Vivir una vida regular y disciplinada es la Misión del Alma – Cómo transitar el Camino Espiritual

Puede plantearse la pregunta:

¿Por qué algunos nacen en la felicidad y otros en la desdicha?

No han hecho ni el bien ni el mal como para ser tratados con tanta iniquidad.

Cierto, no han hecho nada en esta vida, simplemente han nacido.

Sin embargo, han hecho cosas buenas o malas en vidas anteriores.

Las consecuencias de lo hecho en la vida anterior deben ser experimentadas en esta vida.

Llegar a perfeccionarse es el destino ineludible de cada uno.

Cada ser viviente habrá de lograr finalmente la perfección.

Cada uno se encuentra, en el presente, en alguna etapa particular de su recorrido, como resultado de las actividades a que se dedicó durante vidas anteriores y de los sentimientos que albergó en el pasado.

El impulso por lograr la salvación y el poder para elevarse hacia la liberación no podrán extraerse de ningún libro.

Esta fuerza ha de provenir del individuo mismo.

El mismo erudito puede imaginar, mientras más aprende de libros y más libros, que también está progresando mucho en la senda espiritual.

Cuando examine los frutos de sus estudios, reconocerá que, aunque su intelecto se ha hecho más agudo y ha logrado más peso, no ha llegado a adquirir ni en lo más mínimo una mayor conciencia del Alma.

«Los individuos nacen en este mundo como resultado de lo bueno y lo malo que encerraran las diferentes acciones en que se comprometieran en sus vidas previas.

Aquel que se asocie a buenas acciones tendrá siempre a Dios consigo como fiel compañero».

Se pueden reconocer tres tipos entre aquellos que buscan hacer buenas acciones y caminan en el sendero de la realización del Yo:

1.-Aquellos que están demasiado asustados por las congojas, pérdidas y dificultades para empezar el esfuerzo.

Son del tipo más bajo.

2.- Aquellos que después de haber emprendido el viaje y caminado alguna distancia, están deprimidos y frustrados por los obstáculos y decepciones, y que por lo tanto, renuncian a mitad de camino.

Son del tipo mediano.

3.- Aquellos que se adhieren firmemente al sendero con calma y coraje, cualquiera sea la naturaleza del trabajo, por duro que sea el camino:

Naturalmente son del tipo más elevado.

Esta firmeza, esta fe y constancia, son las características del devoto.

Sean perseverantes en la disciplina espiritual y nunca titubeen una vez que hayan decidido realizarla.

Cuando el autobús está en movimiento, el polvo flota detrás de él como una nube.

Solamente cuando se detiene completamente, la nube de polvo envuelve la cara de los pasajeros.

De igual forma, mantengan su marcha, continúen perseverantemente dedicados al ejercicio espiritual.

Entonces la nube de polvo del mundo material no les ensuciará la cara.

Anónimo

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