsordo On Line

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