El Cura Brochero y su Tiempo

UN EJEMPLO VITAL

El cura Brochero y su tiempo

Un libro del poeta y ensayista cordobés Jorge Torres Roggero plantea un ejercicio de hermenéutica sobre la vida y obra de José Gabriel Brochero.

Son variados los textos suscitados por la carismática y arrolladora personalidad de José Gabriel del Rosario Brochero.

Desde los concebidos por quienes redujeron su tarea misional al ámbito serrano sin reconocerle proyección nacional, a los que realzan sus condiciones de luchador contra la ignorancia y el abandono en la campaña cordobesa; desde quienes valoran sólo su condición de caudillo respetado y amado por el pueblo, a los se detienen en la marca evangélica subyacente en cada hecho protagonizado por este sacerdote empecinado en hacer realidad viva el credo ignaciano “para gloria de Dios y bien de los hombres”.

Con El cura Brochero y su tiempo, del poeta y ensayista cordobés Jorge Torres Roggero, la problemática brocheriana se enriquece y complejiza a través de la interacción de lo religioso con práctica política, reflexiones sobre el devenir del tiempo con planteos centrados en las tensiones entre pueblo y clase dominante.

Como explica el autor, no se trata de un trabajo biográfico ni de un texto histórico en el sentido lato del término, quizá pueda hablarse de un relato o en todo caso de un “desvalido ejercicio de hermenéutica” que por propia dinámica abre puertas a múltiples posibilidades interpretativas.

Desde esta perspectiva, adquiere sentido considerar a Brochero como fruto de una magnífica síntesis entre la impronta marcada por los ejercicios espirituales y el compromiso entrañablemente fraterno con los desprotegidos de siempre.

En última instancia, un hacedor de la modernidad que puso su fe religiosa, al servicio de las diferentes comunidades con las que trabajó.

En tren de hurgar en el vasto material histórico, sociológico y religioso que conforma esta obra, llama la atención el énfasis puesto por el autor en el rescate de un Brochero pletórico de dinamismo que no desdeña fatigar caminos, polemizar en diarios de la época o acudir a espacios de poder toda vez que fuese necesario (su titánica lucha a favor de la construcción de nuevas líneas ferroviarias es prueba elocuente).

En efecto, este “santo obrando desde el corazón de la historia” -como grafica Torres Roggero- lejos de clausurar sus actos en una religiosidad cultural, vacía y anestesiante, convirtió el ejercicio de su ministerio en hecho vivo dirigido a planificar y dar sentido a la existencia de las víctimas de los poderosos.

Supo asumir en todos sus alcances, la misión que le fue encomendada de ponerse del lado de aquellos que llevan la “marca del patrón: tuberculosis, analfabetismo, alcoholismo, trabajos de niños y mujeres”.

Un cura que no dudó embarrarse en los distintos ámbitos donde fue necesaria su presencia.

Entre ellos, el de la política en su cara genuinamente transformadora y por ende crítica no sólo frente al colonialismo físico, mental y espiritual predominante en su época, sino sobre todo recalcitrante antagonista de los poderes que se beneficiaban con la fragmentación de los sectores populares.

Respecto de estas últimas consideraciones, se torna difícil resistir la tentación de acudir a una de las ideas fuerza que circulan desde el comienzo por sus páginas.

Enemigo acérrimo del fariseísmo instalado en sectores bien definidos de la sociedad, Brochero grita cuando hay que gritar y fustiga cuando se debe fustigar.

No se cansa de buscar resquicios y urdir estratagemas para que los pobres puedan defenderse mejor o de advertir “que el hombre debe antes perder su honor, sus bienes o riquezas y su vida misma antes que perder a Dios, o sea su salvación”.

Queda plantearse de qué modo ubicar al “Brochero en presente:

¿Podemos releerlo para que comience a decirnos el mensaje profundo de sus gestos, sus afanes, sus renunciamientos y decires?”.

¿Seríamos capaces de escucharlo y sobre todo interpretarlo a la luz de este clima social tan reacio a influencias sustanciales en lo que refiere a aprendizaje de vida?

El “cura gaucho”, con su poncho de burda lana y celo misionero, seguirá hablándonos, gritándonos casi, que estar con el otro adquiere sentido pleno cuando se lo ayuda a liberarse de quienes se adueñan de sus bienes, su pensamiento y en última instancia, de su vida.

Fuente de investigación.

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