Júzgame si puedes – Tú y Yo somos Jueces – Video Padre Ignacio Peries

juzgame

¡Júzgame… si puedes!,

Tú y yo somos jueces

Nos pasamos la mayor parte del día decidiendo acerca de las personas que nos encontramos:

Su aspecto, su manera de comportarse, de expresarse…

Incluso nos atrevemos a juzgar su ideología y opiniones.

En cada juicio que haces sobre otra persona hay un juicio escondido sobre ti mism@.

Continuamente juzgas bueno o malo el comportamiento del otro.

Juzgas acertada o equivocada su manera de pensar…

Cuando lo que realmente sucede es que ambas posturas son igualmente ciertas…o igualmente falsas.

Mientras pienses que estás en posesión de la verdad y que tú tienes la razón, estarás creando separación, desigualdad y estarás sentando las bases para que el sufrimiento se instale en tu vida…

Tal vez también en la de quien te escuche.

La única verdad es que tanto tu manera de ver la realidad como la de la persona a quien estás poniendo en tela de juicio son igualmente acertadas o igualmente erradas.

Ambos estáis viendo el mismo toro sólo que mientras uno lo ve desde el frente, agresivo, con cuernos y mirada desafiante.

Otro lo ve desde detrás, lento, pesado y torpe.

No puede el que lo ve de frente ni imaginar que sea tan torpe y pesado como le dice el que lo está viendo desde la retaguardia.

Lo está viendo de frente como una amenaza para su vida, con su mirada fija y sus cuernos aguzados.

NO, no puede aceptar que le digan que parece un animal pesado, de movimientos torpes debido a su voluminosidad y su peso.

Igualmente no acepta el que lo ve desde un ángulo retrospectivo que sea un animal peligroso, pues lo que ve de él son sus anchos traseros, sus formas redondeadas y su cola espantando las moscas.

Tiene (aparentemente) todos los datos que necesita para decir que es un animal tranquilo y manso.

Sólo en el transcurso de los acontecimientos se comprobará si uno u otro tenía razón…o si ambos la tenían (o ninguno).

De igual manera cuando opinas algo acerca de una persona o acontecimiento te crees que tus razonamientos y tu lógica de pensamiento son tan universales y plenamente correctas que para todo el mundo ha de ser evidente que lo que dices es tan cierto y meridiano como el sol.

¡Está tan claro!…

Y sin embargo resulta ser que hay un sin fin de variables que descubres cuando te paras a analizar la cuestión bajo otros puntos de vista o conociendo la Historia personal de esa persona o situación.

Tal vez el toro que era tan fiero…ya no lo es.

O el manso animal resulta ser realmente un peligro para tu existencia.

A veces incluso sucede que empatizamos con esa persona a la que antes criticábamos, pues hemos conocido la esencia que escondía en su interior o sus motivaciones y objetivos a la hora de comportarse de aquella manera que nos resultaba errada antes.

Y resulta que…hasta nos parece lógico que actúe así.

Esto solamente sucede si, cuando nos sobreviene nuestro habitual afán de juez, somos capaces de mirar con ojos nuevos a la persona o a la “realidad” que tenemos delante.

A eso nos referimos cuando decimos aquello de :

“Mirar con ojos de niño”

o

“Ver la vida con ojos nuevos”.

Se trata de no juzgar a la primera de cambio.

Se trata de que, si queremos de verdad hacernos una idea acerca de lo que sucede ahí afuera de nosotros mismos, hemos de “mojarnos”, hemos de investigar, pararnos, preguntar, indagar acerca de la Historia, de los porqués, de las motivaciones ocultas y los objetivos implícitos de una persona o de una situación.

Sólo entonces tendremos herramientas con algo más de peso para emitir nuestra opinión.

Aunque teniendo en cuenta que no es más que una opinión personal, fruto de la reflexión de una cabeza pensante ajena a la situación o persona evaluada, con lo cual, todo el peso del sentir de esa persona no está siendo tenido en cuenta a la hora de expresar nuestra opinión.

De hecho, lo que normalmente suele suceder es que las pocas veces que nos tomamos la molestia de hacer un análisis a fondo acerca de una persona o de las circunstancias que han dado lugar a una situación determinada…

Cuanto más ahondamos en las raíces de la persona o realidad…menos interés nos queda de pronunciarnos acerca de ella, puesto que vamos comprendiendo y poniéndonos en su piel.

Y comprobamos que tal vez si hubiese sido a ti o a mí a quienes les hubieran sucedido esas situaciones previas, esa educación o si nos movieran esas mismas motivaciones q ue descubrimos en nuestro análisis…

Con toda seguridad nuestra reacción hubiese sido igual, similar o cuando menos igualmente dispar como la que estamos observando en la realidad presente.

Si es que en definitiva sólo puede juzgarte quien realmente te conoce desde dentro…

¡Y precisamente por ese motivo nadie te juzga!

Fuente:

IVÄN
Terapeuta de Reiki

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